Los escaparates siempre han sido unos de los grandes reyes de la Navidad, capaces de estimular y cristalizar los deseos de millones de personas. Lo que no es tan conocido es que algunos de los mayores artistas del siglo XX, auténticos clásicos de nuestra era, tuvieron allí sus primeras oportunidades para desarrollarse y brillar. Lo podemos comprobar en una alabada exposición que acoge estos días el museo Tinguely de Basilea (Suiza). Uno de los grandes protagonistas de la expo es Jasper Johns, que de joven tuvo su propio negocio de escaparatismo con Robert Rauschenberg. Otra de las atracciones es Andy Warhol, que trabajó para Gene Moore, legendario escaparista de tiendas míticas de Nueva York como Bonwit Teller y Tiffany's.
Adrian Dannatt es una de las comisarias invitadas a Fresh Window, que se inspira en esta interesección de arte y comercio. "Mi inspiración original como comisaria invitada fue descubrir que, en realidad, Jean Tinguely, el artista más famoso de Suiza en la posguerra, también se había formado como aprendiz de decorador de escaparates a los 16 años y había trabajado como tal durante más de una década. Seguía creando escaparates cuando se mudó a París, donde sus jóvenes vecinos artistas, François-Xavier y Claude Lalanne, también se ganaban la vida creando escaparates para Christian Dior, antes de convertirse en los escultores y diseñadores de mayor éxito de Francia", explica a la venerable revista británica The Spectator.
Inspiración y locura
¿Qué más cosas podemos encontrar en la expo? Lo más pasado de vueltas puede ser la obra "Role exchange", donde la polémica Marina Abramovic intercambia su lugar con una prostituta en su escaparate de Ámsterdam, aunque le pisa los talones Vlasta Delimar, con una pieza titulada "El derecho al orgasmo desde de cumplir sesenta". Queda claro que la satisfacción de los deseos sexuales siempre ha estado en el centro del imaginario de los escaparatistas del capitalismo tardío, donde ya no se ven productos a los clientes sino estilos de vida que igual ni sabían que deseaban antes de ponerse a mirar.
Lo más loco de la exposición es el trabajo de Martina Morger, artista de la performance y adicta a lamer escaparates en las tiendas de lujo de París
También se incluye una sección de artistas que tomaron los escaparates como fuente de inspiración, por ejemplo Christo, algo que no sorprende descubrir del artista que se hizo millonario envolviendo grandes símbolos como si fuesen regalos. Otra obra crucial de la muestra es "La viuda fresca" de Marcel Duchamp, que dio nombre a la muestra, donde el influyente padre del arte conceptual muestra una ventana, haciendo un juego de palabras entre los términos ingleses "widow" (viuda) y "window" (ventana). La obra representa una ventana de tipo francés y fue estrenada en 1920.
Lo más loco de la exposición es el trabajo de Martina Morger, artista de la performance y adicta a lamer escaparates en las tiendas de lujo de París. Seguramente el gran mérito de la exposición consuste en recordarnos el cambio que se produjo en nuestras vidas cotidianas a finales del siglo XIX, cuando irrumpen los grandes escaparates, como despliegue de sueños y fantasías capitalistas. Imponentes e hipnóticos, disponibles para la mirada 24 horas al día, se convirtieron en símbolo de la sociedad de condumo y todavía no han podido ser destronados por ninguna tecnología. Los grandes artistas de nuestra época han buscado mejorarlos en vez de desacreditarlos y quizá ahí esté una de las claves de lo que significa el arte contemporáneo, que tiene mucho más de consumista y narcisista que de cuestionador del turbocapitalismo.