Una locura. Sencillamente una completa locura. Así resumían muchos asistentes lo que acababan de vivir en el Wizink Center de la Comunidad de Madrid este martes a la salida del concierto de Travis Scott. El cantante llevaba seis años sin actuar en España y anoche protagonizó un show que fue un absoluto derroche de medios, energía y comunión con el público.
A principios de 2024 llegó la bomba. Uno de los intérpretes más importantes del hip-hop y sobre todo, de la esfera musical actual, anunciaba que vendría al corazón de España para dar un show. Nadie se lo esperaba, para muchos fue el inicio de un sueño que se hacía realidad. Las entradas volaron al segundo. Tal fue la movilización que se tuvo que anunciar una segunda fecha consecutiva. Su álbum UTOPIA, aclamado por la crítica, se convirtió en el lanzamiento de hip-hop más vendido de 2023 manteniéndose firme en el puesto número 1 del Billboard Top 200 durante cuatro semanas consecutivas y sumó más de 50.000 millones de reproducciones en todo el mundo, manteniéndose en el top 20 de los artistas más escuchados.
Este martes 30 de julio ha sido el primero de los shows y no ha defraudado. Bienvenidos abordo de la nave de Travis Scott con destino a Utopía. El ambiente fue especial desde antes de comenzar el show con un público entregado y con ganas de mucha fiesta. En el corazón del Wizink se dispuso una plataforma que dejaba a todos atónitos. Un escenario recreado un paisaje montañoso de otra dimensión que hacía honor a la utopía con la que titula su último disco.
Y con este caldo de cultivo, emanó el maestro de orquesta, Jacques Berman Webster, o como lo conocemos todos, Travis Scott. El músico embarcó a los 17.000 asistentes y los transportó a una galaxia diferente. Una jamás explorada y que nadie se podía imaginar en la que el escenario con tintes oníricos se ocultaba entre el humo, las luces y el fuego que llovía del techo. Cantó como solo él sabe. Gritó, corrió, emocionó y sobre todo chorreó una adrenalina muy contagiosa a todos los invitados a su mundo utópico.
Scott demostró ser un increíble maestro de ceremonias que sabe hacer únicos cada uno de sus shows. Más que un concierto, el estadounidense ofició una completa misa en la que el público era una parte imprescindible de ella. El público vibró especialmente con hits como “Goosebumps”, “Fe!n”, “Stragazing”, “Coffee vean”, y llegó a formarse un pogo en medio de la pista del recinto madrileño. “¡Qué sudada, qué experiencia, esto ha sido único!”, repetían algunas voces.
Consciente de este espíritu comunal que se estaba fraguando, cuando el rapero veía a alguien sin las manos arriba o sentado mandaba a producción a enfocarle para despertarle y hacerle ver que tenía que vivir al máximo esta experiencia. Uno de los asistentes se mostró un tanto rebelde y se ganó los abucheos de la grada que finalmente le hicieron entrar en el juego del show.
No se olvidó de ninguna de sus grande temas. No se dejó ninguna en el tintero. Y todas ellas las cantó con corazón y sentimiento como si fuera la última vez que las cantaba, algunas de ellas subiendo a varios asistentes al escenario. El estadounidense también alucinó con la respuesta de su público: "¡Oh Dios mío, Madrid qué locura! Muchas gracias por la energía que me dais, sois únicos", señaló Scott.
El rapero cerró su recital con “Fe!n” subido a una plataforma hidráulica rodeado de llamaradas mientras el público latía al ritmo del sonido que un corazón que se desbocaba y que daba paso a las notas electrónicas de este tema. Fuego, pirotécnica, plataformas, una pantalla gigante que proyectaba lo vivido. Un kit completo para hacer de esto una completa locura en la que el ‘buenrollismo’ se contagió. "Una hermandad qué flipas, bro", se escuchaba al salir del recinto tras hora y media de concierto.
Travis, gracias por elegir a Madrid y transportar al Wizink Center a otra galaxia. Nos has hecho vivir algo único y difícil de describir. Sin duda alguna eres un rey entre reyes.