Es probable que a estas alturas todos hayamos escuchado hablar alguna vez de la dieta de la alcachofa. Considerado uno de los planes para adelgazar más famosos, junto con la dieta del metabolismo acelerado o la dieta de la piña, este régimen promete una pérdida de tres kilos en tan solo una semana. Y como es de imaginar, con un alimento como protagonista, la alcachofa.
Es cierto que no existen los alimentos milagrosos a la hora de perder peso, aunque sí hay algunos que gracias a sus características, consiguen ese objetivo. Es el caso de la alcachofa, un vegetal repleto de nutrientes y propiedades entre las que destacan su poder diurético y depurativo, su efecto saciante y su ayuda para combatir el estreñimiento. Unas cualidades que, sumadas a su bajo aporte calórico, hacen de este el alimento estrella para adelgazar, y el digno protagonista de la dieta de la alcachofa.
Tal y como apunta la Fundación Española de la Nutrición (FEN), este vegetal es en su mayoría agua, aunque también destaca por una importante cantidad de fibra y un notable aporte de minerales como el fósforo o el potasio. Pero sin duda, una de las claves para adelgazar de la alcachofa es que tan solo aporta 44 calorías por cada 100 gramos y su contenido en grasa es prácticamente nulo.
Cómo se hace la dieta de la alcachofa
Con estas cualidades, y una versatilidad que permite su consumo tanto cruda, como a la plancha, asada, en cremas o incluso infusionada, es de imaginar que la dieta de la alcachofa sea una de las más populares.
Según los expertos, no es recomendable alargar este plan más del tiempo establecido. Un tiempo que va de los cinco días a los siete, dependiendo de la intensidad de las restricciones alimenticias.
Durante el tiempo que dure la dieta, se recomienda suprimir el consumo de grasas saturadas, de harinas refinadas y de alimentos ricos en azúcares y sales, evitando así la retención de líquidos. Además, es importante aumentar el consumo de agua para favorecer la depuración y la pérdida de grasas.
La clave de la dieta de la alcachofa es mantener una alimentación ligera y baja en calorías, en las que incluiremos el vegetal protagonista en las principales comidas.
Por ejemplo, mientras que en los desayunos podemos optar por un café con leche desnatada y una pieza de fruta, mismo menú que podemos consumir para la merienda, a media mañana elegiremos un yogur desnatado o una pieza de fruta. Para la comida, una ración de arroz integral con alcachofas o una ensalada fresca con tomates, alcachofas y apio. En la cena, podemos tomar dos alcachofas a la plancha, asadas o cocidas, acompañadas de un poco de queso fresco y un poco el jamón.
Ventajas e inconvenientes de este plan para adelgazar
Como ocurre con la gran mayoría de los regímenes exprés, la dieta de la alcachofa cuenta casi con el mismo número de defensores que de detractores que se aferran a unas claras ventajas e inconvenientes. Así, mientras la dieta de la alcachofa tiene como principal punto a favor su rapidez y eficacia a la hora de conseguir resultados, además de que al tratarse de un alimento natural cuenta con buenos beneficios para la salud, entre los inconvenientes principales encontramos que se trata de una dieta desequilibrada, que ofrece deficiencias nutricionales que pueden ocasionar problemas en la salud si se lleva a cabo durante mucho tiempo.
Además, se trata de una dieta hipocalórica, ante la que no todos los organismos son capaces de reaccionar bien. Así, es posible que ocasione cansancio y pérdida de fuerza y energía.
Una vez terminado el tiempo de duración de la dieta de la alcachofa, se recomienda seguir una alimentación saludable, evitando atracones y comidas copiosas, e ir introduciendo poco a poco el consumo de los alimentos.