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Arda Turan fue el único Messi

  

El Barça sigue sin poder con el Atlético esta temporada. Van tres intentos y tres empates, con un solo gol a favor del que presumir. Todo un avance para los madrileños. Simeone, a partir de planteamientos radicalmente defensivos, máxima intensidad, la vida en que cada pelota dividida, ha encontrado una fórmula para que el equipo que mejor juega desde hace unos cuantos años no acierte a jugar. El Barça no encontró vías por donde agujerear a su rival, por donde prosperar como de costumbre.

Pero no sólo fue la táctica hirviente del Cholo lo que niveló la contienda más esperada. También el miedo a la inversa, el respeto que se han ganado los colchoneros, las precauciones con las que el Barça igualmente les enfrentó. Desde la alineación irreverente, desprovista de Messi y Neymar por una intención indisimuladamente más física y solidaria. Hasta la manera de jugar, la atención extrema a las virtudes del Atlético. Ni se soltó el líder (y campeón de invierno) ni le dejaron soltarse. Fue una sesión de mínimos riesgos y poco fútbol, agarrados ambos al empate como innegociable mal menor, incluso mayor.

Renunció más al ataque y a la pelota el Atlético, quizás de manera excesiva. Porque montar contras sin nadie en el horizonte representó realmente una quimera. Mucho sudor general, el grito constante de las tribunas (el Atlético jugó ciertamente con doce) y un solo futbolista técnicamente sublime: Arda Turan. El turco fue el único Messi (y eso que el argentino dejó tres diabluras en el rato que le dejaron jugar) que pisó el Calderón. Las grandes jugadas salieron de sus botas. Controles impensables, regates prodigiosos, pericia para salir airoso de un acorralamiento masivo, tres maniobras sublimes, la mejor asistencia y hasta el remate más peligroso de la noche. Así que tras el 0-0, quizás por justicia poética, el turco se abrazó con Messi y dejó el campo con la camisa del mejor del mundo en la mano. Y viceversa. La estampa que puso el lazo final a la noche en la que el Atlético cerró de pie la mejor primera vuelta de toda su historia.

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