"Yo no uso vuestro diccionario, uso el María Moliner. Ahí no me llaman trapacera", dice una mujer integrante de la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad al académico Francisco Rico, quien la escucha con un estropeado gesto de paciencia. La protesta es una de las muchas que ha protagonizado el colectivo gitano para pedir que sea retirada la acepción "trapacero" a la definición de gitano.
"¿Sabe el daño a la autoestima que supone para nuestros hijos ver cómo a su pueblo lo definen como trapacero. Ojalá usted nunca tenga que pasar por esto", dijo María José Cortiño, presidenta de la Asociación. El Día del Libro da para todo. Y todos en él tienen algo que decir. Así lo han entendido quienes se han manifestado ante el edificio de la Academia.
Francisco Rico insistía en que -por mucho que entendiese su malestar- "el diccionario no puede quitar una palabra que viene inscrita en la literatura", aseguró. "Ya estaba en Cervantes esa acepción". "Eso es racismo y discriminación. Qué pasa, que a los payos por ser payos los vamos a llamar etarras o violadores", dijo Pilar Heredia, de la Asociación Yerbabuena.
Según denuncian ambas representantes, han solicitado ante Darío Villanueva, actual presidente de la RAE, una reunión. La Academia, aseguran, se ha rehusado.
Otras protestas
No es la primera. Las entidades que forman el Consejo Estatal del Pueblo Gitano han puesto en marcha una campaña para pedir a la Real Academia Española que cambie las acepciones del término gitano del diccionario por considerarlo "discriminatorio".
La iniciativa incluye la difusión de un vídeo de dos minutos de duración, así como la distribución de carteles, octavillas, chapas y marcapáginas, con el lema 'Una definición discriminatoria genera discriminación'. De esta manera, instan a la Real Academia Española a retirar la definición de gitano como "trapacero" por "peyorativa y vinculada a la estafa y el engaño".