Los problemas de erección pueden aparecer en cualquier etapa de la vida y a cualquier edad (aunque son más habituales en la edad madura). La disfunción eréctil es una de las más comunes entre los hombres y puede llevar a unas relaciones sexuales poco satisfactorias e incluso a una bajada en la autoestima de quien lo padece que podría derivar en otras patologías.
Aunque hay ocasiones en las que es imposible evitar este problema, hay algunos hábitos y rutinas diarias que pueden influir en que se de más a menudo o en un momento puntual de la vida.
La ansiedad suele ser una de las causas que lo provoca y puede hacer que el problema sea más importante en una especie de círculo vicioso al sentir frustración si no se logra la erección en varias ocasiones consecutivas y que puede llevar a quien lo sufre a una aversión o miedo al sexo.
Dormir poco influye en tu erección
La importancia de un buen descanso podríamos aplicarlo a todos los momentos de nuestra vida. Dormir bien nos ayuda a estar más concentrados en el trabajo, a tener un mejor humor y a afrontar los retos que se nos ponen por delante cada día con una mayor energía y positividad. Pero es que dormir a pierna suelta y las horas necesarias (entre siete y ocho horas cada noche) también influye en un buen funcionamiento del órgano sexual.
Los expertos aseguran que durante el tiempo que se está durmiendo, un hombre puede tener varias erecciones de hasta 30 minutos de duración, siempre y cuando el ciclo de sueño abarque esas ocho horas. Estas erecciones nocturnas se producen para mantener el correcto flujo de la sangre y la oxigenación del tejido durante las horas de sueño.
Por lo tanto, el insomnio no es un buen compañero de viaje, así que respeta tu hora de acostarte, mantén una rutina a la hora de irte a la cama y evita usar dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir.
Fumar, el peor hábito
Sin duda, uno de los hábitos que más afectan a los órganos sexuales masculinos es fumar. Consumir tabaco perjudica a la salud en general y tiene también graves consecuencias en el funcionamiento del pene. Un 27 por ciento de los problemas de erección tienen su origen en el tabaco y la disfunción eréctil es 2,5 veces más frecuente en hombres fumadores con menos de 50 años, y según un estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine, los casos de esta enfermedad en jóvenes se han disparado a un 25% del total. Además, “un 40 por ciento de los hombres que acuden a un médico con problemas de erección también es fumador”, advierten desde Boston Medical Group.
La explicación a esto es fácil: los agentes del tabaco no solo son cancerígenos, sino que también son vasoconstrictores. La nicotina comprime los vasos sanguíneos y esto dificulta el paso de la sangre a esa zona de la anatomía masculina que es necesaria para alcanzar la erección. Lo habitual es ir notando paulatinamente la dificultad para mantener erecto el miembro durante el tiempo necesario para una actividad sexual satisfactoria.
Si a esto le sumamos un consumo habitual de alcohol, las consecuencias serán mucho peores, ya que las bebidas alcohólicas también provocan problemas circulatorios y disminuyen el deseo sexual.
Una dieta con exceso de grasas y sal
Una mala alimentación basada en comida basura y en una gran ingesta de grasas y con ello el sobrepeso o la obesidad que provoca una mala producción hormonal y disminuye la de testosterona es perjudicial también para las erecciones. Uno de los problemas que más influyen es tener el colesterol alto por lo que es mejor consumir en menor medida carnes rojas, embutidos o lácteos enteros y evitar productos ultra procesados y bollería.
Mantener la tensión a raya es otro punto importante por lo que debemos regular el consumo de alimentos con un alto nivel de sodio y sal. También la toma de algunos medicamentos puede dificultar la eyaculación.
El estrés no es bueno para la vida sexual
Las causas psicológicas también pueden estar detrás de la disfunción eréctil. El estrés y la ansiedad son dos de los motivos que pueden hacer que pierdas el deseo sexual y que tu libido esté por los suelos. Además, estas circunstancias pueden provocar frustración y sentimiento de culpa que llevan a eliminar la actividad sexual de nuestra rutina por un miedo irracional al fracaso. Es necesario buscar momentos de calma y sacar tiempo para la intimidad y los momentos de comunicación en el caso de tener pareja. Prestar atención a la salud mental es necesario también en esta situación.
Hábitos que sí te benefician
Si ya te hemos explicado cuáles son los malos hábitos que podrían provocarte una disfunción eréctil, lo cierto es que hay algunas rutinas que pueden ayudar a mejorar esta cuestión.
La primera es llevar una alimentación saludable y equilibrada (con tus cinco comidas diarias, una buena dosis de proteína y sin eliminar los carbohidratos) y hacer ejercicio con moderación. Mantenerte activo, practicar deporte tres o cuatro días a la semana y no pasarte con el ejercicio (esto podría producir una bajada en los niveles de testosterona y provocar falta de deseo sexual), son claves para una actividad sexual plena.
Mantener un peso saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar colesterol alto, presión arterial alta y otros factores de riesgo para la disfunción eréctil. Además de una buena alimentación, es muy importante tomar un desayuno completo y equilibrado cada mañana. Olvídate de solo beber un café al vuelo y tómate tu tiempo para reponer fuerzas y empezar la jornada con energía. Incluye proteína para favorecer esa energía que te haga estar más fuerte en todos los aspectos. Desayunar de manera sana disminuye el riesgo de padecer diabetes, un factor de riesgo para los problemas de erección.
Deja los malos humos a un lado (deja de fumar) y bebe con mucha moderación (y si no bebes alcohol, mucho mejor) y además no tomes medicamentos para tu problema por tu cuenta y riesgo y ante cualquier síntoma, acude a tu médico para que sea él el que te recomiende cómo actuar y si necesitas tomar algún fármaco.