Todos siempre tan preocupados por el algoritmo, esas operaciones que permiten descifrar el gusto homogéneo del público para alcanzar el éxito absoluto, para que ahora llegue a los cines de toda la vida una fórmula antigua y conocida por todos, y acabe con todas las hipótesis y con los mejores y más caros efectos digitales. La película Indiana Jones y el dial del destino se estrena este miércoles en las salas españolas dispuesta a dar una lección de cine de aventuras en la despedida de un personaje icónico y de una de las sagas que ha hecho historia en el arte de hacer películas.
Desde el minuto uno se desata la acción, con un ritmo trepidante y frenético, casi sin pausa, en un flashback de un pasado en el que Indy, el arqueólogo más famoso del cine, recuperaba para el gobierno estadounidense piezas arqueológicas en manos de los nazis. Recordado por aparecer siempre ataviado con un sombrero marrón y un látigo como única arma, en esta ocasión la acción está ambientada en 1969. Suena Space Oddity, de David Bowie, y las calles de Nueva York celebran la llegada del hombre a la luna. Entretanto, Indy ofrece sus últimas clases en la universidad y es homenajeado por sus compañeros ante su inminente jubilación.
Su vida parece apacible y tranquila hasta que llega Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge), su ahijada, pero también una estafadora que solo busca ganar dinero. Su objetivo es conseguir un extraño artefacto que su padre confió a Indy años antes: el tristemente famoso Dial de Arquímedes, un dispositivo con el que se cree que se puede localizar fisuras en el tiempo. Sin embargo, no es la única que busca este codiciado objeto, puesto que Jürgen Voller (Mads Mikkelsen), un ex nazi y antiguo enemigo de Indy que ahora trabaja como físico en el programa espacial de Estados Unidos, lo quiere en sus manos a toda costa.
En esta ocasión, James Mangold toma el testigo de Steven Spielberg, responsable de dirigir las cuatro partes anteriores: Indiana Jones: en busca del arca perdida (1981), Indiana Jones y el templo maldito (1984); Indiana Jones y la última cruzada (1989) e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008).
En la filmografía de Mangold destacan títulos como el thriller policiaco Copland (1997), con Sylvester Stallone, Robert de Niro o Harvey Keitel; el drama Inocencia interrumpida (1999), protagonizado por Winona Ryder; el biopic sobre Johnny Cash En la cuerda floja (2005), así como la película de superhéroes Logan (2017) o el drama basado en hechos reales Le Mans' 66 (2019). Su pericia, por tanto, para lograr un equilibrio entre la acción, la aventura y la emoción está más que probada para esta redactora de Vozpópuli.
Este es, hasta el momento, el mejor blockbuster del año, por encima de obras notables como la última entrega de John Wick, no solo por su lección magistral de cine de acción, sino por saber mantener el carisma y la atracción del personaje que interpreta Harrison Ford
Se podría decir, además, que este es, hasta el momento, el mejor blockbuster del año, por encima de obras notables como la última entrega de John Wick, no solo por su lección magistral de cine de acción, sino por saber mantener el carisma y la atracción del personaje que interpreta Harrison Ford, incluso cuando a su edad tiene más ganas de pasarse las horas tranquilo leyendo que sumido en una persecución sin fin por las calles de Sicilia.
Además, sin recurrir a la nostalgia gratuita (como sí se hizo, por citar alguna, en Jurassic World: dominion), la película conseguirá hacer vibrar al espectador que creció con esta saga, pero también despertar la curiosidad del centenial que no se ha iniciado en ella.
Indiana Jones y el paso del tiempo
Más allá de la aventura y de sus atributos de héroe, lo que más interesa de Indiana Jones en esta entrega es el nivel humano y la dimensión más emotiva con la que el espectador es capaz de conectar y que, en palabras de Mangold, fusiona aspectos contradictorios: "Puede ser egoísta, puede ser empático, puede ser valiente y también puede ser un cobarde". El personaje al que el espectador ha acompañado durante más de 40 años es, ante todo, un ser humano, y ahora, cientos de aventuras después y tras multitud golpes de suerte, vive en un pequeño apartamento, a punto de firmar el divorcio con su esposa.
El tiempo sirve en Indiana Jones y el dial del destino como símbolo. Por un lado, como bisagra entre un pasado glorioso como héroe y un presente en el que pasa desapercibido, pero también como esperanza para conquistar y dominar el tiempo, al igual que se buscó conquistar el espacio a finales de los años 60. Así, se recurre al Dial de Arquímedes, inspirado en el mecanismo de Anticera, una especie de brújula del tiempo, con la que algunos de los personajes creen poder buscar una fisura en el tiempo.
Uno de los puntos fuertes de esta quinta parte de la famosa saga es el grupo de actores secundarios elegidos, entre los que se encuentra el español Antonio Banderas, que interpreta al "mejor hombre rana de España"
Al margen del acierto en la historia, uno de los puntos fuertes de esta quinta parte de la famosa saga es el grupo de actores secundarios elegidos, entre los que se encuentra el español Antonio Banderas, que interpreta al "mejor hombre rana de España", tal y como señala el propio Indy en referencia a este experto en buceo a quien recurren para recuperar un tesoro en las profundidades del mar. Junto a él, el danés Mads Mikkelsen (Otra ronda) en un papel brillante como villano nazi o la británica Phoebe Waller-Bridge, conocida por la serie Fleabag, capaz de dar la chispa y el aire renovado que puede necesitar la saga.
Sin embargo, y aunque Indiana Jones y el dial del destino está repleta de secundarios de lujo, estos no consiguen eclipsar el carisma de Harrison Ford, que recibió por sorpresa la Palma de Oro de Honor en la pasada edición del Festival de Cannes, donde se presentó el filme, un reconocimiento que le llevó al borde de la lágrima. El final de la saga es también el final de un actor en uno de los papeles más importantes de su carrera, pero sus admiradores pueden estar tranquilos. Este es, por unanimidad, un punto y final digno, emotivo y sobresaliente.
S.Johnson
"Recordado por aparecer siempre ataviado con un sombrero marrón y un látigo como única arma" Pues no. En una de las escenas mas notables, la del zoco en el Arca, aparece de repente un gran matón con un enorme alfanje y cuando todos esperan una épica lucha entre Indy y su látigo y el gigante con la espada, Indy, en un giro de guion magistral, saca su revolver, le pega un tiro y acaba con el matón dejando a todo el mundo con la boca abierta. La magia de Spielberg.