El envejecimiento no se puede evitar, es ley de vida, pero sí se puede tratar de ralentizar al máximo y poder vivir de una forma más cómoda y a gusto con uno mismo. Aún así, lo cierto es que cuando llegamos a la treintena la piel empieza a notar algunos cambios a nivel fisiológico. Aunque de momento no sean casi perceptibles, a la larga del tiempo determinarán el aspecto de nuestra piel, por eso es tan importante que empecemos a cuidarnos cuanto antes y así, cuando tengamos unos años de más, veremos los resultados y podremos lucir una tez radiante y bonita. Y esto no es excluyente para hombres o mujeres, pues el envejecimiento nos afecta a todos por igual.
Según la farmaceútica Mar Sieira, a partir de los 30 hay que seguir algunos pasos fundamentales: limpiar tu piel y desmaquillarla cada día (en caso de usar maquillaje), usar protección solar, cuidar el contorno de los ojos (que son los primeros 'delatores' del paso del tiempo), exfoliar una vez por semana y utilizar una mascarilla hidratante, incluir en tu rutina antioxidantes, retinoides y ácidos varios, además de tener una buena alimentación, hacer ejercicio físico y dormir lo suficiente.
La importancia de la doble limpieza
Según los expertos no existen buenos limpiadores que nos aseguren una limpieza perfecta con solo un producto porque, al no mezclarse bien el agua con el aceite, ni si quiera los bifásicos suelen penetrar tan en profundidad y tienen menor capacidad de arrastre que si hacemos dos pasos profundos de limpieza. Tras esto, farmacéuticos y expertos recomiendan la aplicación de productos de alta potencia de tratamiento, como un potenciador de oxígeno que optimice lo que apliquemos más tarde, y una buena hidratación con protección solar.
Importante no olvidarse de exfoliar
El no eliminar las pieles muertas de nuestra piel hace que, además de lucir envejecida y apagada, nuestra piel crea una barrera por la que no penetran los principios activos de los productos y cuidados que estemos aplicando, como si tuviésemos una especie de 'chubasquero' sobre nuestra piel. Los expertos en estética dermatológica hablan de que es clave realizar una buena limpieza de nuestra piel y mantener una buena rutina de ella. Pero no debemos olvidar que la frecuencia vendrá marcada por nuestro tipo de piel. Ya que tan malo es no exfoliar como hacerlo en exceso. En el caso de las pieles sensibles debe realizarse con cuidado y con un exfoliante adecuado para ello, máximo una vez por semana.
Proteger nuestra piel a diario, algo clave
La luz solar es algo súper positivo para nuestra salud, al aportar vitamina D entre otras cosas, pero todo si es en control moderado. Expertos y dermatólogos afirman que en lo que se refiere a envejecimiento todo va a depender de cuáles han sido nuestros hábitos hasta entonces. Y es que si no nos hemos protegido adecuadamente del sol, empezarán a aparecer líneas de expresión en estático, flacidez, pigmentaciones y los primeros signos de adelgazamiento dérmico. Por estas razones, la fotoprotección de nuestra piel a partir de cremas protectoras, además de no exponerse en exceso a la luz solar, es de vital importancia.
El ejercicio físico, un gran aliado
El sedentarismo o practicar poca actividad física durante el día acelera el envejecimiento prematuro de tus músculos, huesos y articulaciones. Además, aumentan las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. Los expertos recomiendan realizar, al menos, 45 minutos de actividad física diaria de una forma medio intensa para activar a nuestro cuerpo y mejorar la salud del mismo.
Beber mucha agua y una buena nutrición
Como no podía ser de otra forma, no beber suficiente agua puede ser también perjudicial para la salud y el envejecimiento, ya que el beber agua hidrata tu piel haciendo que no se vea áspera y opaca, además de actuar como purificadora contra las toxinas que nuestro cuerpo debe expulsar. Mantener una correcta hidratación ayudará a nuestro organismo y funciones vitales, funcionando estas de una mejor forma. Esto, junto a comer bien con pautas de mayor nutrición y la aplicación de agentes antioxidantes protegerán nuestra piel y combatirán el fotodaño solar que pueda sufrir nuestra piel. Los nutricionistas también suelen coincidir en que comer productos como el salmón, las espinacas, el yogur natural, los frutos secos, la cúrcuma, el aceite de oliva o la chía nos ayudarán a mantenernos más jóvenes, aportándonos sustancias que nuestro cuerpo y piel tienen de manera natural y que pierden con el paso de los años.