Aunque Charles Darwin no les dedicó especial atención, la publicación en 1947 del libro “Los pinzones de Darwin” (1947) del biólogo David Lack convirtió a estos pajarillos en la especie más carismática a la hora de explicar la selección natural. Los especímenes recogidos por Darwin en su viaje por las Galápagos estaban relacionados pero habían desarrollado adaptaciones específicas, por lo que se convirtieron en el mejor ejemplo de cómo se producen cambios adaptativos en la especies en función de factores ambientales.
El ancestro común de los pinzones llegó a las Galápagos hace alrededor de un millón de años.
Doscientos años después, un equipo de investigadores de las universidades de Uppsala y Princeton acaban de analizar el genoma de 120 de estas aves, incluidas las que encontró Darwin y otras dos estrechamente relacionadas, para reconstruir la historia evolutiva de estos animales. El resultado, publicado esta semana en la revista Nature, explica los cambios genéticos que condujeron a que los pinzones de cada isla hayan desarrollado picos con diferentes formas para atrapar insectos, coger semillas e incluso chupar sangre de las iguanas.
La clave está en los cambios producidos en un gen llamado ALX1, asociado con los cambios en las formas del pico, y la novedad está en el papel que tuvo la hibridación entre unas aves y otras en los cambios de este gen, ya que hasta ahora se creía que se habían producido solo por la presión de los cambios ambientales. Con estos datos, el equipo encabezado por Leif Andersson ha podido determinar que el ancestro común de los pinzones llegó a las Galápagos hace alrededor de un millón de años y que desde entonces han evolucionado en 15 especies diferentes en forma, tamaño, pico, cantos y forma de alimentarse.
La novedad está en el papel que tuvo la hibridación entre unas aves y otras.
"Durante nuestro trabajo de campo en las Galápagos hemos observado muchos ejemplos de hibridación entre especies de pinzones de Darwin pero el efecto a largo plazo de estas hibridaciones era desconocido", asegura Rosemary Grant de la Universidad de Princeton. Ahora se puede concluir, según los autores del trabajo, que la hibridación entre especies ha tenido un papel clave en la evolución de los pinzones y ha contribuido a mantener su diversidad genética.
Lo más interesante, para los científicos, es que se trata de un ejemplo en el que mutaciones pequeñas en un gen han sido claves en la diversificación de especies. Por otro lado, el gen ALX1 codifica un factor de transcripción que desempeña un papel fundamental en el desarrollo craneofacial de los vertebrados, incluidos los humanos, y también ha podido tener un papel interesante en nuestra evolución.
Referencia: Evolution of Darwin’s finches and their beaks revealed by genome sequencing (Nature) DOI: 10.1038/nature14181