En el agua depurada se empiezan a detectar, aunque en concentraciones pequeñísimas, algunos contaminantes que proceden de la utilización de fármacos, pesticidas y productos de cuidado personal. Estos contaminantes no se degradan mediante los procedimientos utilizados habitualmente para la depuración de aguas, por lo que se están buscando métodos más efectivos, pues si bien ahora mismo no constituyen un problema ambiental su concentración aumenta paulatinamente. Una de las alternativas que se plantea para eliminar estos contaminantes orgánicos consiste en el desarrollo de tecnologías fotoasistidas en la que la luz actúa como un agente de descontaminación.
En estos procedimientos lo que ocurre es que un material sólido (el fotocatalizador), al ser irradiado con luz visible o ultravioleta favorece la formación de especies radicalarias (como los radicales libres de los que hablan las cremas antiedad) que degradan los contaminantes a sustancias inocuas. El reto de la investigación en este campo consiste en desarrollar fotocatalizadores con mayor eficacia bajo luz solar, aprovechando la contribución de luz en los rangos del visible y el ultravioleta.
Imagen de una instalación de desinfección solar de aguas en Almería (PSA)
Los materiales de carbono pueden tener un papel importante en este tipo de tecnologías, por una parte se utilizan como soporte de los fotocatalizadores, debido a su capacidad adsorbente son capaces de concentrar los contaminantes en las cercanías de la fase activa, aumentando la velocidad de degradación. Por otro lado, investigaciones recientes han demostrado que algunos materiales de carbono presentan fotoactividad intrínseca, por lo que son capaces de degradar los contaminantes por sí solos, lo que abre una vía de investigación de gran interés.
Sobre la autora: Teresa Valdés-Solís es investigadora del Instituto Nacional del Carbón (CSIC) | Imagen: Shinichiro Saka (Flickr, CC).
* Este artículo pertenece al Especial del Año de la Luz en Next.