El 23 de agosto de 2018, Reality Leigh Winner, una veterana de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y traductora en la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, en sus siglas en inglés) ingresó en prisión para cumplir una pena de cinco años y tres meses de cárcel, acusada de espionaje y considerada una "amenaza interna" para el país. Permaneció cuatro años entre rejas y estará en libertad vigilada hasta noviembre de 2024.
Winner (Texas, 1991) fue acusada de la filtración no autorizada de información clasificada sobre la intervención del gobierno de Rusia en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos de 2016 en las que Donald Trump resultó ganador, una conclusión a la que el FBI llegó tras el interrogatorio que se realizó el 3 de junio de 2017 a la acusada en su casa, en la que además se realizó un minucioso registro. Aquella conversación de la joven veterana con los agentes, que duró algo más de una hora, fue grabada y la transcripción de aquellas palabras es el núcleo de Reality, una película que detalla en tiempo real las declaraciones.
"Sabía que era secreto, pero me debía al pueblo estadounidense", llegó a reconocer Winner en alguna ocasión. Si bien ella no quería convertirse en alguien parecido a Edward Snowden, lo cierto es que la corte federal decidió imponerle la mayor condena de la historia del país por la filtración no autorizada de información del Gobierno a un medio de comunicación, una situación que llamó la atención de Tina Satter, que entró en contacto con la familia de la condenada para reconstruir lo que ocurrió durante aquel interrogatorio.
Reality, título de esta ficción y basada en la obra teatral que Satter estrenó en Broadway en 2021, fue presentada en la sección Panorama de la pasada edición de la Berlinale y está protagonizada por la actriz Sidney Sweeney -conocida por su trabajo en las series Euphoria, El cuento de la criada o The White Lotus- a quien acompañan los actores Josh Hamilton (The Walking Dead) y Marchánt Davis (The Day Shall Come).
'Reality' está pensado como un thriller de suspense en el que se respira una tranquilidad que siempre está a punto de resquebrajarse
Esta película, que se estrena esta semana en la plataforma Filmin, está pensada como un thriller en el que las cosas no son lo que parecen ser y en el que se respira una tranquilidad que siempre está a punto de resquebrajarse tan pronto algo se salga de lo esperado o del guion de los agentes del FBI, según esta redactora de Vozpópuli.
Ella, una traductora del farsi, llega a su casa en coche con la compra en su maletero. Allí le esperan dos agentes, a quienes pronto se suman más efectivos sin una orden clara. Sin embargo, no hay preguntas y las cuestiones más triviales de la vida (perros, gatos o deporte) llenan unos silencios incómodos que el espectador está deseando llenar con respuestas. ¿Qué hacen, qué quieren y, sobre todo, qué piensa ella?
Tras esperar en el exterior mientras el resto de efectivos buscan información entre sus enseres y sin que nadie le haya notificado el motivo del registro, los dos agentes del FBI se reúnen con Reality Winner en una habitación de la casa desangelada, sucia y amarillenta en la que solo hay una jaula para perros y un tubo fluorescente como luz. Allí, sin mesas ni sillas, empieza una conversación incómoda acerca de las costumbres de sacar información delicada impresa del edificio en el que trabaja, sobre sus problemas en el vecindario, sus objetivos futuros o el alquiler de su casa.
Reality: de la ingenuidad a la verdad
La ingenuidad y la inocencia de la condenada van borrándose de una cara que no muestra sorpresa, pero sí nerviosismo, y es en el rostro de Sweeney donde transcurre realmente toda la acción del filme, donde se pasa de la mentira a la verdad a medida que los agentes del FBI la acorralan con pruebas irrefutables. La tensión aumenta por segundos y cada ciertos minutos la película recuerda al espectador que lo que está escuchando es real, y que las imágenes solo acompañan las frases literales de esta conversación que por momentos es angustiosa.
Reality es el debut en el largometraje de Satter (Nuevo Hampshire, Estados Unidos, 1974), que no obstante lleva toda la vida trabajando en el teatro y como guionista en el cine. Para esta ocasión, estuvo en contacto con la familia de Winner e incluso se comunicó con ella a través de videoconferencia, al igual que Sweeney, lo que da más verosimilitud a lo que se muestra en pantalla, donde se respeta hasta el último detalle.
Todo, incluso la ropa que ella vestía aquel día, es real y se puede comprobar con material de archivo que proporcionó la familia y que mezcla la imagen real de Winner con la del personaje que encarna la actriz. Sin embargo, hay una tensión que no proporcionan los objetos reales y que nace de la propia película, que consigue confeccionar un suspense y un interés propio de las mejores películas. Como ya ocurrió en la película Mass, el virtuosismo en esta ocasión se encuentra en lo aparentemente sencillo.
Sin_Perdon
Veo que Miriam, en lugar de hacer una crítica sobre "Vaincre ou mourir", que se estrena mañana en los cines y que aparece en una noticia justo al lado de esta, prefiere hablarnos sobre un subproducto que se va a estrenar en una plataforma. Por supuesto a nosotros nos importa y nos es mucho más cercana, política, social y culturalmente, la producción francesa que la norteamericana, pero por supuesto esta redactora sigue mostrando reticencias a comentar un producto que seguro que no es cómodo para ella. Así nos habla sobre algo totalmente intrascendental, que no importa mucho más que una película de Pajares y Esteso, que nos habla de hechos de nula trascendencia y cuyo interés periodístico, humano o político raya la nada. Eso sí, la película es muy inclusiva, como todo producto norteamericano (cosa que no es el film francés ¿Lo van pillando?).