Aunque las vacaciones son en general algo muy positivo, no sientan a todo el mundo igual, y pueden constituir un periodo de riesgo para las personas con trastornos asociados al uso de sustancias, sobre todo el alcohol, agravado además por el calor, que actúa como desestabilizador de la salud mental, recoge EFE.
Así lo ha advertido la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) en una nota en la que aclara que el exceso de tiempo libre y de horas por rellenar, así como el incremento de las actividades de socialización pueden tener un efecto similar.
"En general, las personas que no tienen problemas, posiblemente puedan beber un poco más de lo habitual en vacaciones, pero siempre dentro de unos límites. Sin embargo, cuando hay trastornos mentales de base, este consumo puede provocar recaídas y descompensaciones", ha advertido el presidente de la SEPD, Carlos Roncero.
Según este doctor, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (Causa), las vacaciones son en principio algo positivo, pero hay casos, por ejemplo cuando la relación con la familia no es buena, que pueden acarrear estrés, irritabilidad o discusiones.
Unas situaciones que, a su vez, empujan a "personas vulnerables a entrar en un círculo vicioso que les puede llevar a consumir más sustancias, sobre todo alcohol, y recaer en la adicción".
El calor, factor potencialmente desestabilizador
A todo ello se une el calor, otro factor potencialmente desestabilizador de la salud mental, sobre todo para personas vulnerables o que ya padecen algún trastorno mental.
"Hay evidencias -argumenta el psiquiatra- de que el aumento de las temperaturas produce cambios y empeoramientos en algunas personas que tienen trastornos mentales", sobe todo son de tipo afectivo, de ansiedad o por consumo de alcohol.
Es recomendable priorizar las actividades relajantes y pasar el mayor tiempo posible con personas que no produzcan estrés.
Para el presidente de la SEPD, las causas que explican esta relación son muy variadas, y van desde el incremento de la actividad social, que puede llevar a beber más, a sensaciones corporales desagradables provocadas por el calor, susceptibles de generar ansiedad, irritabilidad e impulsividad, o incluso el efecto que las altas temperaturas provocan en algunas medicaciones.
Evitar el estrés en vacaciones
Esta sociedad científica aconseja seguir las recomendaciones generales para evitar problemas asociados al aumento de las temperaturas, priorizar las actividades relajantes y pasar el mayor tiempo posible con personas que no produzcan estrés.
"No nos podemos empeñar en estar con gente que nos produce estrés, porque eso al final empeora nuestra salud mental y nos puede llevar a caer en el círculo vicioso del consumo", ha zanjado.