Status Quo lanzan ahora su enésimo disco, pero lo hacen desnudando sonidos y, al menos por lo visto en fotografías y vídeos, incluso desnudándose ellos mismos. Aquostic (Stripped Bare) es una lectura en formato acústico de todos sus grandes éxitos. Más de veinte canciones entre las que no pueden faltar nombres como Caroline, Down, Down, Rockin’ all over the world (sí, la de John Fogerty que hicieron suya), What you’re proposing o Whatever you want, escuchadas de una manera inédita hasta ahora, con primordial presencia de guitarras acústicas.
El orgullo de la clase obrera
Y es que tradicionalmente, la imagen de Francis Rossi y Rick Parfitt, los dos guitarristas y compositores de la banda, y únicos miembros originarios que se mantienen desde el principio, estará eternamente ligada a los vaqueros ajados, las zapatillas blancas, las piernas abiertas, las guitarras colgando y el boogie trotón y duro, pero pegadizo y de incontestables ínfulas comerciales sonando por los altavoces.
Status Quo siempre han representado ese sentimiento de barriada, de joven obrero con poco dinero en el bolsillo y muchas ganas de mujeres, hombres, bebida y juerga en cuanto llega el viernes. Y han ejercido su papel de manera espectacular, honesta, llegando a alcanzar un tipo de entrañable sentimiento por parte de mucha gente que incluso les ha negado a lo largo de los años.
Porque no vamos a negar que gran parte de la crítica e incluso de las masas que siguen el rock nunca les han tomado muy en serio. Sin embargo, y a pesar del desprecio que hacia ellos siempre mostró el mercado norteamericano, han seguido elaborando singles superventas, aún cuando en algunas épocas han tratado de buscar otros caminos y llegar a terrenos que no les beneficiaban nada, como con aquella canción In the army now.
Pero el caso es que desde su aparición hace pocos años en el festival de Glastonbury, o incluso hace un par de años en el vitoriano Azkena Rock Festival, mucha gente aceptó retirar los prejuicios que se pudieran tener para con ellos, reconociendo que un show como el suyo, si lo firmara una joven banda australiana, pongamos por caso, impresionaría a medio mundo y se lanzarían alabanzas por doquier. No, no cambian el destino del rock. Pero seguramente lo hacen más divertido.
Es el sino de los currantes del rock, pero que ya son tan británicos como los tabloides, las últimas pintas en cualquier pub o los fish and chips. Por algo recibieron la Orden del Imperio Británico. Por algo siguen haciendo lo que saben y les gusta.