Desde los inicios de su comercialización, los cigarrillos electrónicos han sido ofrecidos a la población como un instrumento de carácter “saludable”. Mucha gente piensa, por ejemplo, que estos aparatos constituyen una buena y beneficiosa manera para dejar de lado (un poco) la nicotina o el tabaco. Es más, hasta ahora se ha visto como la alternativa más viable para que los fumadores puedan mejorar, o al menos no empeorar aún más, su propia salud. Sin embargo, varios estudios recientes han puesto de relieve los efectos negativos (que no son menos que los del tabaco) de los cigarrillos electrónicos.
Esta es la parte que la población no conoce o bien no quiere hacer el intento de conocer. Los cigarrillos electrónicos son conocidos por muchos nombres diferentes, como e-cigs, sistemas electrónicos diseñados para suministrar nicotina (ENDS), sistemas alternativos para suministrar nicotina (ANDS), e-hookahs, vaporizadores, dispositivos de vapeo, etc. Estos están disponibles en muchas formas y tamaños y pueden presentarse como cigarrillos, cigarros, pipas, bolígrafos o en otros muchos modelos.
Además, por lo general, los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco como tal, pero muchos de ellos contienen nicotina. Pero no es la única sustancia adictiva presenten en estos aparatos: estos también contienen propilenglicol y/o glicerina vegetal; sustancias utilizadas para producir niebla escénica o teatral, la cual aumenta la irritación pulmonar y de las vías respiratorias después de la exposición concentrada. Además, los cigarrillos electrónicos y el vapor de estos pueden contener otros productos químicos como compuestos orgánicos volátiles (VOC), productos químicos saborizantes o formaldehído (sustancia química inflamable).
Por todo ello, organizaciones internacionales encargadas de velar por la salud, como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, clasifica a los cigarrillos electrónicos como “productos de tabaco”. Esta es una de las razones que han llevado a los científicos e investigadores a alertar, a través de numerosos estudios recientes, cuáles son los principales problemas del uso de estos instrumentos.
Los principales agravios desconocidos de los cigarrillos electrónicos
Los retos señalados para seguir recopilando evidencia sobre los efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos son varios: como se ha resaltado anteriormente, los compuestos varían según la marca y eso demanda estudios detallados de los efectos de cada uno. No es fácil, por lo tanto, calcular la cantidad exacta del consumo y de la magnitud de los problemas, más cuando estos se basan principalmente en modelos de líneas celulares y animales, pero existen ensayos generales que evidencian las consecuencias negativas de los cigarrillos electrónicos.
Por ejemplo, el instituto de genética de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia) ha confirmado que la exposición a los aerosoles de los cigarrillos electrónicos corresponde a un factor de riesgo tóxico elevado. El uso de estos aparatos induce alteraciones epigenéticas propias del ADN, en particular aquellas asociadas con la pérdida de metilación (principal mecanismo epigenético: regula la expresión de los genes en la secuencia del ADN que los compone) de los elementos LINE-1 (responsables de más de un tercio de la secuencia total de ADN que posee un organismo en particular).
Esta revelación sugiere, además, que el impacto de los cigarrillos electrónicos podría ser más significativo y rápido que el causado por el tabaco convencional. El uso de estos nuevos aparatos no solo induce daño al ADN, sino que también afecta a la integridad de la epigenética. En este caso, no alteran la secuencia del ADN pero sí afectan a cómo se leen los genes y, por lo tanto, cómo se manifiestan en el organismo. "Hemos descubierto un aumento en los niveles de genotoxicidad debido al uso de cigarros electrónicos, demostrando que vapear corresponde a un factor de alto riesgo para altos niveles de este fenómeno pronunciado", destaca este estudio colombiano.
La pérdida de protección en los cromosomas podría desencadenar una cascada de efectos negativos que afectan a la función celular y que aumenten el riesgo de padecer enfermedades crónicas. "Nuestros hallazgos resaltan la importancia de estudiar los efectos genéticos y epigenéticos del vapeo para determinar las consecuencias más exactas del uso del cigarrillo electrónico en la salud, unos materiales que no son del todo inofensivos y que comparten riesgos potenciales", concluye el ensayo.
Por otro lado, científicos de la Universidad de Louisville (Estados Unidos) han dado a conocer que la exposición a los aerosoles de dichos aparatos puede derivar también en arritmias cardíacas graves, según los resultados obtenidos al examinar ratones. Los hallazgos del estudio, publicado en la revista Nature Communications, subrayan la importancia de una estricta regulación de la industria de los productos de vapeo.
Mediante la implantación de electrodos para monitorear el ritmo cardíaco, los investigadores registraron un patrón alterado en la actividad eléctrica del corazón de los ratones expuestos a estos componentes. Este patrón anómalo indicó la presencia de arritmias cardíacas, una condición preocupante que puede aumentar el riesgo de accidentes cerebrovasculares y otras complicaciones en el corazón, como la conducción y el bombeo de sangre. Un trastorno que afecta principalmente a la señal eléctrica que viaja a través del corazón, esencial para mantener un ritmo cardíaco regular y estable.
Los hallazgos de ambos estudios refuerzan la creciente preocupación sobre los riesgos para la salud asociados con los cigarrillos electrónicos. Los resultados preocupantes subrayan a su vez la importancia de una comprensión más profunda y detallada de cómo los componentes de los cigarrillos electrónicos pueden impactar en la salud humana.