En una de las muchas escenas vividas estos días en La Palma los bomberos desalojan a una mujer de su casa y le indican que debe salir inmediatamente de allí con su coche ante la cercanía de la lava del volcán. “Lo siento”, dice el bombero en las imágenes captadas por la Radio Televisión Canaria. “Es que le tira abajo la casa. Lo importante es la vida”.
El caso de esta mujer es uno más de los muchos que han perdido su hogar y sus pertenencias bajo las coladas de lava que emergen de la erupción desatada en la isla. Una vez a salvo en los lugares habilitados para el realojo temporal son atendidos por psicólogos como Cristina García, coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC) que trabaja estos días en el centro de los Cancajos. “Ahora mismo lo que tenemos son cuadros de ansiedad y hemos recibido a alguna persona en estado de pánico bloqueante”, explica a Vozpópuli. “Hay mucho estrés, mucho miedo, rabia, impotencia y mucho llanto”.
“Hay mucho estrés, mucho miedo, rabia, impotencia y mucho llanto”
La psicóloga de La Palma Alicia Pérez Bravo, también del GIPEC, lleva atendiendo a las personas realojadas por los militares y bomberos desde el principio de la erupción. “En los primeros momentos hay un estado de shock, de no saber reaccionar y digerir lo que está pasando”, relata. “Hay ataques de ansiedad, estrés, tristeza, o de ese letargo que genera el miedo, la frustración, la incertidumbre. Y lo que hacemos sobre todo es estar, mostrarles que estamos disponibles y que nos vean cercanos. Y después la escucha activa. Atender lo que vayan expresando, ir llevando a las personas a que pueda gestionarlas y sobrellevarlas”.
El agravante de la incertidumbre
Entre las personas que son realojadas estos días, cuenta Alicia, “llegan las que ya te cuentan “mi casa se la ha comido la lava” y otras que vienen con la incertidumbre”. Son estos últimos casos en los que la ansiedad es incluso mayor, puesto que la falta de información puede llegar a ser desesperante. “Sin lugar a dudas el peor estado es la incertidumbre, por eso es muy importante el papel de los medios, que las administraciones realicen comunicados cada poco tiempo”, asegura García, quien recalca que no ha habido una comunicación oficial bien programada para los que están evacuados.
Los psicólogos recalcan que no ha habido una comunicación oficial bien programada para los que han sido evacuados
“Muchos de los síntomas que manifiestan es por no tener información, van conociendo la situación de mano de lo que el móvil les puede decir”, sostiene Pérez Bravo. “Sería importante que pudieran disponer de información de forma diaria. No se está dando información, y ellos se enteran a través de los móviles y los familiares que los llaman. Es una de las demandas que más realizan, y ya lo hemos trasladado”.
Esta falta de información a las personas que han tenido que salir de sus casas, explican las especialistas a Vozpópuli, produce inestabilidad emocional y agrava la situación de muchas de estas personas. “Yo necesito calmarme y la información me da inseguridad, incluso es útil decir que no hay novedades, porque al menos sé que la situación está como la ultima vez que me lo dijiste, por lo menos hacer comunicados cada cuatro horas”, insiste Cristina García.
Un volcán de emociones
Como señalaba el bombero de la escena de la evacuación, la vida es el principal argumento al que aferrarse en este tipo de situaciones catastróficas, donde las personas no saben qué va a pasar con su situación personal. “Esta mañana una de las personas me decía que por lo menos estamos vivos”, apunta Pérez Bravo. “Lo prioritario es la vida y de aquí se puede tirar para adelante mientras haya vida. Es de las cosas que más ayudan”.
“Es un proceso largo en el que lo que no salga ahora saldrá más tarde”, advierten las psicólogas
Junto a ello, los psicólogos de emergencia tienen una serie de herramientas que han probado en otras muchas situaciones y que son muy útiles para canalizar el dolor y la ansiedad y evitar que con el tiempo esta situación produzca problemas mayores. “Es un proceso largo en el que lo que no salga ahora saldrá más tarde”, asegura la psicóloga. “Si no se gestiona bien lo peor es que aparezca después el estrés post-traumático y puede ser muy real”.
“Puede que muchas de las personas vayan a desembocar en distintos trastornos, pero la mayoría no van a necesitar terapia en el futuro”, explica Cristina García. “Los psicólogos de emergencia lo que hacemos son los primeros auxilios psicológicos, contamos con herramientas, por eso las valoraciones individuales, porque no a todo el mundo le ocurre lo mismo. Depende de la mochila que tenga cada uno, de su experiencia… Y uno de los elementos más útiles es la ventilación emocional, el desahogo es uno de los principales recursos con los que contamos, la escucha activa, el poder ayudarles a tener las necesidades básicas cubiertas…”.
Una de las consecuencias más directas de una catástrofe así es el bloqueo que lleva a no saber tomar decisiones. “Estás tan bloqueado que piensas que estás encapsulado en una realidad que no es tuya y no sabes cómo afrontarla”, explica Alicia Pérez Bravo. “Hoy por ejemplo una de las personas me descía que no solo había perdido su casa, sino también el trabajo, y cuando le he preguntado por qué, me ha dicho que porque no puedo ir, sin pensar que puede hablar con su jefe y se puede arreglar. Pero su mente se cierra a cualquier posibilidad”, asegura.
El impacto colectivo
En opinión de Cristina García no hay ninguna componente psicológica en este tipo de catástrofes que sea diferente de la de un derrumbe de pisos, por ejemplo. “El duelo es el mismo, han perdido todas sus pertenencias y toda su vida, todo por lo que han luchado”, asegura. Sin embargo, a nivel colectivo no tiene dudas de que tendrá un impacto, al igual que lo han tenido eventos como el 11-S a nivel de población. “La afectación y el impacto social también lo vamos a notar”, afirma.
Para Alicia Pérez Bravo también está claro que la erupción producirá un efecto en las mentes de los habitantes de La Palma, además de los daños materiales. “Imagina con toda la situación de crisis con el tema de la Covid-19”, asegura. “Esto es un poco similar, te debes plantear ahora cómo afrontas todo esto, y la incertidumbre es tal que te puede hacer colapsar y pasarte factura a nivel negativo”. Aunque hay pocos estudios al respecto, algunos trabajos con los afectados por erupciones como las del volcán Eyjafjallajökull, en Islandia, apuntan que las personas que pasan por una de estas experiencias son más vulnerables a problemas de estrés y ansiedad en los años siguientes.
Para el psicólogo sanitario Eparquio Delgado, director del centro psicológico Rayuela, en Canarias, es obvio que la erupción tendrá un impacto psicológico, sobre todo en los afectados directamente, pero se muestra optimista y cree que con el paso del tiempo lo normal es que el tema se naturalice, como pasa con todo. “Una de las cosas que tiene el ser humano es que nos habituamos a todo tipo de situaciones”, asegura. “Por supuesto, quedará el miedo, pero no debemos infravalorar la capacidad de recuperación que tenemos los seres humanos".
Entre el horror y la maravilla
Otro de los efectos que está teniendo esta erupción entre la población es esa sensación doble de maravillarse ante el espectáculo que despliega la naturaleza y el horror de saber la tragedia humana que está provocando. “Eso es el dualismo emocional, de hecho ya desde los equipos de emergencia hablábamos de eso”, confiesa Cristina García. “En un principio era como esa maravilla, sobre todo los menores de 50 años que nunca han vivido algo así, pero cuando ya te paras, te das cuenta del horror y de la situación de las personas que viven por la zona, tanto por los que han perdido su casa como los que tienen la incertidumbre”.
"Es natural querer asomarse y contemplarlo. Nadie debería sentirse culpable por querer hacerlo”
“Son sentimientos encontrados, y te lo puedo decir incluso por mí misma”, asegura Alicia Pérez Bravo. “Por un lado está la emoción porque es un hito histórico, un espectáculo de la naturaleza, fascinante, y por otro lado ves las situaciones que esta naturaleza está ocasionando, de rotura de vidas. Es un sentimiento muy humano, es natural querer asomarse y contemplarlo. Nadie debería sentirse culpable por querer hacerlo”.