Una página arrancada del diario de Lewis Carroll es el punto de partida de este libro. Y no es cualquiera, sino el septuagésimo quinto Premio Nadal, el reconocimiento más antiguo de la industria editorial española y en cuyo palmarés figuran nombres como el de Carmen Laforet, una de las primeras en recibirlo con Nada. Esta vez, lo ha conquistado el argentino Guillermo Martínez con Los crímenes de Alicia (Destino).
En esta novela, Martínez retoma a algunos de los protagonistas de su libro Los crímenes de Oxford y recupera la tradición literaria del policíaco para llegar un poco más allá, al menos en lo que a Carroll respecta. La novela, eso sí, está basada en hechos reales: en un hallazgo y las polémicas que este suscitó. Esta novela comienza en 1994, la joven becaria Kristen Hill descubre un detalle ignorado en los archivos del escritor Lewis Carroll.
La Hermandad Lewis Carroll, integrada por los mayores biógrafos y expertos del escritor -y de la que Arthur Seldom, el protagonista de Los crímenes de Oxford, también forma parte- se dispone a publicar finalmente los diarios íntimos de Carroll y encomienda a la investigadora el cotejo de los cuadernos originales.Es en ese trasiego cuando Kristen descubre un papel que ha pasado desapercibido hasta ahora para todos, con una frase que guarda la clave de una página arrancada del diario de Carroll por sus familiares.
Arrojar luz sobre su vida y obra
Esa página, del año 1863, podría tirar por tierra todos los estudios y biografías sobre el autor de Alicia en el País de las Maravillas, y arrojar una luz completamente nueva sobre su vida y su obra. Todo estaría claro, de no ser porque la joven Hill sufre un accidente, el punto de quiebre de la trama. Inscrita en la tradición del policíaco literario que Bioy Casares y Jorge Luis Borges reconstruyeron a partir de la impronta inglesa, Guillermo Martínez retoma el hilo literario que sujeta su obra.
Escritor antes que matemático, Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina, 1962) rescata en esta novela al reputado profesor de Lógica Arthur Sheldom que protagonizó Crímenes imperceptibles, libro traducido a 40 idiomas y llevado al cine por Álex de la Iglesia, con el título Los crímenes de Oxford. En esta ocasión el profesor de Oxford se enfrenta no a la precisión matemática del anterior caso sino a una serie de crímenes que obedecen solo a las fantasías oníricas que rigen en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas.
“Hay una recreación de aspectos del mundo de Alicia tanto en el personaje Kristen como en las escenas en las que se evocan los crímenes. El libro surgió de la relectura de Alicia en el país de las maravillas que hice ya de adulto. En esta investigación biográfica sobre Carroll descubrí ese trasfondo oscuro y siniestro en el libro y que no percibimos cuando somos más jóvenes. Desde la caída en el pozo sin fin o el momento en que come el bizcocho y se agiganta. Es todo angustiante y claustrofóbico”.
¿Era Carroll un pederasta? Ese sería el reclamo grueso y directo de este libro. Sin embargo, hay algo más. ¿Qué dice ese folio ausente en los diarios? ¿Quién la ha extraído y por qué? “El secreto sobre dónde está la página arrancada del diario de Carroll es la clave y una de las intrigas que se sostiene a lo largo de la novela. Sin embargo, la discusión sobre qué puede existir o no esa de esa página es una discusión real. La novela parte de un hecho real, el descubrimiento de la dramaturga, a partir de ahí juego con las vanidades de los entornos académicos”, explica el argentino, que esta semana está de entrevistas.
-¿Qué ocurre con el policíaco? Ha vuelto, sin duda, como la novela negra y el thriller. En su caso, procura beber de la tradición anglosajona.
-Uno de los desafíos de la novela era darle dignidad literaria a un género que se había quedado anticuado frente a la novela negra, dura, hard boiled, tanto los crímenes de Oxford expvación de novelas clásicas que leía en la adolescencia y no podía llegar a evocarlas del todo si no les daba un poso literario y filosófico traté de escribirla con todo el cuidado con el que escribo mis novelas. Si la novela negra propone incomodar al burgués o denunciar, yo propongo una confrontación de inteligencia: que sea posible leer en contra lo que dice el autor y buscando los dobleces de los personajes. La novela de intriga es el campo perfecto para la reflexión filosófica y sobre el lenguaje. El de mi novela es un detective epistemológico, sobre todo en la cuestión de la estética de los razonamientos.
-Apela a la matemática. Es uno de los hilos de esta novela. ¿En qué se parece a la literatura?
-Del mismo modo que el matemático piensa en un mundo de relaciones donde debe descubrir patrones y que codifica en un teorema, también el escritor concibe sus obras en un mundo platónico donde hay fragmentos de historias, diálogos de personajes, la posibilidad de un final. En esta especie de conjunto ideas no muy claras se codifica luego en cuentos o novela. Ambas disciplinas están presentes en la operación de entrever y la operación de codificarla. El objetivo es el mismo. Lograr que cualquiera que lea pueda recrear aquello que vio el autor.
-¿En qué se diferencian?
-En el hecho de que el lenguaje matemático no puede ser ambiguo, todos tienen que entender lo mismo, en cambio, el lenguaje literario muchas veces se usa para camuflar, esconder y dar lugar a malentendidos.
-Policíaco, literatura, Oxford. Tengo que preguntar por Borges y Bioy Casares.
-La influencia de El séptimo circulo importante porque le dio importancia y dignidad literaria al género, era u tipo de historia que se vendían por centavos, en quioscos, ellos encontraron obras que tuvieran un interés humano y literario, los escritores argentinos de sintieron libres para escribir sus policiacos.