Sin embargo, los espías y sus inefables novelas siempre han sido cosa del mundo anglosajón preferentemente. Algo en el francés. Pero en España, espías-espías a la nacional (con perdón), no me salen más que personajes de entrañables y disparatados cómics, otrora llamados tebeos. De hecho, uno de ellos da mote a los agentes del en el fondo desconocido, Centro Nacional de Inteligencia patrio, el CNI, que no es otro que el de anacletos.
Afortunadamente un libro editado magníficamente por Plaza y Valdés, pues se agradece el tamaño perfecto de volumen, el papel de calidad, y un tipo de letra verdaderamente agradable en la lectura, viene a paliar esa ausencia en nuestro panorama literario. Es una novedad que ha tenido una gran acogida en la pasada Feria del Libro madrileña, y que está teniendo reflejo en varias ciudades y eventos, sin faltar por supuesto su presencia en la Semana Negra de Gijón, apareciendo así en nuestras librerías una rara avis llamada Máximo secreto.
Secretos, en realidad, desvelados en sus 300 páginas, en las que nos hallaremos, como dice en su portada, con once relatos de espías y tres casos reales, y en donde podremos cambiar de un estilo a otro gracias a la interesante panoplia de autores, catorce obviamente, cuyas plumas nos harán ir de vuelta a la Guerra Fría o a la Cuba del 98. A encontrarnos metidos en plenos Balcanes en esa de Kosovo que no tan lejana se encuentra, o viajando en el AVE siendo probados por nuestro CNI para convertirnos en agente de campo. Incluso ir hasta el corazón de las tinieblas africano río arriba, o a un lugar aparentemente nada glamuroso (bueno, ¡y sin el aparentemente!) como son los parajes del Arroyo del Abroñigal.
Héroes poco convencionales
Y es que no vamos a encontrar héroes del espionaje al uso, aunque nos encontremos con malvados nazis, o entre guerras donde el heroísmo suele ser siempre anónimo. Pero sí a muchos cuyo perfil estará mucho más cerca de nosotros que de aquellos que ostentan discretamente (si ello fuera posible) el dígito doble cero con lo que ello implica. Hay muerte, muertos y angustia. No podía ser menos en los escenarios donde nos llevan. Que lo mismo vamos a Oriente, a esa Guerra de Iraq que parece que siempre nos perseguirá, que a Occidente cruzando el charco para meternos en el Chile de Pinochet.
Esta más que entretenida antología de relatos, donde uno sospecha que son más los relatos “verdaderos” de lo que nos dicen, ha estado coordinada por dos buenos conocedores del género: Fernando Martínez Láinez y José Luis Caballero. A Fernando le conocemos últimamente más en su labor por divulgar la Historia de nuestro momento imperial con la editorial Edaf, o por su más que merecido Premio Algaba por un estudio sobre los guerrilleros en la nuestra de Independencia. Sin embargo, su experiencia viajera y su labor como corresponsal en EFE le ha convertido en todo un experto en aspectos de política internacional. Cuenta con premios relacionados como el Rodolfo Walsh (por dos veces), otorgado por la mencionada Semana Negra de Gijón, habiendo trabajado la novela de espías desde su primera Carne de Trueque de 1977 hasta el simpatiquísimo estudio Los escritores espías, donde no sé si habrá mensaje oculto para con este grupo de autores que, curiosamente, han fundado también una asociación llamada Club 004.
José Luis es no menos experto, como podíamos deducir, en Relaciones Internacionales y en temas de Inteligencia, pues no es solo un novelista reconocido con varios títulos sobre espionaje (como su entretenida Las cartas de Antioquía o el sugerente El espía imperfecto), es que es ensayista y colaborador en revistas especializadas nacionales y foráneas, y colaborador en varias radios donde es requerido para departir sobre este siempre apasionante mundo de los servicios secretos. Ningún novato.
Autores destacados
Pero pocos los son, y siguiendo el riguroso orden alfabético en que está organizado el libro, vamos a poder leer a Miguel Agustí, autor de decenas de guiones para cómics y de relatos y (es una curiosidad que me resisto a no poner) creador de la palabra “Pitufos” en vez del impronunciable original “Schtroumpfs”… además de autor, por ejemplo, de Amante muerta no hace daño. También a León Arsenal, otro Premio Algaba con su más que interesante Los godos, pero con varios premios más en su coleto como el prestigioso Minotauro, siendo también todo un experto en Ciencia-ficción aparte de en Historia.
A Sergio Camarasa, un joven estudioso y apasionado de la Historia y de la política, que nos analizará aquello del Maine. O a Carlos Díaz Domínguez, que se estrenara en el ámbito del espionaje con su Los ascensores dormidos de La Habana y cuyos libros se reeditan de manera continuada. O a uno de los periodistas de referencia y fundadores de El País, Rafael Fraguas, cuyo conocimiento del tema le ha permitido entrevistar a espías tan señeros como Garbo o a Markus Misha Wolf, el célebre Karla de las novelas de Le Carré. Su Espías en la transición es ya un clásico.
Nos encontraremos nada menos que con un Premio Nacional de Literatura y ganador del Nadal, entre otros galardones, a Raúl Guerra Garrido, finalista del Planeta y ganador también del citado Rodolfo Walsh con Tantos inocentes. Tenemos a todo un experto historiador como Jesús Hernández, con casi una veintena de libros traducidos a diez idiomas. Nos toparemos con el chileno Bravo León, un antropólogo miembro de la Agencia Nacional de Inteligencia hasta 2011 con una auténtica experiencia de campo como agente en varias misiones por el mundo y cuyo nombre, obviamente, no es tal. A Antonio Manzanera, que aunque su docta expertise sea en materia económica y de la empresa, está siendo todo un éxito con sus novelas, entre las que se destaca El informe Müller.
Un elenco de lo más variado, ecléctico e interesante que nos puede hacer pasar unos apasionantes buenos ratos.
O el gran comunicador Fernando Rueda, al que podemos escuchar en La Rosa de los Vientos de Onda Cero, con su Materia reservada 2.0, siendo todo un experto en el tema, con obras sobre nuestros servicios de inteligencia que no han dejado indiferente ciertamente a nadie, como La Casa o Espías y traidores. Estará también Javier Sanmateo Isaac Peral, buen conocedor e investigador como no podía ser menos por su apellido, del arma submarina, y en donde ha llevado a cabo en sus obras una justa vindicación del verdadero creador del submarino. Y por último (que no por ello menos importante como suele decirse), Javier Santamarta del Pozo, un politólogo experto en Geopolítica y en temas de Defensa, y que dirigiera también secciones sobre Historia y Literatura en varias emisoras de radio, y al que tenemos el placer de tener como colega con sus escritos en Marabilias.
En resumen, un elenco de lo más variado, ecléctico y sobre todo, interesante, que pensamos nos pueden hacer pasar unos más que entretenidos y apasionantes buenos ratos, (yo los pasé y les prometo que no me llevo comisión), con esta antología de espías, por primera vez, en español y desde España para el mundo. Que no todo van a ser Mortadelos y Filemones. Espías a la española, sí. Pero de calidad.