Abrió sus puertas un 19 de noviembre de 1819, en el Prado de los Jerónimos -de ahí su nombre-. Desde entonces, se mantiene en pie como una de las instituciones que sostiene el discurso cultural de la España moderna,. Pocos museos en el continente disponen de obras del Bosco como las que posee el Museo del Prado, que este año ha conseguido un resultado positivo de 3,3 millones de euros, tal y como ha informado el patronato de la institución.
EL año que viene se celebrará su Bicentenario y puede decirse que el museo llega en condiciones inmejorables. El nivel de autofinanciación llega al 67%, con la venta de entradas como primera fuente de ingresos. El número de visitantes superó los 2,8 millones de personas, de los que casi el 60% correspondieron a no residentes en España, así lo han manifestado el presidente del Real Patronato, José Pedro Pérez-Llorca, y el director del Museo, Miguel Falomir.
Hace cinco años, la situación era muy distinta. En 2013, el Prado multiplicó por seis sus pérdidas, que alcanzaron la cifra total de 6,09 millones de euros con respecto a los 1,1 de 2012. No fue una cuesta abajo, sino un desplome acentuado por la crisis: de los 44,7 millones de euros con los que contó el museo en 2012 pasó a 38,4 millones, 25% menos. La caída ingresos, además, pasó de 39,91 millones a 33,7 en 2013. El mecenazgo había caído un 26% y la taquilla 7%.
El entonces director, Miguel Zugaza, diseñó un plan según le cual el 70% del total del presupuesto debía ser autofinanciado. Se fijó como meta el año 2016. Aunque haya dejado la institución en 2017, buena parte del buen momento administrativo del museo viene de sus años de gestión. A día de hoy, la contención del gasto y el mantenimiento de los ingresos permiten generar recursos adicionales para destinar a la ampliación del Salón de Reinos.
Los arquitectos Norman Foster y Carlos Rubio fueron los ganadores del concurso de rehabilitación y adecuación museística del Salón de Reinos de Buen Retiro del Museo Del Prado. El presupuesto destinado a la elaboración del proyecto será de 2 millones de euros, a estos se unirán 30 millones por las obras, que deben comenzar en 2018.
La medida forma parte del diseño Campus del Prado, un proyecto que comenzó en 1995 gracias al pacto parlamentario alcanzado para la modernización del Museo. Ha sido un proceso lento y gradual, que finalizará en 2019, coincidiendo con la celebración del bicentenario de la institución y la apertura al público del Salón de Reinos. El Museo del Prado conforma en la actualidad un campus museístico compuesto por varios inmuebles situados en pleno centro de la ciudad de Madrid: el edificio Villanueva, el Claustro de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, el edificio administrativo de la calle Ruiz de Alarcón, y el Salón de Reinos.
Además, el Prado prepara su doscientos aniversario con nueva iluminación para muchas de sus salas, además de donaciones de primer orden. La más reciente de ellas fue Retrato de Felipe III de Velázquez, obra donada por el hispanista William B. Jordan. Se trata de un inédito, un boceto preparatorio del rostro de Felipe III que el artista sevillano realizó para la composición de La expulsión de los moriscos, fechada en 1627, y que se destruyó en el incendio del Real Alcázar de Madrid en 1734.
Nada de esto habría sido posible sin la Ley del Prado, una iniciativa aprobada en el año 2003 y que dotaba al museo de mayor autonomía económica y programática. El objetivo entonces era que el museo alcanzara el 50 % de su financiación, y el otro 50 % con aportaciones públicas. El Prado, que recibe una dotación pública que no sobrepasa los 50 millones, acoge una plantilla de 408 personas y otras 300 que trabajaban en proyectos puntuales. Tiene inventariados 27.509 objetos, más de 7.800 de ellos pinturas, de las que sólo se exhiben unas 1.150. Es una institución que requiere conservación, al mismo tiempo que capacidad de crecimiento.