El guardameta de la Real Sociedad, Claudio Bravo (Buin, Chile, 13 de abril de 1983) es una de las opciones que maneja el Barcelona para cubrir la vacante que el 30 de junio dejará Víctor Valdés. Más presente en los pensamientos del Tata Martino que en los del director deportivo, Andoni Zubizarreta, el nombre del arquero chileno figura junto a los de Pepe Reina (Nápoles) y el alemán Ter Stegen (Borussia Mönchengladbach).
En noviembre del año pasado, Bravo renovó su contrato con la Real hasta 2017 y su cláusula de rescisión es de 30 millones de euros. Aunque todas las temporadas ha habido clubes que se han interesado en conocer su situación, especialmente en Italia, el guardameta nunca ha alimentado la rumorología y el club donostiarra tampoco se ha planteado su traspaso.
Precisamente es por ello sorprende que Bravo haya sido ofrecido recientemente al Manchester City, equipo que dirige su compatriota Manuel Pellegrini. Además por un agente que no es el suyo, aunque sí de la máxima confianza de Loren, director deportivo de la Real. Claro que el nombre del meta chileno parece que no es el único de un realista que ese mismo despacho de representación está meneando en el mercado.
Este mismo lunes, Bravo escribía en su columna semanal en 'El Mercurio' sobre su adaptación a la Real y se deshacía en elogios hacia el club donostiarra. "Yo tuve suerte", asegura el chileno. "Lo primero que me dijeron al llegar a San Sebastián, en el País Vasco, fue Ongi Etorri, que significa "Bienvenido", pero no de una manera formal, no de la forma en que lo puedes leer en un cartel de aeropuerto, sino realmente "Bienvenido, queremos que seas uno de nosotros".
Y sigue el chileno: "Dije líneas atrás que tuve suerte, y es verdad. Porque llegar a un lugar en donde el respeto por tu profesión es absoluto, en donde te dan ánimo en la calle y celebran tu esfuerzo y trabajo, hace que quieras devolver la mano a la comunidad mediante todo tu compromiso y entrega en el equipo que los representa. Y al sentirte parte de ellos, bueno, te vas adaptando".
Bravo sólo tiene palabras de agradecimiento hacia la Real y, aunque en algún momento su columna pueda sonar a despedida, al final despeja las dudas: "Hoy llevo casi ocho años ya en Europa, y tengo contrato con la Real hasta 2017. Y si todo sigue como está, porque más no se puede pedir en el ámbito humano, seré el chileno con más años en un mismo club europeo".
Lo cierto es que Claudio es el segundo extranjero que más veces ha vestido la camiseta de la Real, sólo por detrás de Kovacevic. "Es verdad que me quedan muchas cosas aún por vivir. Sé que vendrán nuevas alegrías y nuevas penas en el plano futbolístico, pero cuando veo a mi familia habituada en San Sebastián, cuando se me acerca la gente en la calle con una sonrisa y veo que esto es lo que trajo el cambio para mí, solo puedo decirles Eskerrik asko: Muchísimas gracias".