La endometriosis es una patología de la mujer en edad fértil en la que hay una implantación de tejido endometrial fuera de su lugar natural, que es la cavidad uterina. Así, se puede localizar este tipo de tejido en el ovario, lo más común, o en otras partes del cuerpo como el intestino, la vejiga o la zona pélvica. Este tejido endometrial, independientemente de dónde se sitúe, también depende de las hormonas del ciclo menstrual, lo que puede provocar una reacción inflamatoria crónica en la zona y, en consecuencia, dolor y otros efectos como infertilidad. Es una patología frecuente, benigna y de evolución crónica.
La endometriosis afecta al 3-10 por ciento de la población en edad reproductiva. Se estima que hay unos dos millones de mujeres con endometriosis en España y que se tarda en diagnosticar unos ocho años de media, de acuerdo con los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Fertilidad. Se calcula que el 30-50 por ciento de las mujeres diagnosticadas de disfunción reproductiva o esterilidad tienen endometriosis.
“No hay un único síntoma que defina que se padece la enfermedad y, aunque hay algunas molestias frecuentes, estas no siempre aparecen de manera clara en todos los casos e incluso, en las formas más leves, pueden pasar desapercibidos”, nos explica la doctora Clara Colomé, subdirectora médica Eugin Barcelona. “No obstante, algunos síntomas característicos de la endometriosis son el dolor abdominal, sobre todo asociado a las reglas, lo que se conoce como dismenorrea; el dolor pélvico y lumbar, también relacionado con la menstruación; el dolor durante y después de las relaciones sexuales (o dispareunia); sangrados intermenstruales; molestias gastrointestinales; e infertilidad”, añade.
¿Existe tratamiento?
La endometriosis es una enfermedad crónica y no existe tratamiento para su curación definitiva. Sin embargo, “sí que se aplican tratamientos para aliviar sus síntomas y evitar su progresión hasta la llegada de la menopausia, momento en que los ovarios dejan de producir hormonas y por lo tanto la enfermedad regresa”, añade Colomé. “Los dos pilares del tratamiento serían el tratamiento médico (mediante fármacos que inhiban la actividad del ovario y fármacos para el dolor) y la cirugía”.
El tratamiento recomendado dependerá en cada caso del grado de afectación, de la edad de la paciente y de su deseo de quedarse embarazada. “Algunos de los más comunes son los antiinflamatorios, para paliar el dolor; los tratamientos hormonales, como los anticonceptivos, para regular las hormonas implicadas en el ciclo menstrual y enlentecer la progresión de la enfermedad en pacientes sin deseo genésico inmediato; y la cirugía, para retirar quistes o implantes de endometriosis en los casos con síntomas más severos”, asegura la doctora.
Es importante conocer que, salvo en casos con sintomatología muy importante, el uso de tratamientos hormonales (anticonceptivos) o la cirugía no suelen mejorar las opciones futuras de embarazo. En todo caso, si la paciente no tiene síntomas o la endometriosis es leve, “se suelen realizar simplemente controles médicos regulares para valorar en cada momento la necesidad o no de tratamiento”.
Endometriosis y calidad de vida
Sí se puede tener una buena calidad de vida aunque se padezca endometriosis. Es una enfermedad con una gran variabilidad de afectación y síntomas en cada paciente, incluso puede ser asintomática. En muchos casos, sobre todo si el diagnóstico ha sido realizado de forma temprana, la calidad de vida es buena, a veces con necesidad de algún tipo de tratamiento e incluso mejorando los hábitos de vida.
Sin embargo, es cierto que en los casos de endometriosis profunda más severos la enfermedad puede resultar invalidante y requerir tratamientos más agresivos (cirugía, inducción a una menopausia artificial) que pueden alterar sustancialmente la calidad de vida de estas mujeres.
Endometriosis y embarazo
“Cuando una mujer padece endometriosis, el embarazo resulta difícil de conseguir por varios motivos, principalmente: o bien porque la propia endometriosis disminuye el número y calidad de los óvulos de la mujer, o bien porque distorsiona la anatomía de la pelvis de la mujer, alterando la función de las trompas y dificultando que se produzca el embarazo.
"La endometriosis puede afectar directamente a la fertilidad de la mujer en tres de cada 10 casos”, nos dice la experta de Eugin Barcelona. “El primer paso es intentar buscar el embarazo de manera natural. Si al cabo de unos seis meses no llega, sería el momento de consultar con un especialista”, aconseja.
En estos casos, se valora a cada paciente en particular y se puede recurrir a la reproducción asistida mediante una inseminación artificial o una fecundación in vitro. “No obstante, el diagnóstico precoz y la preservación de la fertilidad son clave para combatir de manera temprana los efectos de la enfermedad sobre la capacidad reproductiva de las mujeres. La vitrificación ovocitaria puede ser una opción recomendable una vez realizado el diagnóstico en edades jóvenes y cuando las mujeres no tienen todavía el deseo de ser madres”.
Un embarazo si se tiene endometriosis sí es posible, “especialmente en mujeres menores de 35 años el embarazo puede ocurrir de forma natural incluso con endometriosis. Sin embargo, es importante tener el diagnóstico y, en caso de que la gestación no llegue en unos seis meses, consultar al especialista de forma ágil para valorar la situación y plantear distintas opciones”. Habitualmente, en los casos de endometriosis, es más común tener que realizar una fecundación in vitro que una inseminación artificial, porque puede haber una alteración.
“En los casos en los que la endometriosis sea muy severa, con sintomatología importante, puede plantearse una cirugía previa, siempre con un equipo multidisciplinar especializado y, en los casos de insuficiencia ovárica existe la posibilidad de acudir a los óvulos de una donante”, nos explica.
Si se produce el embarazo, en términos generales, la endometriosis suele mejorar durante el embarazo, ya que tanto su progresión como su sintomatología suelen verse frenados durante el mismo. Por lo tanto, el embarazo suele ser un período tranquilo en este aspecto. “En algunos casos esto puede no ser así y pueden surgir algunas complicaciones, si bien son extremadamente raras, como la rotura de un quiste de endometriosis. Algunos estudios describen también un leve aumento del riesgo de aborto en el primer trimestre o de la incidencia de cesárea o diabetes gestacional, si bien estas asociaciones no son claras”, concluye.