El gran público no está familiarizado con estos dos nombres, pero son vigas maestras en la música afroamericana contemporánea. A sus casi ochenta años, el batería nigeriano Tony Allen (Lagos, 1940) no es solo famoso por su legendaria aportación a la banda de Fela Kuti, sino por sus arrolladores discos propios y su participación en el grupo The Good The Bad & The Queen, junto con Damon Albarn (Blur), Paul Simonon (The Clash) y Simon Tong (The Verve). El estilo de Allen siempre disuelve la dicotomía entre fuerza y sutileza, dominando ambas igualmente, incluso de manera simultánea. Hablamos de uno de los arquitectos del 'afrobeat', mezcla de la tradición musical nigeriana con el empoderamiento de los Panteras Negras de los años setenta. El talento que despliega con las baquetas es tan descomunal que era el único músico de su banda al que Fela Kuti permitía escribir sus aportaciones en las hipnóticas piezas que cocinaron juntos.
Por su parte, Jeff Mills (Detroit, 1963) es uno de los pioneros del techno, la última gran innovación de la música popular del siglo XX. Enfrentados a una ciudad en pleno desguace, carcomida por el desempleo y la la desindustrialización, los jóvenes músicos de finales de los ochenta aprovecharon los numerosos almacenes vacíos para organizar fiestas ilegales interminables donde se cocinó un nuevo estilo, igualmente deudor de Kraftwerk, del ‘krautrock’, del italo-disco, de Afrika Bambaataa y del amplio legado de la música afroamericana. Su fuerza expresiva y minimalismo terminó conquistando Europa, donde triunfó mucho antes y a mayor escala que su Estados Unidos natal. Desde entonces, Mills ha ejercido de guardián de las esencias techno, además de explorador de nuevos territorios. Sin ninguna duda, es el icono más elegante y sofisticado del género.
Leyendo las cónicas de esta gira, queda claro que estamos ante un concierto muy especial, donde no se limitan a lanzar bases pregrabadas, sino que apuestan por el diálogo musical.
Estos dos gigantes de la música negra acaban de entregar un disco conjunto, ‘Tomorrow Comes The Harvest’ (2018), que presentan esta tarde a las 21:00 horas en la plaza del Matadero de Madrid. La pareja se conoce porque ambos residen en París, donde comenzaron a colaborar en 2016. Leyendo las cónicas de esta gira, queda claro que estamos ante un concierto muy especial, donde no se limitan a lanzar bases pregrabadas, sino que apuestan por el diálogo musical. Mills oficia a los platos, usando pantallas para que el público pueda apreciar más de cerca el trabajo de los dedos del discjockey. Allen se sienta a la batería, envolviendo en vibraciones analógicas las secuencias digitales de Mills. Todo con el ambiente elegante, espectral y eléctrico de las composiciones del álbum.
Esencia y evolución
No hay que infravalorar la contribución de ninguno de estos dos músicos. Jeff Mills siempre ha demostrado una enorme responsabilidad a la hora de contribuir a que el techno no fuera devorado por las dinámicas de la industria cultural. Por ejemplo, fue impresionante asistir a sus sesión en la mítica y desparaceida sala madrileña Aqualung en 2003. Mientras otros productores convertían la escena en una competición de quién era más bruto con los sonidos, algo legítimo y divertido pero previsible, él hizo una reivindicación de los matices, el gris y los tonos medios para preservar las posibilidades del género que ayudó a inventar. También ha realizado giras de conferencias para explicar su himno “The Bells”, colaborado con orquestas sinfónicas y participado en experimentos de musicoterapia. Pocos como él saben moverse entre las exigencias de una sesión de polígonos y los desafíos de un festival chic o un museo de arte contemporáneo. Todas sus aventuras, acierte más o menos, se caracterizan por un extremo rigor y dignidad.
https://youtube.com/watch?v=DwpedKWwS3w
De Tony Allen se puede decir lo mismo. Parece imposible que puedan surgir músicos como él de un país tan convulso como Nigeria, víctima de sus propia riqueza petrolera, de la rapiña de las multinacionales occidentales y de los conflictos militares internos. El reflejo de esa situación solo podía cuajar en una de las músicas más intensas, arrolladoras y desbocadas de la historia de la música negra. Hablamos, por supuesto, del afrobeat, que en su época dorada se llegó a traducir en conciertos de siete u ocho horas. En alguna entrevista, Allen se quejaba de que cuando desembarcó en Europa con Fila Kuti los conciertos no podían alargarse más allá de las dos horas y media y eso le hacía pensar que el público de aquí había pagado por escuchar solo el calentamiento de los músicos. Ahora vive su etapa de mayor reconocimiento, con las reediciones de sus discos clásicos y el éxito de The Good, The Bad & The Queen, un proyecto inclasificable que ha enamorado a gourmets pop de todo el planeta.
https://youtube.com/watch?v=B8zRLJl1-xc
Tony Allen y Jeff Mills actúan gratis el miércoles a la 21.00 en la Plaza del Matadero, dentro de la programación de los Veranos de la Vila.