Pese a la creencia popular, una copa de vino, una caña de cerveza o cualquier otro consumo de alcohol antes de dormir puede alterar el sueño y estropearte la noche, por lo que no se recomienda en las horas previas a acostarse.
Así lo asegura la doctora Irene Rubio Bollinger, responsable de la Unidad del Sueño y especialista en Neurofisiología Clínica del Hospital Quirónsalud Sur, quien remarca que, aunque el alcohol sí es una sustancia sedativa, no quiere decir que ayude a dormir mejor, sino todo lo contrario.
“De hecho, es importante remarcar que no es lo mismo estar sedado que estar dormido. Por lo tanto, no se puede comparar el proceso de sedación con el sueño natural y fisiológico, ya que con la sedación lo que se produce en realidad es una pérdida rápida de conciencia”, subraya.
Es más, esta especialista de Quirónsalud sostiene que el efecto sedante del alcohol afecta al córtex cerebral, que es un área del cerebro con funciones muy importantes como la percepción e interpretación de información, el comienzo de la actividad motora, la toma de decisiones, la motivación, la atención, el aprendizaje, la memoria y la capacidad de solucionar problemas.
Efectos concretos del alcohol en el sueño
Así, explica la doctora Rubio Bollinger, los principales efectos del alcohol en el sueño son:
- Fragmentación del sueño y más alertamientos por la noche, a lo que se le añade que no se suele ser consciente de estos efectos negativos del alcohol en el descanso e, incluso, debido a su efecto sedante, se genera una falsa sensación de que se ha dormido bien cuando en realidad no ha sido así; lo cierto es que no te sientes bien ni recuperado al día siguiente, ya que suelen ocurrir fragmentaciones del descanso y alertamientos.
- Bloquea el sueño REM: todo lo anterior, a su vez, afecta a los procesos de consolidación de la memoria y las emociones, entre otros, y al mismo tiempo trastoca el humor, los recuerdos y dificulta que te sientas bien a lo largo del día.
- Afecta a la secreción de hormonas por la noche: esto puede suceder con la hormona del crecimiento, que contribuye al aumento de la musculatura, a la quema de grasa y a la recuperación. Existen estudios en los que se ha observado la disminución de testosterona en los hombres, mientras que en las mujeres se incrementa. Por todas estas razones, la ingesta de alcohol en adolescentes puede ser especialmente dañina.
- Puede aumentar los ronquidos y agravar las apneas y las piernas inquietas, entre otras enfermedades del sueño.
La especialista del Hospital Quirónsalud Sur advierte sobre los efectos del alcohol en el organismo, una sustancia depresora del sistema nervioso y que puede causar, según detalla, enlentecimiento de funciones cerebrales, alteración del autocontrol, lo que erróneamente se percibe como si fuera un estimulante, desinhibición, euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, dificultad para relacionar ideas y falta de coordinación motora.
No soluciona los problemas del descanso
Por tanto, la responsable de la Unidad del Sueño, y especialista en Neurofisiología Clínica del Hospital Quirónsalud Sur mantiene que el alcohol no soluciona los diferentes problemas de sueño que pueda tener la persona: “Hay pacientes que llegan a consulta indicando que beben alcohol porque les ayuda a dormir, como si fuera un tratamiento para el insomnio”.
Sin embargo, insiste esta experta, “esto es un error” ya que, si lo hacen de forma continuada, existe el riesgo de crear unos patrones de conducta muy negativos que se repiten y pueden acabar produciendo alteraciones cerebrales, especialmente en el descanso.
“Además, estas consecuencias pueden permanecer aunque la persona deje este hábito. A su vez, cabe advertir que no se deben mezclar somníferos con alcohol ni con melatonina”, resalta esta especialista.
El efecto sedante del alcohol afecta a funciones cerebrales como la percepción e interpretación de información, la actividad motora, la toma de decisiones, la motivación, la atención, el aprendizaje, la memoria o la capacidad de solucionar problemas
En última instancia, la doctora Rubio Bollinger sostiene que cuando se excede en el consumo de bebidas alcohólicas al día siguiente duele la cabeza y se está más cansado, lo que todos conocemos como las temibles resacas, entre otros síntomas.
“Todo ello se suele relacionar con la llamada ‘resaca’, pero lo cierto es que algunas de estas sensaciones también pueden estar motivadas por la falta de un buen descanso. Para sobrellevar estos efectos, se tiende a beber cafeína en exceso al día siguiente, incluso por la tarde, lo que puede entorpecer de nuevo el descanso durante esa noche”, avisa la experta en Sueño de Quirónsalud Sur.
Por tanto, si deseas tomar una copita de alcohol a lo largo del día, lo más adecuado según esta especialista es hacerlo en el aperitivo o a media tarde, así como ser precavido con la cantidad que se ingiere y no pasarse de la cuenta. Solo así evitaremos la molesta resaca y el resto de ‘efectos secundarios’ del alcohol en nuestro cuerpo.