Las declaraciones del Delegado de Las Artes, Deporte y Turismo de Madrid Fernando Villalonga durante la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno rebotaron ayer en todas las agencias. Finalmente, después de casi dos semanas de que trascendiera la noticia de la imputación de Natalio Grueso por un presunto delito societario, Villalonga expresó su parecer sobre la situación legal de su director de Programación de Artes Escénicas. No le preocupa.
Sin entrar en muchos más detalles, Villalonga dijo no intranquilizarle la imputación del ex director del Centro Niemeyer, Natalio Grueso, y la enmarcó en la convulsa vida política asturiana, de la que ha dicho que es de todo "menos pacífica". "Le conozco desde hace mucho tiempo y conozco algo de la vida política asturiana, que es de todo menos pacífica", ha señalado Villalonga. Tras añadir que hay "causas y causas", el delegado ha aclarado que Grueso aún no ha recibido citación alguna para declarar.
No tendrá citación, según Villalonga, pero fechasí. Se espera que el próximo 13 de marzo Villalonga acuda a prestar declaración luego de que la Fundación del Niemeyer hubiese presentado ante el juzgado de Avilés documentación que avalaba una denuncia sobre tres presuntos delitos: falsedad de documento, delito societario y delito contra la Hacienda Pública. El juez ha llamado a declarar como imputados al exdirector de la Fundación Niemeyer, Natalio Grueso; a la que era su esposa cuando el actual director de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Madrid se encontraba al frente del centro avilesino, Judit Pereiro; y a un técnico de una conocida agencia de viajes, principal acreedora del Niemeyer, José María Vigil.
Natalio Grueso llegó al Ayuntamiento directamente desde el Centro Niemeyer no sólo para sustituir a Mario Gas frente al teatro Español, sino para hacerse caso de todo lo relativo a la programación dramática del consistorio. El fichaje costó a la administración 80.000 euros más las ayudas de vivienda que cobra Gruesp. En ese entonces, Ana González, estaba por asumir las riendas de la Fundación Niemeyer. A los meses, tras la declaración de una deuda de 1,6 millones de euros, se descubieron varios gastos, viajes y desembolsos de Natalio Grueso sin justificación.