Kolia tiene catorce años, mide dos metros, sueña con la NBA y ama el baloncesto casi tanto como a Vega, la chica de la que se ha enamorado. Ambos viven en Burgos y habitan la bisagra que separa la niñez de la juventud. Este es el personaje de la nueva novela del escritor Leandro Pérez (Burós, 1972): Kolia (Planeta), un libro que mezcla baloncesto y ficción, una historia de iniciación que igual podría ser devorada por aquel adulto que encuentre ecos suyos en la historia de este adolescente. Un personaje hermoso, tan sencillo como complejo.
Una historia que podría ocurrir a cualquiera, mida o no dos metros, tenga o no 14 años. Pero el hecho de que los tenga, remueve
Hijo de un matrimonio entre una jugadora de voleibol campeona olímpica y un entrenador que disputó con Petrovic la final contra el Dream Team, Kolia lo tiene todo para triunfar, hasta el punto de ser comparado con Sabonis, Shaq y los Gasol. Sin embargo, y aunque todo parece escrito sobre mármol, un episodio cambiará las cosas de manera sorpresiva y Kolia tendrá que hacer frente a un duro golpe; lo hará, sin duda, y de qué forma. No es una novela modélica ni moralizante. Se trata de una historia que podría ocurrir a cualquiera, mida o no dos metros. Tenga o no 14 años. Pero el hecho de que los tenga, remueve.
Tras las primeras dos entregas dedicadas a Juan Torca, un ex soldado y mercenario que desentrañó una trama de corrupción en la Liga de Fútbol en la novela 'Las cuatro torres' o despejó el asesinato de una chica en La sirena de Gibraltar (Planeta), Leandro Pérez se adentra en otro territorio. Un lugar humano, construido con la sencillez y la efectividad de las narraciones honestas. De momento, Pérez aparca a su áspero detective para abordar una historia cargada de empatía y vitalidad. Sobre este libro habla el periodista y escritor en esta entrevista concedida a Vozpopuli.
Tanto Kolia como el resto de los personajes, a la manera de los de Roald Dahl, son mucho más maduros y gozan de más lucidez que los adultos.
Tendemos a pensar que alguien es un niño por tener 14 años. Aunque legalmente los llamemos así, no están en la infancia. Al contrario, atraviesan un proceso de cambio. Se sienten con la madurez para identificar sus problemas y superarlos, que es el caso de Kolia. A eso se suma el hecho de que los padres sufrimos los problemas de nuestros hijos como propios. El padre de Kolia los sufre igual e incluso más que él. El dolor y las heridas, como las lesiones, forman parte del juego. Así se lo dice él a su padre. Los deportistas son conscientes.
¿Para quién está escrito este libro y quién lo escribe?
Lo ha escrito un adulto que ha recordado cómo era cuando tenía esa edad. En aquel entonces el baloncesto era mi vida, pero los libros también y eso es algo que le he dado a Kolia. El niño que yo fui está ahí. Este libro nace al calor de ser un padre que ve jugar a su hijo jugar al baloncesto. Lo acompaño a los campeonatos y vivo el baloncesto de nuevo con él, pero ahora como padre. Todo chaval lleva un Kolia dentro y todo adulto ha sido un Kolia.
"Este libro lo ha escrito un adulto que ha recordado cómo era cuando tenía esa edad", asegura Leandro Pérez
¿Cuándo surge Kolia y por qué?
Kolia surgió en mi cabeza como el personaje de un relato. A partir de ahí lo comparto con mi hijo, un chaval que juega al baloncesto y sufrió, como cualquier otro chico, una lesión. El personaje comenzó a crecer, hasta que su historia supera a las otras que estaban en mi cabeza. Entonces llegué a la conclusión de que tenía que escribirla.
¿Cuántos Kolia existen allá, en el mundo real?
Estamos acostumbrados a ver sólo lo que llega a los medios, que suelen ser historias de éxito. A poco que escarbes, encuentras fracasos, derrotas y reveses. Si buscas en las muchas historias de los que no llegan, verás que la preparación que comparten estos chicos, al igual de la de Kolia, es mental. Yo he intentado hacer un personaje. Él posee ciertos valores y una capacidad para superar los problemas, además de unas condiciones físicas.
¿Esta novela es un alegato a la capacidad de elegir y sobreponerse?
Yo no me he sentado a escribir pensando en los valores que pueda transmitir, sino en el personaje. Mi Kolia aspira a tener la verdad que tienen todas las personas que han sufrido. Hay deportistas que han llegado muy alto a pesar de haber perdido a su madre o han estado parados por una lesión, todos seguimos caminando y avanzando.
"Mi Kolia aspira a tener la verdad que tienen todas las personas que han sufrido"
Pero no me va a negar que Kolia como personaje es modélico. Su capacidad de resiliencia es manifiesta.
Cuando un chico empieza a competir con adultos adquiere mucha más madurez para cumplir con el objetivo que se ha propuesto. Por ejemplo, Kolia ve en el horizonte la posibilidad de batir el record de Ricky Rubio, un chico que debutó en la NBA con 14 años y tantos meses. Kolia lucha por eso. Ese dato es real, también lo que hemos visto con Luka Doncic en el Real Madrid, con 17 años, y ahora es uno de los mejores. Eso implica competir con jugadores mayores, también esforzarse y sobreponerse cuando aparecen los obstáculos.
¿A quién va dirigido este libro?
Puede ser leído por chavales y por adultos, y creo que está siendo así. Puede que esa sea una de sus virtudes. No es una novela juvenil. No está dirigida sólo a los jóvenes. He recibido reacciones de adultos que aseguran haberse emocionado, ya que Kolia les hizo recordarse a sí mismos cuando tenían esa edad Me gustaría que llegara a un Ricky Rubio, pero también a otros. Sé que ha llegado a jugadores del San Pablo -Leandro Pérez se refiere al equipo de baloncesto de Burgos-, que dicen sentirse representados las situaciones descritas en este libro. Eso les gusta.
"Puede ser leído por chavales y por adultos. No es una novela juvenil. No está dirigida sólo a los jóvenes"
Hay muchos cameos, entre ellos el de su personaje Torca. Pero también más, empezando por Lebron James.
Es que Kolia mide lo mismo que Lebron James. Hay otras situaciones, como cuando se enfrenta a Javi Rivera, que en la vida real es Javi Vega. Hay personajes que aparecen con su nombre real como Dolcic o el periodista Ramon Trecet, que ha leído esta novela. En algunos casos los personajes aparecen tal cual y en otros es un enmascaramiento. Llevo cinco o seis años en el baloncesto. Así que si hay menciones a Guille Jiménez o Antonio Daimiel o a los periodistas de El Reverso es porque he vivido eso.
En Kolia hay temas de identidad que sobrepasan lo deportivo
He procurado ubicar a Kolia en un sitio muy concreto: en una familia, una cuidad y un club . Su vida está a una canasta de cambiar. Tendrá que afrontar el hecho de dejar a su familia, a la chica de la que está enamorado, su colegio, sus amigos.
Pero él lo quiere todo.
Eso pasa con cualquier chico a esas edades. Quieren jugar en el Real Madrid, pero al mismo tiempo quieren estar con u mamá. A veces la familia se va con ellos, pero en otras ocasiones deben ir solos. Con Kolia ocurre antes de lo normal, con 14 años. Por eso siente ese vértigo de estar subiendo, le ocurren aquellas cosas con las que está soñando.
"En ocasiones, el baloncesto es más emocionante que en el fútbol. En el futbol es más normal que un partido acabe cero-cero, en el baloncesto no"
¿Cuáles son las diferencias entre la épica del baloncesto y la del fútbol?
En ambos casos son deportes de equipo donde se puede brillar individualmente. En el baloncesto las acciones individuales son importantes porque juegan cinco y no once. Además, las estadísticas individuales pesan mucho. En el fútbol, menos. Inluso, en ocasiones, el baloncesto es más emocionante que el fútbol. En el fútbol es más normal que un partido acabe cero-cero, en el baloncesto no.
Hay una lectura optimista o al menos no catastrofista de las redes sociales
Esa es la realidad que viven los chavales. Forma parte parte de su conversación. Intercambian en las redes sociales como si estuvieran en cualquier plaza. En una y en otra pueden pasar cosas buenas y malas. No demonizo nada en este libro. Podemos criticar y estudiar las redes, pero yo lo que procuro es mostrar cómo lo usan los chavales. Por ejemplo, en España no todos los chavales leen ni escriben, pero muchos sí. No se trata de generalizar.