La autoestima también se puede entrenar y es bueno pararnos de vez en cuando para saber cuáles son nuestras necesidades, deseos y sentimientos para tratar de ser más felices. Hacer balance de lo vivido es necesario, pero no debemos centrar toda la atención únicamente en lo que no se ha conseguido o realizado, sino en lo aprendido y en las cosas positivas alcanzadas.
Es decir, sin perder realismo ni objetividad, pero intentando ser constructivos y no entrar en una actitud de queja. Según Laura Palomares, psicóloga de Avance Psicólogos Madrid, “es bueno aspirar a más y proponerse metas, pero tratando de ser realistas y ajustar las expectativas”. A veces, los pensamientos negativos pueden atraparnos y determinadas situaciones o personas hacen que la autoestima pueda verse por los suelos.
¿Cómo dar la vuelta a los pensamientos negativos? “Los pensamientos negativos, suelen ser distorsiones de la realidad que si creemos a pies juntillas nos pueden hacer sufrir de más y en balde. Para desarrollar un pensamiento más constructivo, es importante aprender a identificar primero estos errores de pensamiento o distorsiones; darnos cuenta de que nos están generando una emoción negativa que podemos determinar, ya sea tristeza, rabia, frustración, etc. y, finalmente, desarrollar un pensamiento alternativo, ajustado a la realidad: no ideal o rosa, sino realista a la vez que constructivo", apunta Palomares.
La experta recomienda hacer esto por escrito: Anota el pensamiento negativo, por otro lado la emoción y después el pensamiento ajustado. También es interesante anotar en qué tipo de situaciones te suele ocurrir, ya que puede darte información valiosa sobre los detonantes de estos pensamientos. Con el tiempo y la práctica, fluirá solo y ya no será necesario anotarlo y nos conoceremos mucho más a nosotros mismos.
Qué es la autoestima
Aunque muchas veces se habla a la ligera de qué es tener autoestima, es una palabra que deberíamos entender para poder ser más felices en nuestro día a día. La autoestima es la capacidad que tiene una persona para valorarse, amarse y aceptarse a sí mismo. “El desarrollo de la autoestima se da en la infancia intermedia, donde el individuo compara su "yo real" con un "yo ideal" y con las personas de alrededor. El desarrollo personal son las acciones y cambios que implantamos en nuestra vida para tener nuevos comportamientos y actitudes mejores y más positivos que los que disponía anteriormente”, explican desde Top Doctors.
Los indicios que indicarán que nuestra autoestima no está en su mejor nivel son: “Falta de seguridad en uno mismo, no expresar la opinión por temor a ser rechazado, pensar que las opiniones no tienen el mismo valor que las del resto, sentir que no somos merecedores de las situaciones positivas, falta de esfuerzo al pensar que no se va a poder conseguir lo que uno desea, necesitar la aprobación del resto a menudo, no sentirse feliz, desmotivación con rapidez, sentir nerviosismo durante el día, sentirse culpable, poco atractivo o sin iniciativa”, añaden.
Cómo mejorar la autoestima
La psicóloga nos explica que para querernos más y evitar caer en frustraciones, deberíamos ponernos metas realistas, no demasiadas ni excesivamente elevadas, y nos deberíamos proponer cumplirlas por etapas. Además, es bueno aprender a escucharte, identificar tus necesidades y atender a lo que es bueno para ti. Si para ello necesitas más tiempo para ti y parar, trata de hacerlo, podrá ser el comienzo de una mejor autoestima y bienestar.
Equilibra las responsabilidades con el ocio y los hobbies en la medida de tus posibilidades. Esto es muy importante para generar ese espacio de escucha que te ayude a concretar tus propósitos y objetivos. Las causas de una baja autoestima puede ser desde un estancamiento en el tipo de vida que llevamos, a sufrir algún tipo de trastorno emocional, fobia o situaciones de estrés continuado, entre otras cosas.
Aquí te damos ocho consejos para quererte más y que así tu autoestima esté más fuerte que nunca. Recuerda que solo tenemos una vida y que ser feliz es clave para disfrutar del aquí y ahora y vivir el presente al máximo:
-Practica el autocuidado físico. Sí, quiérete más. Esto es fundamental para tu autoestima. Si tú no te quieres, los demás pueden ser capaces de hacerte daño. Dedica tiempo a cuidar de ti mismo, tanto física como emocionalmente. Esto incluye dormir lo suficiente, comer bien, hacer ejercicio y encontrar actividades que te gusten y te relajen.
-La importancia del autocuidado emocional. Aprende a manejar el estrés, la ansiedad y otras emociones difíciles de manera saludable. Esto puede incluir técnicas de respiración, meditación, o hablar con un terapeuta.
-Identifica y desafía tus pensamientos negativos. Presta atención a tus pensamientos y trata de identificar aquellos que son negativos o autocríticos. Cuestiona la veracidad de estos pensamientos y busca pruebas que los desmientan.
-Acepta tus imperfecciones. Todos tenemos fortalezas y debilidades. Aprende a aceptar tus imperfecciones y a reconocer que nadie es perfecto. En lugar de centrarte en lo que no te gusta de ti mismo, concéntrate en tus cualidades positivas.
-Establece metas alcanzables. Establece metas realistas y alcanzables. Soñar en grande está bien, pero puede llevar a frustraciones. Trabaja en pequeños pasos hacia estas metas y celebra tus logros, por pequeños que sean.
-Celebra tus éxitos. Reconoce tus logros y celebra tus éxitos, por pequeños que sean. Permítete sentirte orgulloso de ti mismo y de tus esfuerzos. Aprende a decir "no". Aprende a establecer límites saludables y a decir "no" cuando sea necesario. No te sientas obligado a complacer a todos todo el tiempo.
-Cuida tu lenguaje interno. Presta atención a cómo te hablas a ti mismo. Trata de ser amable y compasivo contigo mismo, como lo serías con un buen amigo.
-Rodéate de personas que te apoyen. Busca el apoyo de amigos, familiares o incluso grupos de apoyo que te brinden amor, aliento y apoyo incondicional. Busca ayuda profesional si es necesario. Si estás luchando con problemas de autoestima que afectan tu vida diaria, considera buscar ayuda profesional de un terapeuta o consejero. No hay vergüenza en pedir ayuda cuando la necesitas.