Ciencia

La cosa más grande del universo

La acumulación de galaxias en forma de anillo recién descubierta es tan increíblemente grande que violaría el principio cosmológico.

  • La nebulosa de Eta Carinae, una de las más grandes del universo, es insignificante al lado de las estructuras descubiertas

Piensa por un momento en la arena de la playa. Si tomas un puñado y te fijas en los granos, verás que cada uno es diferente a los demás. Sin embargo, si consideras el puñado en su conjunto los granos parecen más o menos uniformes. Si ahora consideras la arena de toda la playa entonces la arena es tan homogénea que es, a todos los efectos, la misma no importa donde tomes el puñado.

Bien, pues lo mismo pasa con el universo. No existe ningún lugar especial en el universo: ni centro, ni borde, ni ninguna zona donde las estrellas o galaxias se acumulen más que en otras. Y cada una de esas zonas está gobernada por las mismas leyes de la física.

Este principio de homogeneidad universal tiene un nombre, el principio cosmológico, y ha sido fundamental en el estudio del universo durante más de un siglo. Esta guía teórica ha sido la base de una ciencia en la que la observación sustituye a la experimentación.

El anillo de galaxias es tan increíblemente grande que violaría el principio cosmológico.

Pero ahora un grupo de investigadores encabezado por Lajos Balázs, del Obervatorio Konkoly (Hungría), ha descubierto algo que podría ser considerado lo más grande jamás observado en el universo observable (recordemos que el universo sigue más allá de lo que podemos observar): una acumulación de galaxias en forma de anillo localizada aproximadamente a 7.000 millones de años luz. El anillo es tan increíblemente grande que violaría el principio cosmológico: es como una roca en nuestra playa de arena perfecta.

El presunto cúmulo, hay que hablar así ante una afirmación tan extraordinaria, no es visible desde la Tierra debido a su lejanía. Se deduce su existencia de la observación de nueve brotes de rayos gamma, que son el resultado de estrellas supermasivas al colapsar formando agujeros negros.

Los brotes ofrecen pistas acerca de la localización de otras galaxias. En este caso los brotes estaban tan cercanos y eran tan similares entre sí que los científicos piensan que debe tratarse de un solo objeto. Calculan una probabilidad de 1 en 20.000 de que se trate de algo que ocurra al azar.

Este descubrimiento, de confirmarse, se trataría del último miembro del club de los filamentos galácticos: cúmulos de galaxias que forman los hilos que tejen el universo. Para hacernos una idea de los tamaños de los que hablamos, si tuviésemos que viajar de un extremo al otro del anillo recién descubierto a la velocidad de la luz, nos llevaría 5.600 millones de años lograrlo. Es tan inconcebiblemente grande que aún no se sabe cómo se ha podido formar, ignorancia que se extiende al conjunto de los filamentos.

Los científicos piensan que debe tratarse de un solo objeto.

Siendo enorme, este “gran anillo” tiene competencia para llevarse el título de cosa más grande en el universo. En 2013 se encontró un tapiz de galaxias, que llamaremos la “gran muralla”, que se estima que tiene 10.000 millones de años-luz de diámetro.

Es muy posible que la gran muralla termine llevándose el título pero se enfrenta al problema de que no presenta un límite bien definido. Será necesaria mucha más investigación para emitir un veredicto.

En cualquier caso, de confirmarse el descubrimiento del gran anillo nos encontraremos con un elemento más de estos filamentos que violan las reglas que creemos conocer. Aparte de no casar con el principio cosmológico, son demasiado grandes para obedecer las leyes que gobiernan la gravedad, que limitan el tamaño de las estructuras cosmológicas a, como mucho, 1.200 millones de años luz.

¿Ponen estos descubrimientos en cuestión las bases de la cosmología? El debate acaba de empezar.

Referencia: L. G. Balázs, Z. Bagoly, J. E. Hakkila, I. Horváth, J. Kóbori, I. I. Rácz and L. V. Tóth (2015) A giant ring-like structure at 0.78 < z < 0.86 displayed by GRBs MNRAS DOI: 10.1093/mnras/stv1421

* Este artículo es parte de ‘Proxima’, una colaboración semanal de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV con Next. Para saber más, no dejes de visitar el Cuaderno de Cultura Científica. 

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