Más de la mitad de los alimentos que compras en el supermercado no son comida real: son productos ultraprocesados. Lo peor de estos 'pseudoalimentos' no es que nos engorde o que nos robe la energía debido a los picos de insulina que producen, sino que pueden hacernos enfermar.
Un reciente estudio, publicado en el British Medical Journal y realizado entre 105.000 participantes, descubrió que si se aumentaba un 10% el consumo de este tipo de alimentos, incrementaba un 12% el riesgo de padecer cáncer en general y un 11% de mama.
Unos hallazgos que cada vez cobran más fuerza pero que todavía no han calado en la población, pues el consumo de estos productos sigue al alza. Hablamos con el nutricionista Carlos Ríos y con el experto en real food David Guibert sobre la comida real y el peligro de los ultraprocesados a colación de su nuevo libro, 'Cocina comida real' (Ed. Paidós), publicado el pasado mes de agosto y que reúne cien recetas sanas para hacer nosotros mismos en casa.
El peligro real de los productos ultraprocesados
Los ultraprocesados fueron creados hace unas décadas, de la mano de la revolución industrial y tecnológica, y su principal objetivo es vender, a costa incluso de la salud de la población. Un lado oscuro de la industria alimentaria que algunos se esfuerzan por sacar a la luz, como Carlos Ríos y David Guibert.
PREGUNTA. ¿Por qué hacer un libro sobre "comida real"?
CARLOS RÍOS: Porque creemos que hace mucha falta hoy en día. Aunque la gastronomía suele ser saludable, la cultural, en la vida diaria de la gente no lo es tanto. En el libro ofrecemos cien recetas sanas, sencillas y fáciles de hacer en las que hay de todo con ingredientes 100% saludables. Intentamos que se convierta en un hábito de vida saludable para la gente cocinar con alimentos reales, pues el entorno nos vende productos ultraprocesados cargados de aditivos, aceite de palma y es difícil salir de ahí si no sabes cómo.
P. Sobre todo porque los ultraprocesados causan enfermedades...
C.R. Sí, el consumo de ultraprocesados está relacionado con una serie de enfermedades crónicas no transmisibles (cardiovasculares, diabetes tipo 2, cánceres y enfermedades neurodegenerativas). Y aunque no todo se debe a una mala alimentación, se ha demostrado que estas dolencias están relacionadas con lo que consumimos.
El consumo de ultraprocesados está relacionado con una serie de enfermedades crónicas no transmisibles
P. Llama la atención que cada vez cuesta más encontrar comida real en el supermercado, ¿cómo hemos llegado a este punto?
C.R. Uno de los problemas es que nuestro sistema alimentario lo dirige una serie de empresas que se han hecho muy grandes y poderosas en los últimos años. Ofrecen y comercializan productos fáciles de preparar, precocinados... y todo ello con ingredientes altamente adictivos, por lo que la gente siempre querrá más. Además, no hemos recibido una educación lo suficientemente valiosa como para que sepamos distinguir lo saludable de lo que no lo es.
D.G. Al final es entendible que cada vez más gente caiga en los ultraprocesados. Vamos todo el día rápido, con prisas y nos falta información. Lo peor es que no somos conscientes de las consecuencias que tiene esta forma de alimentación en nuestra salud. Nuestro objetivo con el libro es mostrar que con poco dinero y tiempo podemos comer comida real, y poco a poco ir cambiando los malos hábitos que tenemos y que hemos perpetuado durante años.
Uno de los problemas es que nuestro sistema alimentario lo dirige una serie de empresas que se han hecho muy grandes y poderosas en los últimos años
P. Yo como muchas latas de legumbres en conserva... ¿eso es bueno o no?
C.R. Sí, las legumbres de bote son buenas. La clave para saber si algo es saludable o no es constatar la presencia o no de conservantes, aditivos... Y las verduras y hortalizas de bote con lavarlas sería suficiente.
P. David, ¿podrías decir a los lectores de Vozpópuli un desayuno sano y fácil de preparar?
D.G. Pues uno compuesto por copos de avena, leche, yogur y algo de fruta sería suficiente y sano. En el libro también hemos añadido opciones más elaboradas, como recetas para hacer tus propias galletas o tortitas saludables.
P. ¿Y una cena?
D.G. Salteado de verduras con algo de proteína, como carne o pescado.
"La Coca-Cola es de lo más peligroso que hay para la salud"
P. La obesidad es uno de los dramas actuales. Y supongo que la culpa es de nuestra alimentación...
C.R. Hay más factores, pero indudablemente la obesidad está relacionada con los malos hábitos y con los ultraprocesados. Obviamente también influye el estilo de vida que llevamos, el estrés (que puede desencadenar en atracones), el sedentarismo...
P. ¿Y qué opináis de la Coca-Cola, la Fanta y todos estos refrescos que tanto bebemos?
C.R. Dentro del grupo de ultraprocesados, la Coca-Cola es de lo más peligroso. Y hay evidencia científica que relaciona su consumo con enfermedades (obesidad, diabetes tipo 2...). Este refresco provoca subidones de azúcar en sangre que nuestro cuerpo no es capaz de gestionar porque, simplemente, no está capacitado para ello. Ahora es verdad que hay otras opciones, como la sin azúcar, pero por ser menos mala no es recomendable tampoco.
P. El fácil acceso a la comida ultraprocesada ahora se ha visto impulsado además por Glovo, Uber... ¿qué opináis de esto?
C.R. Estas plataformas no tienen la culpa ni la responsabilidad de los malos hábitos de la población, pero sí que facilitan el consumo de estos ultraprocesados. Antes tenías que ir al McDonalds, y ahora es el propio McDonalds el que va a tu casa. Al final es una herramienta más. Si hubiera más restaurantes de comida sana todo sería mucho mejor.
D.G. Al respecto, en el libro hemos incluido recetas de pizzas, hamburguesas... y toda esa comida que tanto nos gusta pero con alimentos reales, sin aditivos y de calidad.
P. Toda la industria alimentaria de los ultraprocesados es alarmante, pues además afecta a la salud, lo que, en cierta manera, influye en el gasto público. ¿Por qué el Ministerio de Sanidad no hace nada al respecto?
C.R. Sanidad no lo controla porque hay muchos intereses de por medio. Además estas empresas son relativamente recientes. En la última década se han hecho muy poderosas, pero yo vaticino que pasará lo que ocurrió con la industria del tabaco, que en los años 50 era muy poderosa y luego se le empezó a poner cotas. Cuando se vean los efectos desastrosos que los ultraprocesados generan en la sociedad, en unos años, el Gobierno se verá obligado a controlarlo. El algunos países, como en Chile, ya se está empezando a hacer, y vamos por ese camino.