Comer pipas de girasol no solo es un gran placer para muchos, también beneficioso para el organismo. Así lo aseguran los expertos que señalan los buenos valores nutricionales de este alimento. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe es que estas deliciosas semillas, convertidas en uno de los aperitivos más consumidos del mundo, también pueden poner en riesgo nuestra salud.
Desde hace años, España es líder en su consumo (cerca de un 64 por ciento de los españoles come pipas) aunque no en su producción, ya que la mayoría de las pipas de girasol que tomamos vienen de fuera. Cada año, España importa unos 8.000 millones de dólares en estas semillas desde Estados Unidos, principal productor a nivel mundial.
Aunque deliciosas, comer pipas también puede llegar a ser algo adictivo. Eso sí, la gran mayoría de consumidores está convencido de que este es uno de los aperitivos más saludables que hay. Y razón no les falta, aunque, eso sí, también puede ser perjudicial. Así lo apuntan los expertos que desvelan que aunque las pipas de girasol cuentan con un interesante perfil nutricional algunos de sus componentes, en altas cantidades, pueden suponer un riesgo.
Los riesgos para la salud de comer demasiadas pipas de girasol
Comer pipas puede convertirse en algo compulsivo. Y es que, una vez que se empieza, es difícil parar. Por eso, al igual que ocurre con otros alimentos, incluidos el resto de frutos secos, es importante controlar la cantidad que se consume. Una cantidad que se recomienda no sea superior a 30 gramos de pipas al día.
Una de las razones para controlar el consumo de pipas son sus calorías. Y es que, aunque pequeñas, ofrecen 580 calorías por cada 100 gramos, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), lo que las convierte en un alimento altamente calórico del que no se debe abusar al contribuir a la obesidad y el sobrepeso.
Las pipas de girasol son ricas en grasas, con aproximadamente un 40 por cierto por cada 100 gramos, y aunque gran parte son insaturadas, consideradas beneficiosas para la salud, la mayoría son ácido linoleico, un omega 6 con propiedades inflamatorias que aumentan el riesgo de taponamiento de las arterias y, por tanto, de accidente cerebrovasculares.
También hay que tener en cuenta que las pipas de girasol que habitualmente comemos son tostadas y saladas. Así ofrecen 600 mg de sal por cada 100 gramos, una cantidad considerable a tener en cuenta, y que se sumaría a la consumida en el resto de alimentos de nuestra dieta diaria. Esta sal, además de aumentar la tensión en los casos de personas hipertensas, también propicia la retención de líquidos, por lo que es recomendable siempre optar por las versiones más naturales de este famoso snack.
Otros problemas derivados de un consumo excesivo de pipas de girasol tiene que ver con dos de los minerales de su composición. Por un lado, el fósforo, que aunque contribuye a absorber el calcio, un consumo excesivo puede afectar a los riñones, que se ven obligados a un sobreesfuerzo para depurar el exceso de este mineral, lo que puede ocasionar dolencias renales. Además, tal y como apuntan los expertos, el fósforo se acumula en la sangre y puede provocar pérdida de densidad ósea.
El otro de los minerales de este alimento que puede provocar problemas de salud es el selenio, que un aporte superior al debido puede provocar selenosis, una enfermedad cuyos síntomas principales son la pérdida de cabello, las uñas quebradiza, fatiga, lesiones cutáneas e incluso anomalías del sistema nervioso central.
Los beneficios y propiedades nutricionales de las pipas de girasol
A pesar de los riesgos para la salud que puede provocar el abuso de pipas de girasol, estas son un alimento saludable cuyo consumo controlado puede ofrecer muchos beneficios. Así, son un alimento muy nutritivo gracias a su aporte de ácidos fenólicos y flavonoides, además de nutrientes básicos como la fibra, las proteínas, el hierro y la vitamina E.
