Las olas de calor entrañan riesgos para todos, pero siempre hay grupos más vulnerables y expuestos a sufrir problemas de salud. Los niños, personas mayores y mujeres embarazadas son algunos de ellos, pero también las personas con ciertas patologías, como las personas diabéticas. Las altas temperaturas los hacen más susceptibles de sufrir deshidratación, ya que se altera la forma en que el organismo utiliza la insulina.
En estos meses, más que nunca se hace imprescindible cuidar el estado de los medicamentos, mantenerlo todo bajo control y cuidar todos los imprescindibles en el día a día, como puede ser el monitor de azúcar en sangre. Así, es posible hacer lecturas de azúcar minuto a minuto, y ajustar la medicación de forma exacta para que todo vaya bien.
¿Cómo proteger los medicamentos?
La clave para proteger el monitor de glucosa y los medicamentos es alejarlos de las altas temperaturas. No se trata de no llevarlos encima -de hecho, se trata de todo lo contrario-, sino de guardarlos y aislarlos debidamente.
Uno de los lugares con mayor riesgo son las playas y piscinas. Evitar el sol directo, buscar sombras y mantenerlos aislados en un estuche únicamente dedicado a ellos pueden ser buenas formas de hacerlo. Además de esto, llevar una pequeña neverita es una buena opción: un material que aísle del calor puede marcar la diferencia, ya que el monitor puede sobrecalentarse aunque no reciba luz del sol directa.
Otro sitio de riesgo es el vehículo. Se sobrecalienta rápido, y tras varias horas bajo el sol la temperatura en su interior aumenta considerablemente. Se debe evitar dejar aquí este tipo de objetos, y al hablar de ellos también se aplica a suministros, como las tiras reactivas.
Para concluir, es importante recordar que se deben evitar las temperaturas extremas: tanto el calor como el frío. El contacto directo con el hielo también puede producir daños.