Ciencia

¿Cuántas pelotas de golf puede soportar al océano?

Un equipo de científicos cuantifica por primera vez el impacto de esta contaminación tras la iniciativa de unos estudiantes que han retirado más de 50.000 pelotas de los fondos marinos.

  • ¿Cuántas pelotas de golf puede soportar al océano?

A principios de 2017, el investigador de la Universidad de Stanford Matthew Savoca recibió un correo electrónico de una estudiante universitaria de California en busca de ayuda. La chica, llamada Alex Weber, se había topado unos meses antes con una desagradable sorpresa mientras buceaba junto a su amigo Jack Johnson en las costas de la Bahía de Monterey: el lecho marino aparecía cubierto de centenares de pelotas de golf procedentes de los campos de la zona en los que se practica este deporte y ambos habían empezado una campaña para intentar retirarlos y concienciar a la sociedad del problema.

La bahía de Monterey  oculta miles de pelotas de golf bajo sus aguas

“Cuando Alex me contactó, ambos habían retirado más de 10.000 pelotas de golf - más de media tonelada”, escribe Savoca en The Conversation. Ahora, meses después de unirse a ellos en la investigación y tras la publicidad que dieron a su caso diferentes medios, el equipo ha retirado más de 50.000 pelotas de las playas y las aguas poco profundas, lo que supone unas 2,5 toneladas o el equivalente a un camión entero de basura. Y ofrecen las cifras en un trabajo publicado por Savoca en la revista Marine Pollution Bulletin junto a los dos estudiantes, en el que analizan por primera vez el impacto y las dimensiones de este fenómeno y ofrece algunas ideas para intentar atajarlo.

A partir de las muestras recogidas, los autores calculan que cada año se lanzan al mar unas 100.000 pelotas de golf solo en la zona de Monterrey y que podrían ser cientos de miles en todo el país y el resto del planeta. Muchas de las instalaciones donde los golfistas practican lanzan las pelotas al mar y, como estas se hunden, el problema pasa ampliamente desapercibido para los propios jugadores y el resto de personas que frecuentan la zona. Pero el asunto no es tan inocuo como puede parecer a priori.

Algunas de las pelotas recogidas por los voluntarios

Las pelotas de golf modernas están recubiertas por una capa de poliuretano y contienen un núcleo de goma. Los fabricantes añaden óxido y acrilato de zinc y peróxido de benzoílo para mejorar la flexibilidad y resistencia, pero estas sustancias resultan tóxicas para la vida marina. Aunque aun no se han detectado efectos en los animales sy plantas que viven en esta zona, lo cierto es que estas pelotas se degradan y fragmentan, arrojando estos microplásticos y sustancias químicas al océano. Cuando las bolas de rompen, de hecho, las aves y otros animales pueden ingerirlos y tener problemas con ellos.

La iniciativa ha ayudado a concienciar a los propietarios de instalaciones de golf de este problema

El trabajo de Alex Weber y su compañero, concluye Savoca, ha supuesto un gran impulso a la causa medioambiental en la zona y ha ayudado a concienciar a los propietarios de instalaciones de golf de este problema, de manera que muchos colaboran ahora para evitarlo y arrojar menos pelotas al océano y a la reserva natural de la Bahía de Monterrey. Y sobre todo, añade, envía un mensaje muy positivo a la sociedad: si un estudiante universitario puede conseguir algo asñi mediante su trabajo duro y dedicación, cualquiera de nosotros puede.

Referencias: Quantifying marine debris associated with coastal golf courses (Marine Pollution Bulletin) | A teen scientist helped me discover tons of golf balls polluting the ocean (The Conversation)

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