A él le interesa hablar de libros como se habla de fútbol, “con pasión y despertando el interés de la gente, con vocación de polémica". Así de claro lo lleva el escritor, crítico y profesor de la Universidad de Oviedo, José Luis García Martín, quien ha reunido sus ensayos críticos sobre literatura en Lecturas buenas y malas (Renacimiento), un volumen en el que también habla de libros "injustamente recordados", como a su juicio son "casi todos los premios Planeta", un certamen literario que ha distinguido las obras peor escritas de autores no tan malos, entre ellos, a juicio de García Martín, una persona como Fernando Savater.
Para alguien que entiende los libros como una forma de agrandar la vida y de vivir mejor, lo literario se convierte en un modo de entender las cosas. Aunque eso sí, sin desterrar el humor, por muy negro que sea. Así lo demuestra García Martín en el prólogo del libro, en cuyas páginas reúne una serie de aforismos que destilan ironía y no poca mala leche. En el volumen incluye además charlas de café, tertulias, conversaciones y entrevistas imaginadas que le dan un carácter jocoso dotado de una cierta inclemencia.
Resulta difícil no revolverse al leer algunas de sus afirmaciones, muchas de ellas proferidas en nombre de la sinceridad literaria
De Gabriela Mistral dice en su libro que su obra literaria es más interesante que ella misma. Algo similar, aunque a la inversa, asegura de Leopoldo María Panero y del premio Cervantes Juan Gelman, quien a su juicio, sin su “dolorosa peripecia humana” –asumimos que se refiere al asesinato y torturas que padeció el hijo del poeta en la dictadura argentina así como al hallazgo de una nieta en Uruguay-, se “queda en poco". Resulta difícil no revolverse al leer algunas de sus afirmaciones, muchas de ellas proferidas en nombre de la sinceridad literaria.
"Cuando pasa el tiempo, de la mayor parte de los escritores, sobre todo de los escritores menores, resulta más interesante su vida que su obra; por eso las autobiografías envejecen mejor que las novelas y las cartas escritas a vuela pluma mejor que la mayoría de los sonetos", considera García Martín, quien no siente que sus apreciaciones sean ni mucho menos hirientes. En absoluto. Acaso más bien necesarias, al menos a juzgar por las contestaciones que ha dado en una reciente entrevista, en ocasión del libro. "¿Tiene un cirujano un carácter hiriente? Si es así, yo también lo tengo".
En tal caso, ni hiriente ni ofensivo, en tal caso “valiente”. A su juicio, él dice “lo que tiene que decir y no lo que conviene a la publicidad editorial o a su propia promoción como escritor; la sinceridad, por sí sola, vale bien poco en la crítica literaria; hace falta además saber de qué se habla, tener criterio, saber escribir".