A finales de 2019 comenzamos a escuchar que un virus azotaba China y ni de lejos podríamos imaginar lo que estaba por venir y lo que le cambiaría la vida a todo el mundo. El primer paciente registrado en España con coronavirus se conocía el pasado 31 de enero en La Gomera, y desde entonces miles de personas han fallecido en nuestro país a pesar de que la enfermedad afecta de distintas maneras en función de cada individuo.
Desde entonces, hemos pasado meses confinados, guardamos la distancia de seguridad, miles de negocios se han visto en la ruina, llevamos la mascarilla a cualquier lugar e intentamos hacer nuestra vida lo mejor que podemos mientras nos adaptamos a las circunstancias y se crea la ansiada inmunidad de grupo con la que podremos volver a la normalidad.
No somos los mismos desde que empezó la pandemia de coronavirus
Durante de 2020 muchas personas han notado un cambio significativo en su forma de pensar, de ser, de relacionarse con la gente o con su familia, y no solo por la enfermedad, sino porque algo dentro de ellos ha cambiado. Muchos no saben por qué han perdido la ilusión y las ganas de hacer cosas, se sienten cansados o tienen miedo.
¿Qué les ha pasado? ¿Hay razones que lo expliquen? Jesús Linares, psicólogo, coordinador del dispositivo de emergencia del Ministerio de Sanidad y la Comunidad de Madrid y profesor de la Universidad Europea de Madrid, ha hablado con Vozpópuli para explicarlo.
¿Qué nos ha pasado? Las fantasías se han roto
"El ser humano, para su supervivencia, funciona con dos fantasías que le hacen sobrevivir realmente. Una de ellas es la sensación de invulnerabilidad, porque entonces estaríamos viviendo con un miedo continuo y no cometeríamos ninguna imprudencia. Normalmente no estamos pensando en que ir rápido con el coche nos va a matar o que alguna de nuestras conductas nos puedan llevar a la muerte porque si no no las haríamos", revela el psicólogo.
Debemos aceptar la incertidumbre como algo natural
"Vivimos al final teniendo comportamientos riesgosos porque de otra forma tendríamos miedo todo el tiempo. Esa una forma de vivir y relacionarlos con el medio, pensar que nos puede pasar algo continuamente nos lleva a estar en casa todo el rato y eso no es vida. Pero entonces, ha llegado el coronavirus y nos ha hecho darnos cuenta de que somos más vulnerables de lo que pensábamos. Vemos que en cuestión de una semana podemos morir y eso nos hace darnos cuenta de la verdadera fragilidad", continúa.
Debemos aceptar que todo ha cambiado
Además, Linares explica que la otra fantasía de las personas tiene que ver con nuestra sensación de control en nuestras vidas. "Continuamente pensamos que nuestra sensación de control sobre la vida y en las cuestiones que nos rodean. Es decir, nosotros de alguna manera podemos incidir sobre el medio y operar sobre él. De alguna manera podemos controlarlo. Imaginas que si tienes cuidado con las señales de tráfico, no tendrás un accidente. Si comes bien y hacer ejercicio, no tendrás cáncer. Y luego ves que todo eso no depende se ti porque suceden cosas que son ajenas a nuestras decisiones. La pandemia ha hecho eso, que seamos conscientes de llega una enfermedad como esta y que no podamos hacer nada por evitarlo", revela.
No pensamos que ir rápido con el coche nos va a matar o que alguna de nuestras conductas nos puedan llevar a la muerte porque si no no las haríamos
Una de las cosas más importantes que debemos hacer ante esta situación es aceptar que todo ha cambiado. Somos animales de costumbres y bien es cierto es que al ser humano no le gustan mucho los cambios. Sin embargo, pese a todo, sí que el cambio forma parte de nuestra vida, y es la única variable que realmente se mantiene constante. "Si lo piensas por un momento no hay un día igual a otro. Hay personas que dicen que nada volverá a ser como antes, pero la realidad es la que es y enfadarnos con ella no hará que se modifique nada de lo que ha pasado hasta ahora", confiesa Linares.
Por eso, es importante cultivar la aceptación para aligerar la carga emocional negativa y generar nuevas posibilidades, aunque es fundamental no seguir dándole vueltas a cómo eran las cosas hace apenas unos meses con la normalidad que tanto ansiamos. "Debemos aceptar la incertidumbre como algo natural", concluye el experto.