Es la mayor retrospectiva dedicada a Roy Lichtenstein desde la gran exhibición que el museo Guggenheim hizo de su trabajo en 1993, cuando el artista todavía vivía. Han pasado 20 años desde entonces. En una intención por mostrar una visión más compleja del artista, se reúnen 125 piezas, una selección que le tomó a los curadores más de cinco años de trabajo y que cobra forma en Lichtenstein: A Retrospective, una muestra de 13 salas en la Tate Modern, de Londres.
El Lichtenstein de la Tate pretende demostrar que su trabajo fue algo más que la producción colorista inspirada en viñetas de cómic –éstas sólo ocuparon tres años de sus 40 de carrera-. En la exhibición londinense se exhiben, por supuesto, clásicos como Whaam! (1963) pero también otras piezas hasta ahora no vistas: sus esculturas inspiradas en el Art Nouveau, sus paisajes chinos, las recreaciones que hizo de obras de Picasso y Matisse o las piezas que revelan su obsesión por los espejos.
Lichtenstein, junto a artistas como Warhol, Oldenbourg o Wesselman, es uno de los mayores iconos del Pop Art norteamericano de los sesenta, un movimiento que partió de ciertas nociones neodadaístas introducidas años atrás por Jasper Johns y Robert Rauschenberg y que tuvo su mayor expresión en la parodia y reproducción de los iconos de la cultura de masas. ¿Es posible, sin embargo, aplicarle otras lecturas a la obra del neoyorquino?
El peor artista de los Estados Unidos
Nacido en Nueva York, en 1923, Lichtenstein comenzó a pintar en los años 40. Durante esa época, mientras estudiaba en la universidad de Ohio, trabajó como dibujante copiando viñetas, a la vez que insistía en una búsqueda plástica a través de distintos lenguajes, entre ellos el expresionismo abstracto que practicaba Pollock. Pasados los años cincuenta, ya como profesor en el Rutgers State University de New Jersey conoce a Allan Kaprow, que le presenta a Claes Oldenburg, Lucas Samaras, George Segal, Robert Watts, Robert Whitman y a otros artistas implicados en la escena artística de los llamados Happenings.
Sus experimentos creativos marcan otro camino, que comienza a decantarse por la investigación con las imágenes impresas con técnica industrial. En 1961, Lichtenstein adaptó una viñeta del Pato Donald y Mickey Mouse pescando para decorar el cuarto de sus dos hijos de pequeños. La obra Look Mickey, con la que da inicio la exposición Lichtenstein: A Retrospective, fue su primer trabajo clásico con la reelaboración de cómics.
A partir de ahí empleó el efecto de media tonalidad con los puntos Benday, un elemento que se convertiría en un rasgo distintivo de su pintura. Comenzó haciéndolos manualmente, uno por uno, con pintura de óleo. Sería después cuando usaría una pantalla de metal hecha a mano y un rodillo de pintura para obtener el efecto de los puntos en los lienzos en los que representa viñetas y la imaginería de productos de consumo.
En 1964, la revista Life le dedicó una portada con el título: ¿Es el peor artista de los Estados Unidos? Lichtenstein ya era toda una celebridad. Había expuesto en 1962 con el galerista Leo Castelli y repetiría ese año en su galería con una nueva muestra.
Mucho más que cómic
Una vez consagrado con sus series volcadas en las tiras cómicas, Lichtenstein abandona Manhattan y muda su taller Long Island, donde pinta grandes óleos a base de gigantescas pinceladas que cruzan el lienzo. Entre mediados y finales de los sesenta experimenta con nuevos materiales como el plexiglás o el metal e inicia su serie de pinturas y esculturas inspiradas el Art Déco. De esa época es SeaShore (1964) y Modern Sculpture (1967) y Modern Sculpture with Velvet Rope (1968).
En 1969, inspirado por las series de cuadros de Claude Monet, Lichtenstein trabaja la catedral de Rouen vista a distintas horas del día. Este giro propicia su vuelta a los grabados sencillos y precede sus obras de los ochenta, dedicadas a trabajar obras de Picasso y Matisse en el estilo visual del arte pop. Mitad homenaje, mitad parodia, estas obras están incluidas en la retrospectiva londinense junto con la serie de desnudos que realizó poco antes de morir, en 1997, a los 73 años.