Los celacantos tienen un halo de misterio a su alrededor porque durante muchos años se pensó que era un animal extinto, desaparecido en el pasado remoto. Hasta que en 1938 los biólogos descubrieron un ejemplar vivo en aguas del canal de Mozambique. Desde entonces, y dado que sus características han cambiado muy poco en los últimos 400 millones de años, se le identifica con la confusa etiqueta de "fósil viviente", lo que no quiere decir que no haya evolucionado.
Sus características han cambiado muy poco en los últimos 400 millones de años
El hallazgo de estructuras parecidas a pulmones en los fósiles de celacanto llevó a pensar durante años que estos animales eran uno de los pasos más cercanos a los vertebrados terrestres, aunque luego se vio que eran más próximos los peces pulmonados. Aun así, ¿qué significaban aquellos órganos en los celacantos fósiles del Devónico? El equipo Paulo Brito ha realizado una serie de reconstrucciones en 3D de cinco etapas embrionarias de los celacantos vivos y ha descubierto que estos animales desarrollan los pulmones como embriones y que estos se atrofian hasta convertirse en un vestigio en la edad adulta.
El trabajo, realizado mediante tomografía de rayos X y publicado en Nature Communications, también muestra la presencia de una serie de placas flexibles alrededor de los pulmones vestigiales comparables con los pulmones calcificados que aparecen en los fósiles. Aunque los peces actuales ya no lo utilizan, pues respiran por branquias, los autores del estudio creen que estas placas pudieron jugar un papel en la regulación del volumen de los pulmones cuando estos animales vivían en aguas poco profundas.
Los científicos también creen que determinados cambios geológicos a lo largo de las siguientes eras, en especial en el Mesozoico, hicieron desaparecer el hábitat natural de estos animales y les forzaron a adaptarse a las profundidades y perder la funcionalidad de los pulmones primitivos.
Referencia: Allometric growth in the extant coelacanth lung during ontogenetic development (Nature Communications) DOI 10.1038/ncomms9222