Aunque se popularizó en los años 90, la dieta Montignac sigue siendo una de las más populares gracias a sus admirados resultados y a apoyos públicos de celebrities como Kylie Minogue, quien aseguró: “A mí me funciona”. Así, este plan para adelgazar se posiciona como uno de los más reconocidos, al mismo nivel que otras tan famosas como la dieta de la alcachofa, la dieta del metabolismo acelerado o la dieta Scarsdale.
Fue el francés Michel Montignac quien diseñó este plan de alimentación para perder peso con un objetivo claro, no volver a recuperarlo, evitando así el famoso (y temido) efecto rebote.
Aunque conocida como una dieta, sus responsables la denominan 'método', una forma de alimentación equilibrada y no restrictiva cuantitativamente. Y es que la dieta Montignac no busca perder peso rápidamente de manera puntual como las denominadas dietas exprés, su idea es cambiar las costumbres alimenticias no solo para adelgazar, también en beneficio de la salud.
¿En qué consiste la dieta Montignac?
Tal y como aseguran desde la web oficial de este método, la dieta Montignac “se basa en una elección de los alimentos dentro de cada categoría: glúcidos (hidratos de carbono), lípidos (grasas) y proteínas. Esta elección se hace teniendo en cuenta la especificidad nutricional (es decir, las características físico-químicas) de cada alimento y su potencialidad en generar las reacciones metabólicas que inducen al aumento de peso, a padecer diabetes y los factores de riesgo vascular”.
Como comentábamos, los defensores de este método señalan que el fin no solo es adelgazar, también tiene objetivos en favor de la salud. Objetivos como prevenir la diabetes de tipo 2 y la obesidad, y disminuir los factores de riesgo cardiovascular.
Cómo seguir este plan para adelgazar: las dos fases de la dieta
Algo que recalcan los defensores de la dieta Montignac es que no limita ni cantidades ni calorías. Tal y como decíamos, la clave está en elegir bien los alimentos.
Así, de entre los hidratos de carbono, se optará preferiblemente por aquellos con un índice glucémico bajo o muy bajo (como las frutas y verduras); entre los lípidos, son preferibles los ácidos grasos polinsaturados omega 3 y los monoinsaturados evitando así los saturados; y las proteínas se elegirán en función de su origen (vegetal o animal) y de su complementariedad y neutralidad con respecto al proceso metabólico del aumento de peso, tal y como señalan desde la web oficial del método.
Además, hay que tener en cuenta que la dieta Montignac cuenta con dos fases:
- La primera, y también la más estricta, es aquella cuyo objetivo es adelgazar evitando que se almacenen nutrientes y quemando los que tenemos almacenados. En esta fase, además de elegir bien las grasas y proteínas no se deben consumir carbohidratos con un índice glucémico superior a 50 para que la respuesta insulínica después de cada comida sea lo más baja posible.
- La segunda fase, de mantenimiento y prevención, es menos severa y se permite el consumo de glúcidos con un índice glucémico mayor.
Inconvenientes de la dieta Montignac
Como es de imaginar, y tal y como ocurre con todos los planes para adelgazar, a la dieta Montignac también le han salido críticos. Y es que, aunque no cuenta con un carácter restrictivo como de las dietas milagro, tampoco se ha ganado el favor de los especialistas.
Tal y como apuntan los expertos, una reducción en el consumo de hidratos de carbono como la que propone puede ocasionar cansancio, falta de energía (más aún en personas con una actividad física alta) y un aumento del consumo de proteínas y grasas, algo que a largo plazo, puede ocasionar problemas, como un aumento de los niveles de colesterol.
Además, aunque es cierto que es un método menos agresivo que otras dietas, los especialistas aseguran que no evita el efecto rebote, y es inevitable recuperar el peso perdido una vez recuperada la dieta diaria.
Antes de iniciar cualquier plan para adelgazar, incluida la dieta Montignac, se recomienda acudir a un especialista que confirme el buen estado de nuestra salud y nos ayude a diseñar un plan de alimentación.