La verdadera batalla de la evolución no es por sobrevivir, sino por reproducirse. Y uno de los lugares donde esta batalla se produce de forma más intensa es el lecho marino, donde decenas de miles de peces intercambian fluidos para conseguir descendencia. Una de esas especies es el lábrido ocelado (Symphodus ocellatus), un pez que alcanza los 12 centímetros de longitud y vive en el Atlántico y el Mediterráneo.
Un equipo de investigadores, encabezados por Suzanne Alonzo, acaba de descubrir que las hembras de estos peces pueden influir de manera externa en qué machos fertilizarán sus huevos. Esta capacidad de las hembras para decidir con qué esperma se queda solo se había observado hasta ahora en especies con fertilización interna, pero en el caso de estos peces todo el proceso se produce en el exterior.
Las hembras prefieren a los machos que hacen nido frente a los ‘oportunistas’
En el caso de estos peces, los machos que construyen nidos y proporcionan cuidado a las crías son los preferidos de las hembras para aparearse. Pero existen otros machos ‘oportunistas’ que no construyen nido y se dedican a acercarse a las parejas de lábridos que se aparean en el nido para soltar grandes cantidades de esperma e intentar fertilizar algunos de los huevos a hurtadillas.
Lo que han comprobado Alonso y su equipo, y que publican en Nature Communications, es que las hembras producen un fluido desde los ovarios que rodea los huevos e influye en el proceso privilegiando a los espermatozoides más rápidos y, por tanto, a los machos que construyen nido. La clave está en que los peces merodeadores producen muchísimos más espermatozoides a costa de que sean más lentos, mientras que los peces que hacen nido producen menos espermatozoides pero mucho más veloces.
Referencia: Ovarian Fluid Allows Directional Cryptic Female Choice Despite External Fertilization (Nature Communications) DOI 10.1038/ncomms12452