Cultura

La única vez en la historia que España perdió toda la flota del tesoro de América

El historiador Rafael Castro Rodríguez relata en ‘Matanzas 1628’ la captura de la flota de Nueva España de Juan de Benavides Bazán

  • Acción de Witte de With contra corsarios de Dunkerque frente a Nieuwpoort, 1640.

Felipe IV acaba de cumplir siete años en el trono y tras vencer a los holandeses en Breda y Bahía, está a punto de recibir uno de sus mayores disgustos. Cuando le comunican la noticia al monarca más poderoso del planeta, estalla en cólera y exige que se ejecute a los responsables en el mismo lugar de la tragedia. En la bahía cubana de Matanzas, el holandés Piet Heyn ha capturado la flota española de América al completo con todo el tesoro, barcos y cañones. El Rey pide desde Madrid colgar en el puerto las cabezas de los españoles que han permitido tal deshonra. No solo supone un enorme destrozo a las arcas de la Corona, el tesoro ha ido a manos de su peor enemigo, las Provincias Unidas que han iniciado una ofensiva general al trono hispano en Europa, Asia y América. 

Pero lo pecuniario es algo secundario con respecto a la puñalada que acababa de recibir la reputación del rey católico. Con la pérdida de Matanzas, “quedaba rota la imagen de invulnerabilidad que tenía el sistema del tesoro”, señala el historiador Rafael Castro Rodríguez en Matanzas 1628 (Edaf), donde relata minuciosamente la captura de la flota de Nueva España de Juan de Benavides Bazán. En más de medio siglo nadie había conseguido hacerse con el botón completo de la plata americana, a pesar de los múltiples intentos de ingleses, franceses y holandeses y el fracaso de insignes corsarios. 
En el reinado del monarca de las Meninas, Europa estaba en medio de la Guerra de los Treinta Años, una guerra total que causó una brutal devastación en Centroeuropa, y a pesar de las sucesivas bancarrotas, la corona española mantenía firme el control de la ruta Atlántica. Los europeos también combatían en puertos de Asia y América por el comercio internacional y habían nacido poderosísimas compañías privadas como las neerlandesas (VOC y WIC) que controlaron rutas comerciales y guerrearon a sus rivales generando enormes beneficios a sus accionistas. Seis años más tarde, Juan de Benavides Bazán, responsable de la Flota de las Indias y sobrino nieto de Álvaro de Bazán, fue decapitado en Sevilla. El autor del Matanzas 1628, repasa en una entrevista con Vozpópuli las claves de aquel acontecimiento.

Pregunta: ¿Cuál era el contexto internacional en este momento?

Respuesta: Estamos en una época en la que Europa se encuentra en guerra total, debido a la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Muy a grandes rasgos, porque todo es mucho más complejo, nos encontramos dos bloques. Por un lado el bloque católico, que engloba al Emperador, los principados católicos alemanes y la Monarquía Hispánica. Por otro, los países protestantes: Inglaterra, Suecia –que entrará en la guerra poco después-, Dinamarca, los principados protestantes alemanes, las Provincias Unidas (Holanda) y la católica Francia. España estaba en guerra en todo el orbe. En Europa, se encontraba en guerra con las Provincias Unidas, ayudaba al Emperador en la guerra de Alemania, y defendía sus territorios de los ataques holandeses, ingleses y franceses en América y Asia. La tregua con las Provincias Unidas había expirado en 1621. Poco después, en 1625, la Monarquía hispánica había llegado a su gran cima militar, con sonados triunfos contra los holandeses en Bahía (Brasil), Breda, y Puerto Rico, pero también en Cádiz contra Inglaterra o en Génova contra saboyanos y franceses. Estos últimos no estarán en guerra oficialmente con España hasta 1635, pero sí oficiosa. Junto a las Provincias Unidas, eran los grandes enemigos de Felipe IV.

P: ¿La monarquía Hispánica seguía controlando la ruta Atlántica sin problema?

R: Sí. Seguro. Los ataques a las flotas de la Carrera de Indias y a los territorios americanos se podrían dividir en tres grandes periodos, aunque una vez más debo dejar claro que estoy simplificando todo bastante. La primera parte del siglo XVI se caracterizaría por los ataques franceses, la segunda mitad de ese siglo el gran enemigo pasaría a ser Inglaterra, donde actuarían personajes tan conocidos como Hawkins o Drake. Por último, desde finales del siglo XVI y en la primera mitad del siglo XVII, tomarían el relevo los holandeses. Sin embargo, las pérdidas sufridas de la Monarquía Hispánica por los ataques de todos ellos serían muy pocas, insignificantes en general. Sin duda, el gran golpe fue el de Piet Heyn.

P: Comenta en el libro que fue variando mucho, pero en el periodo de los Austrias y a modo orientativo, ¿se puede establecer qué porcentaje lo representaban la inversión privada en el comercio con América?

R: Desde el inicio de la conquista de América la Corona intentó establecer un monopolio comercial centralizado en la Casa de la Contratación, pero pronto se vio que esto no era posible debido a que el contrabando era cada vez mayor. En 1543 nació el Consulado de Sevilla, llamado también gremio de cargadores o universidad de cargadores, que tendrían el privilegio de comerciar con las Indias de forma exclusiva. A partir de ahí la iniciativa privada pasaría a ser la gran protagonista en el comercio, eso sí, siempre bajo el paraguas de las grandes instituciones reales, que no eran otras que la Casa de la Contratación y el Consejo de Indias, creado en 1523-24.

P: ¿Cómo de singular era la compañía neerlandesa de las Indias?

R: La primera compañía que crearon los neerlandeses, en 1602, fue la Compañía de las Indias Orientales (VOC), que sería la primera organización capitalista moderna en Europa. Su hermana, la de las Indias Occidentales (WIC) fue creada años después, en 1621. La VOC podía declarar la guerra –abría así un nuevo frente en el conflicto con España y Portugal-, invadir territorios o promover acciones corsarias, todo a cambio de pagar las correspondientes sumas de dinero a los Estados Generales de las Provincias Unidas. Sin embargo, lo más importante para la VOC era el beneficio económico, es decir, si no había ganancias no se establecerían militarmente en un territorio. Por tanto, la VOC había nacido para establecer, ante todo, un comercio pacífico apoyado por la fuerza sólo si se necesitaba. Esto no pasaría con la WIC. Ahí creo que radica su singularidad. En la compañía de Occidente el lucro era algo principal, claro está, pero a diferencia de su hermana había nacido como un instrumento del gobierno neerlandés con un claro objetivo bélico: sus ganancias vendrían de la guerra -que se privatizaría-, del contrabando, de la actividad corsaria con las flotas españoles, mucho más activa que en Oriente, y de la colonización de los territorios.

P: La de Matanzas fue la mayor captura en ese momento, ¿le consta que haya habido alguna otra mayor posteriormente?

R: No. Piet Heyn fue el único en la historia de la Carrera de Indias que se hizo con todo el tesoro, y que se llevó todos los barcos y los cañones de una flota española. Después de este episodio sólo dos veces los enemigos de España pudieron hacer algo parecido, aunque lejos de la hazaña del holandés. En 1656 cerca de Cádiz los ingleses se llevaron un navío y unos dos millones de pesos y en 1702, en Vigo, una armada anglo-holandesa se llevó 13 navíos –nueve franceses, cuatro españoles- de una armada hispano-francesa, aunque la plata se había puesto a salvo anteriormente.

P: ¿Cómo afectó en la guerra de Flandes?

R: El año de 1629 en Flandes fue caótico. No había dinero para la campaña del año siguiente y la plata que se debía pagar a los soldados españoles estaba en el bando rebelde después de la campaña de Heyn. Su gobernadora, Isabel Clara Eugenia, esperaba una rebelión general. Los holandeses ya no querían oír hablar de una tregua, ahora que los españoles volvían a estar muy interesados en ella, y los franceses cobraban más ímpetu en sus intereses estratégicos en Italia. Olivares, debido a la crisis de Mantua, había metido a España en otra guerra en territorio italiano, pero ahora Francia también entraba allí para intentar cortar la comunicación entre Bruselas y Milán, lo que se llamaba el camino español. En los Países Bajos caían dos plazas importantísimas como eran Wesel y Bolduque, el gobierno de Isabel estaba en claro peligro, casi desintegrado, al igual que su armada. Sin embargo, todo aquello también traería una reorganización gubernativa que conseguiría estabilizar la situación a medio plazo.

P: Detalla los millones de florines, pero a nivel económico, ¿qué supuso esta pérdida para la Corona? Para tener la referencia, cuántos millones llegaban a Europa desde América?

R: La pérdida económica para la Corona fue importante para la campaña de ese año, aunque como decía el Rey, le importaba mucho más la reputación que el dinero. Sin embargo, la Monarquía española pasaba por una clara crisis económica. La hacienda española había declarado la bancarrota en 1627. Los banqueros genoveses ya no querían seguir financiando las guerras de la Monarquía, y Olivares buscaba dinero donde fuera, incluso recurriendo a los banqueros conversos portugueses. Matanzas iba a hacer que el comercio americano se resintiera aún más si cabe, y ya estaba en declive en relación al siglo anterior, entre otras cosas porque el rey requisó una vez más dinero de los particulares.

P: ¿Corrupción, mala gestión o mala suerte para explicar la catástrofe de Matanzas?

R: Yo diría que las tres. La corrupción estaba generalizada y a Benavides se le achacaron cargos importantes, como que la nave iba embalumada, es decir, que todo estaba lleno de cajas y camarotes que no dejarían utilizar la artillería con rapidez si eran atacados. También se le acusó de no dar nombre a las naves de su flota, algo que era primordial para que se pudiera saber si algún barco enemigo se metía en medio de su armada, como pasó después. Las decisiones importantes que tomó, fueron encaminadas a salvaguardar la plata del rey y a no poner en riesgo la vida de su tripulación. No tomó la decisión de hacer consejo con las otras naves, algo que exigían las instrucciones que se le daban a los generales, por lo que no dio opción a su almirante para que le ayudara. Si hubiera intentado llegar hasta La Habana y entrada la noche refugiarse bajo los cañones de la ciudad, quizá podía haberlo conseguido. Sin embargo, la opción de ir a Matanzas era viable, y el plan podía haber funcionado si las naves no llegan a varar. Aquello fue mala suerte, aunque también se le achacó que debía ir delante una barca reconociendo el puerto. En definitiva, creo que hubo de todo un poco.

P: ¿Fue un castigo ejemplar?

R: Sí, completamente. Para la Monarquía hispánica –también para las demás monarquías- la reputación era algo esencial. Es lo que llamo en el libro la palabra mágica, porque se nombra continuamente en las fuentes. No se podía permitir, bajo ningún concepto, que los enemigos de España se llevaran el tesoro íntegro y además sin luchar, que su general abandonara el barco y que nada le ocurriera al máximo responsable de todo ello. Esa decisión sí que le costaría a nuestro hombre la cabeza. Como decía el fiscal Solórzano Pereira "que aún sin culpa pudieran ser castigados como ejemplo y como expiación de tan gran desventura".

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