En él conviven dos hombres que se detestan: Benjamin Black y John Banville. Black piensa que Banville es un pretencioso; y Banville que Black es un superficial. A pesar de eso,regresan ambos cada cierto tiempo. En 2019, el escritor irlandés renueva su esquizofrenia literaria con Los lobos de Praga(Alfaguara), una entrega de ficción de Benjamin Black, el alterego policiaco del ganador del Man Booker Prize y premio princesa de Asturias de las Letras. Una nueva novela síntesis en la que Black y Banville hacen pulso.
Con el alter ego Benjamin Black, Banville publicó El secreto de Christine(2006), su primera obra de novela negra y donde crea a su personaje protagonista, Quirke, el forense que protagonizó también El otro nombre de Laura, En busca de Abrily Venganza. Como Black, Banville publicó una larga serie coronada por La rubia de ojos negros, novela en la que resucitó –por encargo de los propios herederos de Raymond Chandler- al famoso detective privado Philip Marlowe.
En esta entrega, Christian Stern, un joven alquimista, erudito y ambicioso, llega a Praga en el invierno de 1599 con la intención de hacer fortuna en la corte del Sacro Emperador Romano, Rodolfo II, sobrino de Felipe II. La noche de su llegada, borracho y perdido, Christian tropieza en el Callejón del Oro, junto al castillo, con el cuerpo de una joven tendido en la nieve. El desafío es doble: esclarecer las circunstancias de la muerte y sus motivos.
Benjamin Black, es decir, Banville, da un golpe de efecto: se atrinchera en el pasado como si de una sorpresa se tratara. En 1981, gran parte de su novela Kepler, una reimaginación de la vida del matemático imperial y astrónomo de Rudolf, transcurre en un espacio parecido. Apeló a ese espacio en Prague Pictures, una crónica de sus propias experiencias de la capital checa entrelazada con fragmentos de historia, literatura y folclore. Praga, tal vez casi tanto como Dublín, está en el ADN de Black y Banville.