José Ignacio Lapido, guitarrista y principal compositor de 091 (de cuyas entrañas nacieron también los intensísimos Lagartija Nick) inició tras la desbandada de aquéllos, en 1996, una carrera en solitario que hasta ahora había entregado seis excelentes discos. Con su nuevo trabajo, Formas de matar el tiempo, demuestra una vez más lo que muchos ya intuíamos en aquellas décadas: que Lapido era posiblemente uno de los más importantes compositores de rock en español, si no el que más, de aquella fascinante generación.
Con este disco eleva un peldaño, si eso es posible, las señas de identidad de su música: guitarras portentosas y poderosas, contrapuntos acústicos, pianos y órganos dando cuerpo a la música, unas melodías arrebatadoras y unas letras que pueden ser a la vez pura rabia, pura sensibilidad y puro desconcierto. No en vano, se ha ganado el apelativo de ‘El Poeta Eléctrico’.
Entre las diez joyas que incluye el disco se hace realmente difícil poder escoger alguna como señuelo, porque todas son capaces de tejer esas redes en las que, cada uno de manera distinta en su propia búsqueda de emociones, caer atrapado. Porque Formas de matar el tiempo no es solamente la mejor manera de aprovechar el mismo, sino un disco como los de antes, en los que nada sobraba y todo sumaba.
Y Lapido se empeña, día a día, disco a disco, en corroborar aquella lejana intuición.