Mucho se está hablando en las redes sociales y fuera de ellas del documental de Netflix sobre Marta del Castillo. Lógicas son la expectación y la controversia teniendo en cuenta que esta obra, otra en las siempre interesantes sobre crónica negra que ahora interesan más que nunca, versa sobre uno de los casos más conocidos y publicitados de los últimos años en España. Apriorismos aparte, creo que ¿Dónde está Marta? merece la pena por al menos tres razones.
El primero de esos motivos es que esta serie documental está compuesta por tres capítulos cuidados y no amarillistas. Tengo que confesar -por eso mentaba los apriorismos- que tenía muchas dudas porque en demasiadas ocasiones los medios en general pero sobre todo las cadenas de televisión han abordado este crimen con desbordantes dosis de morbo y escasos niveles de humanidad. Ese sensacionalismo tan presente en este y otros casos similares.
Insisto en que esto no ocurre en esta obra producida entre otros por el periodista Nacho Abad, demasiadas veces acusado de comportarse sin escrúpulos. Porque básicamente ¿Dónde está Marta? es un ejercicio periodístico donde se cuentan hechos de forma respetuosa. Hechos dolorosos como todas esas versiones contrapuestas de Miguel Carcaño (autor confeso del crimen), El Cuco (menor condenado por encubrimiento), Francisco Javier Delgado (hermano mayor de Carcaño) y el resto de implicados que han complicado la resolución del misterio principal que da título a la obra. Ya es sabido que precisamente los hechos son el mejor antídoto contra cualquier exceso narrativo y también contra la mentira. Y en este caso lo que sobran son mentiras.
Los problemas sistémicos a la hora de investigar o juzgar ya han sido expuestos en otras obras del género true crime, ahora tan en boga, pero hay algo que hace diferente a este documental que arrasa en Netflix
La segunda razón que te obliga a ver ¿Dónde está Marta? es que desnuda las carencias del sistema. Carencias policiales, judiciales y sociales. De los groseros errores en la investigación hasta la imposibilidad de hallar la verdad definitiva sobre lo que pasó aquella noche de enero de 2009, cuando los condenados por el caso (y quizás alguno de los absueltos) asesinaron a la joven sevillana y ocultaron su cuerpo. Esos problemas sistémicos a la hora de investigar o juzgar crímenes así ya han sido expuestos en otras obras del género true crime, ahora tan en boga, pero hay algo que hace diferente a este documental que arrasa en Netflix.
La diferencia de este documental con otros similares, y aquí está la tercera razón para verlo, es que aporta datos relevantes a la investigación, como ya publicó Vozpópuli. Porque el equipo de ocho periodistas que trabajó en el caso encontró, por ejemplo, que la Policía y los forenses no tuvieron en cuenta la geolocalización de los teléfonos móviles. Parece increíble pero es así, de manera que este detalle, ya judicializado, puede ayudar a desentrañar el misterio pendiente.
Todo ello, los hechos, las carencias y los datos nuevos, se cuenta de forma contenida, sin adjetivos que lo enfanguen y sin innovaciones técnicas que lo envuelvan con artificios innecesarios. Técnicamente ¿Dónde está Marta? es un producto sobrio que contrasta con todos los sentimientos que provoca tamaña injusticia. Duele, pero hay que verlo.