Que el coche eléctrico será protagonista en un futuro no muy lejano, o quizás algo más lejano de lo que nos gustaría, prácticamente nadie lo pone en duda, pero lo que está claro es que hoy en día no soluciona la movilidad de la gran mayoría de usuarios del automóvil. En unos casos por sus muy elevados precios y, en otros, por la dificultad de su recarga, al coche eléctrico le queda mucho camino por recorrer hasta convertirse en una opción más dentro del amplio panorama de alternativas que vamos a poder encontrar en los próximos años.
Y entre ellas, dos que ya hoy en día sí son soluciones más que realistas de cara al usuario, el Gas Natural Comprimido y el Gas Licuado del Petróleo, dos combustible alternativos que están al alcance por precio de compra de los turismos que se mueven con ellos y que permiten repostar ya con cierta facilidad, uno más que otro, pero con puntos de recarga que crecen a ritmo muy superior a los de los coches eléctricos.
Y para comprobarlo de primera mano, nada mejor que hacerlo con dos turismos que se mueven con estos dos combustibles, un Seat León TGI de GNC y un Opel Mokka X de GLP, con los que hemos cubierto suficientes kilómetros para poder valorar como se desenvuelven, sus ventajas e inconvenientes… y su coste real con el paso de los kilómetros.
GNC: Seat León TGI
La llegada a la gama Seat de las versiones de GNC –Gas Natural Comprimido– ha sido todo un éxito para la marca española, que acaba de poner en el mercado la segunda generación del León TGI, ya con el motor de TSI de 1,5 litros y en que se ha aumentado la capacidad de su depósito de gas para ofrecer una mejor economía de consumo. A diferencia del Mokka GLP, el Leon TGI funciona en todo momento en “modo gas”, y sólo cuando se vacía el depósito pasa a funcionar con gasolina. Llenar el depósito de gas, más bien los tres depósitos de gas que incorpora, antes solo dos, supone menos de 15 euros para los algo más de 17 kg de capacidad entre todos ellos.
Aquí se da una de las diferencias con el GLP, pues hay menos estaciones de respostaje de GNC, unas 50 por toda España, pero con una tendencia a ir creciendo a ritmo incluso más rápido que aquellas. Llenarlo requiere apenas un par de minutos y su sistema es algo más sencillo que el GLP, pues basta con asegurar la boca de la manguera a presión sobre la de llenado sin tener que mantener pulsado ningún botón del surtidor.
Tras llenarlo, y al igual que con el Mokka X, comenzamos un largo viaje para comprobar cómo dan de sí esos 17 kilos de gas almacenados a presión. Aunque en el momento de iniciar la marcha con el motor frío lo hace tirando del depósito de gasolina, en pocos minutos y con el motor ya a temperatura óptima de funcionamiento cambia al modo gas sin que podamos escoger uno u otro. Con el depósito lleno, pudimos recorrer casi 500 kilómetros a buen ritmo, entre 130 y 140 km/h de forma habitual, hasta que el indicador de nivel de gas encendiera la luz de reserva. Las cuentas, muy claras, suponen poco más de 3 euros cada 100 kilómetros, cifra sin duda muy por debajo, menos de la mitad, de la del Mokka X de GLP.
Resulta, a la vez, hasta un 50% más económico que la gasolina y un 30% que el diésel, y también más limpia, toda vez que este tipo de energía supone un ahorro del 25% de CO2 respecto a la gasolina, y una reducción del 87% de óxido de nitrógeno en comparación con un motor diésel.
La conducción no varía en relación al funcionamiento de gasolina, se siente algo más refinado en general que el Mokka X de GLP, y no se aprecia pérdida de prestaciones, manteniendo una respuesta muy brillante en todo momento. Sus 130 CV rinden de forma muy satisfactoria, permitiendo viajar a muy buen ritmo con facilidad.
GLP: Opel Mokka X
Es el combustible alternativo más utilizado a nivel mundial, con más de 25 millones de vehículos en el mundo. En España, sus ventas crecen a muy buen ritmo y superan ya los 70.000 turismos circulando por nuestras ciudades y carreteras, y a la hora de repostar se identifica como Autogas. Frente al GNC, cuenta con la ventaja de su mayor implantación por todo el territorio nacional, con más de 600 estaciones de servicio en las que poder repostar, muy superior a día de hoy en número respecto a aquél, y que se prevé que para 2020 prácticamente se dupliquen.
Lo primero que hacemos con el Mokka X, tras vaciar el depósito de gas circulando varios días por Madrid y alrededores, es comprobar lo que tardamos en encontrar una estación de servicio y el tiempo en realizar la recarga de gas. No hay problema en localizar una estación que tenga Autogas GLP en una ciudad como Madrid y, en apenas tres o cuatro minutos, el depósito queda lleno. Eso sí, durante todo el proceso hay que mantener pulsado un botón ubicado en la parte superior del surtidor.
Cuando el tanque ha llenado el 80% de su capacidad, el proceso de llenado para de forma automática. Llenarlo supone apenas 30 euros para los algo más de 45 litros de GLP que entran el depósito, y tras ponernos en marcha pudimos cubrir 410 kilómetros a ritmo normal, ligeramente por encima en todo momento de los 120 km/h. Con el precio del GLP a menos de 0,7 €/litro, las cuentas con claras, cada 100 kilómetros recorridos con el Mokka X de GLP suponen 7 euros, claramente por debajo del mismo Mokka con motor de gasolina, también más económico que el diésel… pero por encima del León alimentado por GNC.
Lo que sí hemos podido sentir durante los largos recorridos combinando el gas con la gasolina -puedes pasar de uno a otro combustible pulsando un botón, algo que no se puede hacer en el Leon de GNC- es una pequeña pérdida de prestaciones funcionando con GLP. No llega a incidir de tal manera que condicione la conducción, pero sí se siente como si se perdiera algún que otro caballo de los 140 que desarrolla el motor 1.4 Turbo.