De un inconfundible tono entre azul violáceo y morado suave, que da nombre a su propio color, y un agradable aroma, la lavanda es una planta que pertenece a la familia de las lamiáceas. También conocida como espliego, se ha convertido en un ingrediente muy apreciado tanto en cosmética y perfumería como por la medicina tradicional.
Utilizada desde tiempos inmemoriales, es considerada una planta multiusos. Así, su uso medicinal ya aparece en los textos bíblicos, fue utilizado por los antiguos griegos y se convirtió en imprescindible durante la peste negra del siglo XVI.
La lavanda es originaria del mediterráneo, de Oriente Medio, norte de África y las islas Canarias, pero también podemos encontrar su cultivo en zonas de Asia, Australia y Estados Unidos donde el clima sea adecuado. En España, son famosos los campos de Brihuega, en Guadalajara, donde cada mes de julio se asiste a un espectáculo de color con el florecer de estas plantas que ya superan las 1.000 hectáreas de cultivo, que suponen el 10 por ciento de la producción mundial.
Los beneficios y propiedades de la lavanda
Desde hace años, son muchos los estudios que confirman los numerosos beneficios y propiedades de la lavanda. Algo que ha convertido a esta planta, que florece cada verano, en una de las más populares y deseadas.
Aunque cuenta con un sinfín de beneficios, estos son algunos de los más admirados:
- Es antiséptica: durante siglos, la lavanda se ha utilizado para limpiar y curar las heridas y las quemaduras. Una propiedad respaldada por los estudios, que también confirman que es eficaz para el tratamiento de infecciones y problemas cutáneos como el acné.
- Ayuda a combatir la ansiedad: son muchas las investigaciones que apuntan a la capacidad de la lavanda para sedar y relajar el sistema nervioso central, lo que es beneficioso para combatir la ansiedad y el nerviosismo. Además, ayuda a prevenir los mareos en los viajes, un problema con un marcado componente nervioso.
- Alivia el dolor de cabeza: tal y como señalan los expertos, ayuda a controlar los ataques de migraña disminuyendo de manera eficaz los dolores de cabeza. Para ello, se puede aplicar aceite de lavanda diluido sobre la piel, añadido a un baño relajante o directamente en un difusor de aceites.
- Para las picaduras de insectos: sus propiedades calmantes ayudan con las molestias ocasionadas por las picaduras. Así lo indica un estudio publicado en ‘Indian Journal of Pharmaceutical’ que señala que su aplicación tópica es eficaz para reducir la inflamación y el picor de las picaduras de abejas y otros insectos.
- Tiene propiedades digestivas: está indicada en casos de digestiones pesadas y además favorece la expulsión de gases intestinales evitando la hinchazón abdominal.
- Calma el dolor: tiene propiedades antiinflamatorias, ya que los alcoholes que contiene el aceite de lavanda calman el dolor lumbar, reumático, muscular o podal.
- Cuida la piel: sus propiedades antiinflamatorias también ayuda a reducir el enrojecimiento de la piel, calmar su irritación e incluso a mejorar el aspecto de las bolsas de los ojos.
- Combate el insomnio: uno de los beneficios más admirados de la lavanda es que ayuda a conciliar el sueño. Sus efectos calmantes y relajantes son eficaces para combatir el insomnio y facilitar el suelo y la relajación de los músculos. Existen numerosos productos en el mercado a base de lavanda con este objetivo.
- Alivia los dolores menstruales: tal y como señalan desde Young Living, empresa líder en aceites esenciales, en un estudio realizado en 2014, “se aplicaron tres gotas de aceite de lavanda en las manos de 96 mujeres que sufrían dolores menstruales. Una hora después de que les empezara a doler, sostuvieron las palmas cerca de la nariz e inhalaron el aroma durante cinco minutos. El estudio encontró que la lavanda aliviaba de manera significativa el dolor menstrual cuando se comparaba con el grupo placebo”.
- Elimina el mal aliento: la lavanda es capaz de acabar con la halitosis. Para ello, se puede hacer una infusión y utilizarla como enjuague bucal o diluir unas gotas de aceite esencial puro en agua.
