Al menos cuatro grupos diferentes de hormigas han desarrollado el mecanismo de grandes mandíbulas que se cierran era atacar o defenderse. Se les llama "hormigas de la mandíbula trampa” y un equipo de investigadores del Museo Smithsonian acaba de demostrar que el mecanismo de las mandíbulas de uno de estos grupos funciona de manera totalmente distinta al de los demás.
En un trabajo publicado este jueves en el Journal of Experimental Biology, el equipo de Fredrick Larabee describe cómo las hormigas Myromoteras, que vive en zonas tropicales del sudeste asiático, utilizan sus “fauces” para atrapar a los pequeños colémbolos de los que se alimentan. “Es un ejemplo muy interesante de convergencia evolutiva”, asegura Larabee. “Diferentes hormigas de mandíbulas trampa tienen sistemas muy rápidos para acometer tareas parecidas, pero este grupo las ha desarrollado de forma completamente independiente”.
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Estos insectos, en concreto, colocan sus mandíbulas en un ángulo de 280 grados, en una posición en la que acumulan una gran energía elástica. Cuando las sueltan, el mecanismo se cierra en una fracción de segundo, pero medirlo es una tarea bastante complicada. “Estas hormigas son difíciles de ver en la naturaleza y casi imposibles de mantener con vida en el laboratorio”, asegura Andy Suarez, coautor del estudio.
Después de un meticuloso trabajo, los investigadores consiguieron filmar la mandíbula de la hormiga en acción con una cámara de alta velocidad a 50.000 fotogramas por segundo. Sus mediciones indican que el sistema se cierra en medio milisegundo, es decir, unas 700 veces uñas rápido que el parpadeo de un ojo, y que las fauces se desplazan a unos 80 km/h. Esto es más rápido que lo que podría moverse cualquier articulación accionada solo por un músculo y aún así es considerablemente más lento que el mecanismo accionado por otras hormigas, como Odontomachus, cuyas mandíbulas se mueven al doble de velocidad, uno de los movimientos más rápidos de la naturaleza.
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Esto es en parte así porque Odontomachus utiliza sus mandíbulas para impulsarse y huir de un peligro, pero las hormigas del grupo Myromoteras simplemente no lo necesitan. “Solo necesitan ser mas rápidas que los bichos que intentan comerse, y sus mandíbulas son suficientemente rápidas como para capturar colémbolos”, asegura el investigador. En cualquier caso, apunta Larabee, “lo mas interesante es que la disposición de los músculos y la forma en que las mandíbulas se bloquean abiertas es completamente diferente del resto de hormigas de mandíbula trampa que hemos estudiado”. Y eso las convierte en únicas.
Referencia: Performance, morphology and control of power-amplified mandibles in the trap-jaw ant Myrmoteras (Journal of Experimental Biology)