Cultura

'El hombre más odiado de internet' que fardaba de lucrarse con desnudos anónimos

Un documental de Netflix recoge la historia de Hunter Moore y la página 'Is Anyone Up', una web en la que se subían fotografías íntimas sin consentimiento

Internet a comienzo de la década de 2010 era un Salvaje Oeste en el que los actuales trolls de Twitter quedarían como pequeños gamberrillos. La deshumanización y la falta de empatía más absoluta llegaron a la cota más alta con la página Is Anyone Up, un sitio web en el que se subían fotografías íntimas de personas sin su autorización enlazándolas con sus perfiles de redes sociales y que creó una tóxica legión de seguidores que acosaban a las víctimas.

El creador y dueño de la web, a veces conocido como el ‘rey del porno de venganza’ abrió la web en 2010 cuando tenía 24 años. Con una pose de macarra pasota, Hunter Moore se convirtió en un famoso que fardaba en redes sociales de la cantidad de sexo, dinero y drogas que consumía. Un niñato aupado por miles de seguidores que jaleaban sus salidas de tono en los programas y sus insultos a las víctimas hasta que su web fue cerrada y él acabó con su ego en una cárcel. 

La revista Rolling Stone definió a Hunter Moore en 2012 como el 'hombre más odiado de internet', apelativo que da título a una serie documental de Netflix de tres capítulos estrenada esta semana en España.

De los productores de 'El estafador de Tinder' y 'No te metas con los gatos’, la serie usa como hilo narrativo a Charlotte Laws, madre de una de las víctimas, que peleó y reunió pruebas contra la web hasta que la derribó. La pesadilla para las víctimas siempre empezaba del mismo modo, un día cualquiera algún contacto les alertaba de la presencia de sus fotos íntimas en la web de Moore. Estas imágenes, en principio, enviadas alguna pareja, eran subidas a la página en la que miles de usuarios se explayaban en comentarios soeces y machistas. En muchos casos, junto a las fotografías aparecía el link de la cuenta de Facebook o Twitter de la víctima, por lo que el acoso no se limitaba a la caja de comentarios de la web sino que llegaba directamente al buzón de entrada de los afectados.

Humillación a las víctimas

La mayoría de las víctimas fueron mujeres jóvenes que cuando suplicaban a Moore la retirada de sus imágenes este contestaba humillándolas. Moore llegó al grado de hacer una sección en la que se reía de alguna de estas mujeres, un escarnio que era retroalimentado por los mensajes hirientes de los seguidores: "Con suerte esta puta se cortará las muñecas".

La web crecía y agigantaba al personaje de fiestero amoral de Moore. Igual subía un vídeo esnifando cocaína y diciendo que iba hasta las cejas de MDMA, que humillaba a alguna de sus víctimas “vamos tía, que son solo unas tetas, no haber mandado la foto”, mensaje que nutría un sin fin de comentarios de los seguidores con “puta” y “zorra” como palabra más repetida. 

Los medios comenzaron a interesarse por Moore y el fenómeno del “porno de venganza”. En una entrevista en el programa de Anderson Cooper, el joven propietario de la web volvió a mostrar su aspecto más macarra, tratando de librarse de cualquier responsabilidad y trasladando la culpa a las víctimas. Este salto a la televisión supuso un auge exponencial en la popularidad de la web que pasó de recibir entre 10 y 20 envíos de fotografías diarias a entre 50 y 200. Pero también se enfrentó con un público más amplio que por primera vez no le reía las gracias y lo consideraba un indeseable. 

El revuelo generado también provocó que el FBI le pusiera una diana y se tomara en serio las denuncias recibidas por decenas de mujeres. En aquel momento no existía ninguna ley que penara la creación de estas páginas, sin embargo, decenas de víctimas aseguraron que nunca habían mandado sus fotos íntimas, sino que creían que habían sido hackeadas.  Los federales confirmaron que muchas cuentas habían sido hackeadas por un pirata informático al que Moore pagaba. Ambos se declararon culpables y en 2015 fueron condenados: Moore a 30 meses de cárcel y con la prohibición de no volver a usar redes sociales.

Fiestas, drogas y sexo

Antes de esta sentencia, las víctimas tuvieron que sufrir varios angustiosos años, porque a pesar de que Moore había perdido el control de la web y los contenidos dejaron de estar en línea, contínuamente amenazó con crear una nueva versión de la página en la que añadiría la dirección postal de las mujeres junto a un mapa.  “Si alguien se suicidara por estar en mi web, ¿sabéis cuánto dinero ganaría?”, amenazaba.

En los meses hasta la condena, Moore siguió haciendo bolos por discotecas pinchando música mientras se emborrachaba y drogaba sin parar. Una periodista de Rolling Stone se incrustó en esta gira y afirmó que las chicas hacían cola para tener relaciones con él. No solo eso, sino también para crear contenido audiovisual con fotografías y vídeos esnifando cocaína sobre el pene de Moore o él bebiendo vodka directamente desde la vagina de las chicas. “Era como si Howard Stern se encontrará con Jackass cada noche”, apuntaba la periodista.

Creyéndose inmune, cada día trataba de revalidar el ‘título’ del ser más odiado de internet, pero aparecieron los justicieros de Anonymous para frenar sus bravuconadas. El grupo de hackers borraron todos sus servidores con las fotografías de las víctimas, eliminaron su número de la seguridad social, firmaron un certificado de defunción, saquearon su cuenta bancaria y enviaron todos sus fondos a una organización de mujeres abusadas. El tipo duro de internet había muerto digitalmente.

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