"Va a jugar Moyá", anunció el técnico en conferencia de prensa en la víspera del encuentro. Moyá, el titular tanto en la Liga como en el doble duelo del pasado mes de agosto en la Supercopa de España ante el Real Madrid, jugará su primer partido del curso de la Liga de Campeones, una vez que la anterior elección del técnico para el primer partido en este torneo, el pasado 16 de septiembre contra Olympiacos en el estadio Georgios Karaiskakis, fue el esloveno Jan Oblak.
Oblak ya fue señalado en la derrota del Atlético en Grecia, y la decisión de Simeone de relegarlo a la suplencia deja muy tocado al portero más caro de la historia de la Liga.
Porque, además, la derrota en la primera jornada ante Olympiacos traslada la presión al Atlético. El de lal Juventus es un duelo clave para los rojiblancos contra el equipo con los mejores números de Europa en esta campaña.
La sensación de encuentro transcendente es unánime en el club, el equipo y la afición del Atlético, subcampeón de la competición la pasada temporada y en busca de sus primeros tres puntos en esta edición del torneo, en un partido enorme entre dos de los conjuntos más fiables del continente, que prometen alta intensidad.
El Atlético es el actual campeón de Liga. Ahora es tercero en la clasificación, con una goleada incontestable el pasado sábado ante el Sevilla y subido en una racha sin derrotas en sus últimos catorce partidos en el Vicente Calderón, donde sólo ha perdido uno de sus 30 encuentros más recientes en casa, incluidos seis en la 'Champions'.
La Juventus domina la competición en Italia. Campeón de Liga en el pasado ejercicio, las cinco primeras jornadas reafirman su potencial día a día. Lo ha ganado todo, también el primer duelo del torneo europeo (2-0 al Malmoe), está imbatido y Carlos Tévez es su goleador, con media docena de tantos en sólo cinco choques.
Es un duelo de máxima exigencia para el Atlético, pero también con mucha importancia para sus opciones en el grupo. Son tres puntos relevantes, pero, en cualquier caso, todavía no son definitivos. Ni siquiera la derrota descartaría al equipo rojiblanco de la pelea, aunque sí minimizaría su margen de error en las siguientes jornadas.
Un partido calificado como "final" en el vestuario y en el que el Atlético sólo piensa en el triunfo con esa innegociable mentalidad ganadora, su ambición habitual y las cualidades que le impulsaron hace cuatro meses al título de Liga y a la final de la Liga de Campeones, reforzadas por el imponente duelo ante el Sevilla (4-0).