Un amor de verano es algo que nos hace sentir más vivos que nunca. El sol, las tardes que se alargan, los paseos por la playa agarrados de la mano, los atardeceres sentados frente al mar son algunas de las cosas que hacen especiales las relaciones fugaces que suelen surgir cuando estamos de vacaciones.
Pero también de manera general, esos amores veraniegos no suelen durar más de lo que duran los días de vacaciones y suelen tener un punto y final (no siempre, por supuesto), cuando cada uno vuelve a su lugar de residencia (o incluso a su país) y a su rutina habitual de trabajo, familia o de estudios. Pero, ¿por qué los amores de verano son casi siempre inolvidables y nos quedan para siempre?
“Porque tendemos a idealizar aquello que no pudo llegar a ser y lo imaginamos a nuestra medida, como un cuento de hadas. Generalmente un amor de verano, que dura solo unos días o semanas, es como una luna de miel, todo es perfecto y cuando se acaba, no por falta de ganas, sino por la distancia; entonces los imaginamos perfectos e idealizamos. Los construimos a nuestra medida y tendemos a imaginar que serían maravillosos”, nos explica Silvia Rúbies, responsable de comunicación de Gleeden en España.
Cuando estamos disfrutando de las vacaciones y al mismo tiempo de la soltería, pueden surgir aventuras de verano que son excitantes y suelen quedar grabadas en nuestros corazones. En muchas ocasiones, es probable que ese amor de verano no hubiera surgido en otro contexto o circunstancias, pero “las vacaciones en sí, ya son un paréntesis en nuestras vidas rutinarias. Son una época de desconexión y diversión y estamos más abiertos a buscar nuevas sensaciones, como enamorarse”, añade Rúbies.
El hecho de que ocurra en la mejor época del año, ya le da un plus. “Ese amorío se produce en un momento de máxima desconexión, diversión, sin estrés, sin obligaciones... todo le es favorable y lo queremos exprimir al máximo porque, en la mayoría de las ocasiones, sabemos que tiene fecha de caducidad”.
Cómo decir adiós a un amor de verano
Todo lo bueno, puede tener un final y si hablamos de un amor de verano, suele tocar a su fin cuando llega el momento de volver a casa. ¿Cómo podemos hacer para decir adiós a esa persona sin que sufra y sin que eso tampoco nos afecte demasiado a nosotros?
“Decir adiós a algo que no nos gusta y siempre es difícil, y luego está la otra persona y sus sentimientos. En estos casos es cuando más necesaria es la responsabilidad afectiva, hay que ser afectuoso y amable, es un momento doloroso. Dejar las cosas claras con la mayor elegancia y respeto. Normalmente, se sigue en contacto por un tiempo hasta que todo se va enfriando y un día, se acaba la comunicación”, recomienda la experta.
No hay que dramatizar en exceso y además también se puede intentar que esa relación funcione más allá del verano, pero no hay que obsesionarse ni forzar nada, si tiene que darse, fluirá de manera fácil y natural. “No hay que darle muchas vueltas y pensar que, si tiene que ser, y se trabaja, será y si no, pues quedarse con los recuerdos bonitos sin obsesionarse”, añade.
Sé honesto con la otra persona. Es normal preguntarse si debemos dejar las cosas claras desde el inicio al otro. Es decir, si tú ves ese amor como una relación fugaz y con un punto y final a la vista, déjaselo claro a la otra persona para que no se haga películas y no tenga expectativas de futuro sobre vuestra incipiente relación. No hagas promesas que luego puede que no seas capaz de cumplir.
“Si tenemos claro que esa es nuestra intención, sí, por supuesto que debemos hablarlo. Aunque luego nunca se sabe lo que puede pasar (y la vida puede sorprendernos), pero al menos dejar claro que, de entrada, no se busca una relación sino una aventura pasajera”.
¿Y si le escribes una carta? Con las nuevas tecnologías se ha perdido el romanticismo de escribir cartas de amor… y desamor. Plasmar en un papel lo que has sentido durante esos días y explicar ahí que lo vuestro, tal vez, no vaya más allá, es una forma bonita de decirle a alguien que toca poner fin a la relación.
Si es la otra persona la que no ve futuro en lo vuestro, acepta su decisión y mira al futuro con energía. Piensa que ahora empieza una nueva etapa, que el otoño también puede traerte nuevas relaciones y aprende de lo que hayas podido disfrutar durante las vacaciones en compañía de esa persona. Quédate con lo bueno y será un recuerdo que tendrás para siempre.
Toma distancia. Seguro que al despedirte de la otra persona os vais a intercambiar teléfonos o redes sociales y es fácil caer en la tentación de seguir en contacto. Pero si tienes claro que eso no va a ninguna parte, es mejor marcar distancia y seguir con tu vida. Pensar en lo que tal vez pudo haber sido y no fue, únicamente te generará tristeza y un cierto grado de frustración.
Un amor de verano puede durar
¿Es posible que una aventura de verano dure en el tiempo? ¿Aunque cada uno viva en una ciudad, una relación de pareja surgida en un entorno idílico puede convertirse en un amor más fuerte y duradero? “Por supuesto, si hay voluntad y con los medios para estar conectados de hoy en día (whastapp, videollamadas, etc) y si las dos partes quieren, se puede trabajar para que funcione”, añade la experta de Gleeden.
¿Cuáles son las claves para que si es un amor a distancia pueda funcionar? “La comunicación y sobre todo la buena comunicación, es clave. Es necesario hacer saber al otro en qué punto se está para que siempre haya la mayor armonía, a pesar de la distancia, y nadie tienda a sobrepensar y obsesionarse. Luego hay que buscar todas las oportunidades posibles para verse y trazar un plan a medio/largo plazo factible”, concluye.
