Hace pocos días, el rapero balear Valtónyc anunciaba su retirada de los escenarios. Hablamos de un artista con escaso seguimiento, pero gran relevancia mediática desde que Carles Puigdemont le acogió (¡seis años!) en su mansión de Waterloo. ¿Motivo oficial de la jubilación temprana? “Creo que la gente está algo saturada y la canción protesta ya no es tan bien recibida porque, hoy en día, vas a un concierto y no tienes ganas de escuchar lo que has estado consumiendo 24 horas en las redes sociales”, alega.
Más razones: “Tengo un buen trabajo, ya no sé qué tengo que contar con el rap. Cuando hacía hip-hop tenía 18 años y un trabajo de mierda en una frutería y estaba enfadado con el mundo. Tenía rabia, pero ahora me da vergüenza salir al escenario e interpretar un personaje”, explicó a TV3. Con su punto de ingenuidad habitual, el artista confiesa que la madurez y la estabilidad económica amansa a las fieras y ayuda a ver el mundo desde una perspectiva más calmada. Anunció su retirada en el festival El Tingalu, que durante seis años le contrató con caché solidario (“de exilio”) e incluso montó una edición especial del festival en Bruselas.
En un plano más relevante, también está caliente la retirada de Los Chikos del Maíz, el grupo hip-hop que lleva más a gala su condición de marxistas. Amigos de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Willy Toledo, fueron de los pocos artistas -junto al cantautor Nacho Vegas, la rapera Sara Socas y los indies Ornamento y Delito- que se prestaron a actuar en los mítines del primer Podemos. Su actual gira se titula Tregua Indefinida, un chiste con el último parón de ETA (también son amigos de Otegui y otros notables de Bildu). “Llevamos, con nuestros aciertos y nuestros errores, casi 20 años al pie del cañón, en la brecha, poniendo el cuerpo y dando la cara. Los años no pasan en balde, la carretera pesa, y las fuerzas empiezan a flaquear. Es momento de coger impulso, de hacer una parada, un alto en el camino”, justifican en el comunicado de la pausa.
La banda sonora de una derrota
Luego matizaron la situación: “Los Chikos del Maíz declaramos una tregua indefinida, de manera inmediata y verificable, a partir del 1 de enero de 2025. Este 2024 será nuestro último año girando. Básicamente y más allá de bromas, necesitamos un descanso. No es un ‘hasta siempre’ sino un ‘hasta luego’. Solo nos queda aprovechar este momento para condenar de nuevo, desde el fondo de nuestra alma y nuestras vísceras, al Estado de Israel. Maldito seas estado de Israel”, recoge el comunicado.
El rock radikal vasco, el hip-hop de barrio y los nuevos cantautores no son el sonido de la resistencia sino la banda sonora de una derrota
El campo del rap y del punk español (o, mejor dicho, estatal) se encuentra hoy totalmente desolado. Hace años que Evaristo Páramos no tiene mucho que decir, ni con La Polla Récords ni con Gatillazo, más allá de defender las posiciones más magufas del antivacunismo. El artista vasco celebra este año su gira de 40 aniversario, con fechas en estadios de más de diez mil personas, pero también recordando a quienes ha seguido su trayectoria que el último disco suyo que despertó verdadero entusiasmo fue Brigadistak (1999), que en gran parte recogía las energías subversivas de quienes se levantaron a final del pasado siglo contra el FMI, Banco Mundial y Foro de Davos.
Muguruza lleva ya 25 años entregando discos mediocres, donde repasa su divorcio y sus listas de la compra de la FNAC, es decir los discos, películas y cómics que consume. No hay recambio para el rock radikal vasco ni para el punk madrileño: Tremenda Jauría no han llegado a cuajar y Chill Mafia no son más que una especial de tuna milenial animada con chistes sobre alcohol, drogas y los tiempos dorados de ETA.
¿Qué decir de los cantautores? Serrat se ha retirado, Pablo Guerreo lo mismo y a Paco Ibáñez debe de quedarle poco. El único heredero sólido se llama Ismael Serrano, que ahora está a punto de lanzar un disco sinfónico, que no es precisamente el tipo de material para escuchar con los Airpods Pro en una barricada, sobre todo porque ya protesta más la izquierda que la derecha. La movilización social está bajo mínimos y el lamentable espectáculo de peleas internas de Podemos, Más Madrid y similares parece haber espantado a los jóvenes del espacio filocomunista. La juventud catalana y del País Vasco vibra cada vez más con la selección nacional, pasan olímpicamente de mesías militantes y escuchan los mismos superventas caribeños que los jóvenes de Madrid, Murcia y Soria.
¿Revivirá alguna vez la música de trinchera? Desde posiciones izquierdistas, se ha formulado una teoría que quizá sirve para responder: el rock radikal vasco, el hip-hop de barrio y los nuevos cantautores no son el sonido de la resistencia sino la banda sonora de una derrota, los últimos estertores de la vieja izquierda gloriosa, la que intentaba proteger a los obreros en el viejo siglo XX. Se trata del viejo mundo fraternal, ahogado por el narcisismo terminal del siglo XXI.
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Manuelcj
La canción protesta surgió del arte de decir lo que piensas pero tan sabiamente que la censura no se atreviese a prohibirla. Lo que hace este es canción vandálica. Ni una gota de arte ni poesía ni astucia. Solo mensajes directos... Y eso lo hace cualquiera!.
Robespierre
La canción protesta desapareció cuando tú aún tenías pelo. Parece que estás un poquito fuera de onda o que con el calor te falla la inspiración.
IbanT
¿Qué hace Abascal en esta foto con Pablo Iglesias?
Messidor
Ah, pero ¿aún existía? Joer! Ha sido interesante leerlo. Gracias, autor. Quizá con esto pase lo mismo que con las manis tipo 8M: queda un poco raro protestar cuando estás en el poder. La izquierda está cómoda en dos supuestos: protestando desde la oposición y prohibiendo desde el gobierno. Las demás combinaciones son... un poco weird.
Fernandoo
Es muy duro componer después de comer en un restaurante de cinco tenedores.
D.K
HOTILIO ha muerto, no sabemos si resucitará
errefejota
El majadero de Faltonyc NO es valenciano, es mallorquín, no nos eche a nosostros semejante cabestro, que ha regresado a Bruselas a trabajar. En la programación informática, por lo que los palos dados a tiempo son útiles. La "canción protesta" debería llamarse "comunista" o "tonta" directamente. Y dudo que alguien eche en falta a semejante recua de rebuznantes.
Mensajero
En la foto vemos al pijito del marqués, el hipocritón que abandonó a sus votantes para vivir como la casta, lo que tanto criticó el golfo este.