Hace mucho que lo venimos repitiendo: el VAR es un sindiós pero es mucho mejor que los atracos que existían antes en el fútbol. Porque ahora se imparte más justicia arbitral que antes, si bien todavía nos queda el entretenimiento de la moviola porque siempre entra en juego el factor humano. Es decir, por muy buena que sea una herramienta tecnológica, decide una persona que por supuesto puede equivocarse.
Bendita moviola y benditos errores porque sin eso la cosa balompédica sería bastante más aburrida. Resulta paradójico, de hecho, que los foros donde se vierten más quejas severas contra los árbitros sean precisamente los programas de radio y televisión que se alimentan de esas polémicas inacabables e inacabadas acerca de tal o cual penalti dudoso. Este año la controversia emana sobre todo de cómo los árbitros juzgan mirando el VAR esas jugadas en las que un jugador toca el balón con la mano en su propia área.
Lo que antes era un penalti de toda la vida, sin excusas, tiene ahora finos matices que se engarzan con la voluntariedad de la acción, con la naturalidad o no de la posición y, lo más polémico, con si el VAR tiene o no que intervenir para corregir al árbitro en estas u otras jugadas. Por muchas vueltas que se le den en los programas citados o en las conversaciones de taberna -en las que, por cierto, hay gente de todas las ideologías, diga lo que diga el jefe del CIS-, el reglamento está bastante claro. Pero el comportamiento de los aficionados sigue siendo el mismo.
Donde los seguidores de un equipo ven un penalti claro, y para ello se valen de mil argumentos de lo más variopinto, los aficionados del contrario ven todo lo contrario. Ambos grupos de gente visionan las mismas imágenes pero llegan a conclusiones opuestas. Se llama forofismo aunque otros le llamen pasión
Quiero decir que ni con el VAR han cambiado las cosas. Como viene ocurriendo desde que el fútbol es fútbol -aunque ahora no lo sea exactamente-, donde los seguidores de un equipo ven un penalti claro, y para ello se valen de mil argumentos de lo más variopinto, los aficionados del contrario ven todo lo contrario. Ambos grupos de gente visionan las mismas imágenes pero llegan a conclusiones opuestas. Se llama forofismo aunque otros le llamen pasión. Nihil novum sub sole.
En estas horas convulsas de esta Liga que todos criticaban pero está más emocionante que nunca el madridismo anda soliviantado por el penalti justísimo que le pitaron al equipo blanco por mano de Militao en el encuentro contra el Sevilla. Por supuesto que el árbitro no se equivocó en esa jugada, pero eso es ya lo de menos. "Robo". "Escándalo". "Competición adulterada". Y así con unos cuantos delirios más que vendan que existe una suerte de conspiración para robarle la Liga al Madrid.
Basta ya de conspiraciones absurdas. Ya tuvimos bastante con aquella infame campaña sobre aquel paranoico "villarato"
Podemos debatir mucho sobre si los trencillas españoles son buenos, malos o regulares. Ese es un debate legítimo y si me apuran necesario. También está claro, a la vista de los hechos y porque así lo denuncian varios entrenadores y futbolistas, que la norma sobre las manos en el área que son o no penalti. Otro debate que debe abordarse para mejorar las cosas. Pero basta ya de conspiraciones absurdas. Ya tuvimos bastante con aquella infame campaña sobre aquel paranoico "villarato".
Lo ha dicho con calma y tino uno de los pocos comentaristas televisivos que pese a que no esconde sus colores siempre intenta conducirse con sinceridad y sin aspavientos. Me refiero al ex jugador del Madrid Álvaro Benito: "No creo en conspiraciones". Tampoco la mayoría de aficionados creemos en ellas. Pero venden que no veas. Y también entretienen, no puede negarse.