Una de las grandes crisis a las que se vio sometido el sistema político de la Restauración española (1875-1923) fue la Guerra de Marruecos. Esta aventura colonial que pretendía construir en el norte de África un sucedáneo de los territorios perdidos contra los EEUU en 1898 (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam) provocó grandes movilizaciones populares. Las protestas se iniciaron en 1909 en Barcelona, el puerto en el que se concentraban las tropas de refresco con las que el gobierno de Antonio Maura pretendía apoyar el despliegue en el teatro norteafricano.
El principal motivo de descontento popular fue la llamada a filas de los reservistas de las quintas de 1902 a 1907. Eran, en su mayoría, hombres de clases populares que ya habían contraído obligaciones familiares después de superar el servicio militar. Sin su presencia, sus familias perdían su sostén económico y se arriesgaban a caer en la indigencia.
Para los más privilegiados, la legislación de la época ofrecía diferentes salidas que les permitían escapar del servicio militar y de morir o ser mutilados en Marruecos, como pagar a un sustituto o hacer frente a un enorme pago. La protesta social por la injusticia de este servicio se puede resumir en uno de los lemas del socialismo español de finales del siglo XIX: ¡O todos o ninguno!
La universalización real del servicio militar en España no llegó hasta la dictadura franquista: ni la Restauración, ni el régimen de Primo de Rivera ni la II República fueron capaces de terminar con el trato preferente a las clases altas. A su manera, fue un problema que lastró la popularidad de todos estos regímenes.
NormaDin
Claro, claro, Putenko no puede perder la guerra. Este aventurero (utilizo el lenguaje de la tradición partidaria bolchevique, en la que fue criado) no puede perder la guerra porque sus ocurrencias geoestrategicas, expansivas y totalitarias, han de prevalecer contra viento y marea, con independencia del interés de su país ( mejor que se centrará en explotar sus abundantes recursos naturales en un contexto de coexistencia) y del resto de la comunidad internacional, incluidos ucranianos y variados países europeos. Se lo tenemos que consentir todo porque él, señor omnipoderoso, puede achicharrarnos como insectos. Conocemos bien el argumento, sus cómplices no dejáis de esgrimirlo. La complicidad con Putenko tendría que tener, al menos, las mismas consecuencias que atentar contra la nidificacion del urogallo o los derechos inalienables del guay común.
S.Johnson
¿Qué dice la historia sobre las movilizaciones de reservistas? En el caso de la Rusia actual lo que dice es que si no la haces pierdes la guerra. Así de simple. Por tanto no hay mas discusión: la movilización la haces sí o sí. No hay alternativa.