La piel no solo es el órgano más grande de nuestro organismo, sino su barrera natural ante las agresiones externas. Y esto vale para todo el año. Frente a la extendida creencia de que es en verano cuando más debemos protegerla (que también), el invierno tampoco se lo pone fácil a nuestra piel: el frío, las calefacciones o el viento cortante propios de los meses invernales requieren cuidados específicos para mantener en las mejores condiciones nuestra primera frontera hacia el exterior. Más aún, es la época idónea para realizar tratamientos terapéuticos que en verano no son aconsejables.
Así lo advierte la doctora Isabel González Partida, especialista en medicina estética del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar (Cádiz), cuya experiencia en consulta le demuestra que no solemos dar a las agresiones medioambientales a nuestra piel la importancia que tienen. “Muchas pacientes vienen por norma en verano para cuidarla y protegerla. Pero lo que la mayoría parece desconocer es que las condiciones climatológicas y ambientales del invierno deshidratan y alteran la barrera cutánea de protección, haciendo nuestra piel vulnerable”, explica, de ahí que “en esta época del año la rutina de cuidado diario de la piel se hace imprescindible”.
En la opinión experta de la doctora González Partida, bastan cinco pautas para que nuestra piel supere con éxito los envites del invierno y, además, afrontemos la temporada cálida de primavera y verano en las mejores condiciones.
- Limpiar la piel en profundidad, mañana y noche, con el producto adecuado a su tipología.
- Exfoliar para activar. Exfoliar la piel un par de veces por semana ayuda en su proceso de renovación. Dicho de otro modo, sirve para “espabilar” la piel para que responda.
- Utilizar cosmocéuticos (tratamientos cosméticos de base farmacológica) adecuados a cada tipo de piel y a sus necesidades. El invierno es el momento para iniciar tratamientos que contengan vitaminas A, C y E, moléculas cuya actividad y efectividad está demostrada. Ahora bien, para que estos activos sean verdaderamente efectivos deben estar en fórmulas estables y de alta concentración. Estas altas concentraciones hacen que, generalmente, este tipo de productos únicamente sean prescritos en consultas médicas.
- Fotoprotección. En contra de lo que se piensa, la protección solar es el cosmético por excelencia todo el año, tanto en verano como en invierno. Hay que aplicarla siempre media hora antes de la exposición al sol y hay que reponerla cada dos horas si permanecemos al aire libre, incluso si el día está nublado.
- Tratamientos. Los meses de invierno son el momento ideal para los tratamientos clínicos médico-estéticos que no se pueden realizar en verano por las contraindicaciones derivadas de la intensidad solar. Láser rejuvenecimiento para la eliminación de manchas, arrugas, cicatrices de acné y flacidez; peelings y tratamientos de revitalización con ácido hialurónico, estimuladores del colágeno como la hidroxiapatita o los hilos tensores para tratar la flacidez deben aplicarse preferiblemente en invierno.
Todas estas acciones harán que nuestra piel evite o minimice los efectos nocivos de los meses fríos y la preparará para el resto del año. Y para los pacientes más exigentes, la especialista del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar aconseja otros tratamientos de efectividad probada como la toxina botulínica para arrugas de expresión o implantes de relleno para recuperar volúmenes perdidos, mejorar el perfil facial, devolver a la piel el esplendor perdido y protegerla para el futuro.